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Mikel Díez Alaba. Transitando un tiempo

Bilbao, 4 de febrero de 2014
Fundamentalmente paisajistas, las piezas que forman la exposición, obras de plena madurez artística, han sido escogidas por el propio Díez Alaba con el propósito de construir una armonía en la que los trazos llenos de vitalidad de sus pinturas promuevan en el espectador una actitud contemplativa que le lleve a reflexionar sobre la naturaleza.

Tras iniciar su formación artística en su ciudad natal, Mikel Díez Alaba (Bilbao, 1947) viajó primero a Valencia y luego a Madrid para completar los estudios en las escuelas superiores de Bellas Artes de San Carlos y de San Fernando, respectivamente. A comienzos de los años setenta se trasladó a París con una beca de la Fundación Juan March.

Durante estos años iniciales se dio a conocer con obras centradas en la crítica social, con figuras distorsionadas en escenarios austeros y desapacibles. Es una pintura figurativa, en clave expresionista y con influencias británicas –Bacon, Hockney o Peter Blake–, que critica en clave irónica, el contexto social y las costumbres y los personajes de la burguesía.

Este periodo en diálogo con los acontecimientos de la época fue breve y, a partir de 1974, dio un giro a su obra con la eliminación de la figura humana de su repertorio. Evoluciona hacia una abstracción expresionista, plasmada a través de un cromatismo enérgico y un trazo violento. Con esta técnica describe estructuras geométricas, que enmarcan líneas negras, rojas, blancas y amarillas, impresas con el gesto vigoroso e irracional de la action painting.

A partir de 1976 abandona esas imágenes urbanas imprecisas y nocturnas para renovarse formalmente al explorar la luz del día y la naturaleza. Con técnica siempre gestual y cromatismo brillante, comenzó a interesarse en describir abstracciones de aspecto vegetal, que pronto se convirtieron en amplios paisajes. En un principio, evocaban el paisajismo romántico alemán por sus árboles y motivos vegetales, ejecutados con una técnica delicada y transparente. Pero pronto adquirieron un carácter más surrealista. Descubre en esta época el pensamiento de Jorge Oteiza, que condiciona su concepción de la experiencia artística como vía de conocimiento, y la importancia esencial del proceso de elaboración, lento y concienzudo, de sus obras.

En 1981, con el traslado de su residencia a Menorca cambia definitivamente su pintura, a partir de entonces trasmutada por la luz y el paisaje que le rodean. El nuevo entorno natural torna su pintura lírica, plena y vital. La técnica gestual se vuelve más controlada y abstracta para recoger los matices del mar y el cielo en un personal equilibrio, o tensión, entre abstracción y figuración. Las formas se definen y el cromatismo se enriquece para expresar la relación del pintor con los espacios abiertos de su entorno.

Mikel Díez Alaba. Transitando un tiempo
Museo de Bellas Artes de Bilbao
Museo Plaza, 2. Bilbao
Hasta el 28/4/2014

Equinoccio de otoño, 2012. Mikel Díez Alaba

Equinoccio de otoño, 2012. Mikel Díez Alaba

El Carro de Helios, 2013. Mikel Díez Alaba.

El Carro de Helios, 2013. Mikel Díez Alaba.

Sin título, 2012. Mikel Díez Alaba.

Sin título, 2012. Mikel Díez Alaba.

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