Edimburgo, 8 de octubre de 2013
Nacido en Londres, Rowlandson viajó por Europa, fundió una inmensa fortuna en el juego, pintó... y sobre todo fue un gran grabador y caricaturista, maestro de la sátira y el erotismo.
La política, la moda, el amor, las costumbres... todo pasó de forma crítica bajo la mirada de Thomas Rowlandson, quien dejó su visión ingeniosa, mordaz, atrevida... divertida generalmente.
Rowlandson se burló de los políticos, e incluso de la familia real, aunque fue el joven George, Príncipe de Gales (1762-1830) y más tarde George IV, quien comenzó a recopilar una gran colección de obras de Rowlandson, de las cuales serán exhibidas ahora en torno a un centenar.
El grabado satírico era una tradición en la Gran Bretaña de su tiempo, donde la libertad de prensa siempre fue aprovechada por los artistas. Los grabados satíricos fueron coleccionados por la élite de moda, que los exhibían en álbumes o en las paredes, se divertían con ellos en fiestas y encuentros de café.
George IV compartió el gusto por coleccionar impresiones, a pesar de que la familia real a menudo fue objeto de broma, pese a los intentos de esta por evitar ser blanco de ataques a su estilo de vida.
Entre los temas expuestos estarán los asuntos políticos del país y del exterior, la alta sociedad londinense de la época, los prestamistas, y asuntos relacionados con el amor y los temas festivos, sin olvidar incluso los trabajos paisajistas del autor.
Reacciones de distintos espectadores en la interpretación de un oratorio (1800). Royal Collection Trust / (C) Her Majesty Queen Elizabeth II 2013
La duquesa de Devonshire besa a un carnicero, en su actividad de apoyo a una candidatura politica de 1784. Royal Collection Trust / (C) Her Majesty Queen Elizabeth II 2013
Médico convexo y cóncavo Señora (1802). Royal Collection Trust / (C) Her Majesty Queen Elizabeth II 2013