Cancún, México. diciembre de 2010
La cumbre se ha sellado con un acuerdo de todos –salvo Bolivia- que supera las posturas muy enfrentadas de países como EE.UU. o China, y devuelve la esperanza de combatir el calentamiento global tras el fracaso de la cumbre de Copenhague. Ahora se espera que la próxima cumbre en Durban, Sudáfrica, remate el avance logrado por consenso.
Bolivia fue el único país que se opuso al acuerdo. Para los bolivianos, el texto carece de ambición real para la lucha contra el calentamiento global y faltan propuestas en ese sentido.
En Cancún se ha acordado el diseño de un “fondo climático”, se incluyen anunciaron medidas para limitar la deforestación, el fomento de las energías limpias y el apoyo a los países en desarrollo a adaptarse al cambio climático.
Para los ecologistas, la declaración final es positiva. WWF considera que quedan importantes retos políticos sin abordar y mucho trabajo por delante para llegar a un acuerdo final en Sudáfrica.
A pesar de que los gobiernos no han acordado una segunda fase del Protocolo de Kioto como reclamaba WWF, la organización valora positivamente el compromiso para llevarlo a cabo el año próximo en Durban.
”Los países industrializados miembros del Protocolo de Kioto han reconocido finalmente que es necesario reducir sus emisiones del 25 al 40% para el 2020. También han manifestado que se requiere mucho más que las actuales promesas de reducción realizadas en el Acuerdo de Copenhague para alcanzar una meta compartida que permita limitar el aumento de la temperatura a 2°C”, recuerda WWF.
WWF considera que es imprescindible mayor liderazgo por parte de la Unión Europea, y considera que Estados Unidos debe redoblar sus esfuerzos para reducir emisiones con transparencia y llegar a Durban en condiciones de apoyar un acuerdo global legalmente vinculante.
Juan Carlos del Olmo, Secretario General de WWF en España, ha declarado: “Lo positivo de Cancún es que, a diferencia de Copenhague, donde se impuso la ley del más fuerte en el último momento, aquí se ha demostrado que con voluntad política y negociación se puede llegar a un acuerdo dentro del marco de Naciones Unidas, el único posible”. Y añadió: “Lo negativo es que, a pesar de los avances en Cancún, aún no tenemos un acuerdo vinculante que obligue a reducir las emisiones en la magnitud necesaria”.
Greenpeace considera que los gobiernos han tomado la decisión correcta en Cancún, decantándose por el consenso en los temas clave en lugar de priorizar posiciones polarizadas, y han empujado al mundo hacia el acuerdo justo, ambicioso y legalmente vinculante que el clima necesita.
Según la organización ecologista, la Unión Europea ha sido constructiva en este proceso y reconoce su esfuerzo conciliador y el valor de actitudes como la de España -de anunciar su apoyo ala reducción del 30% en esta cumbre- que, según la organización, ha aportado un espíritu positivo a la negociación.
Greenpeace recuerda que este año ha estado marcado por las graves consecuencias del cambio climático -récord de aumento de temperaturas, fenómenos meteorológicos extremos y un deshielo del Ártico sin precedentes. Y, por esta razón, la cumbre del año que viene en Durban, Sudáfrica, no puede ser otra parada en el camino.
Greenpeace sisntetiza los principales elementos del acuerdo:
· Necesidad de que los países industrializados asuman un compromiso conjunto de reducción de emisiones del 25 al 40%, tal como recomiendan los científicos y reconocimiento de los compromisos de reducción de emisiones que están actualmente sobre la mesa para evitar el límite infranqueable de los 2C.
· Financiación: los gobiernos han establecido el fondo climático internacional que debe vehicular las aportaciones que los países industrializados deben poner a disposición de los países en desarrollo para que estos reduzcan sus emisiones y detengan la deforestación. Sin embargo, las fuentes de las que provendrá el dinero y otros detalles del fondo y quedan por determinar durante el próximo año.
· Lucha contra la deforestación: se ha avanzado en el establecimiento del mecanismo de protección de los bosques tropicales contra la deforestación, tomando en especial consideración los derechos de las poblaciones indígenas y la biodiversidad. Sin embargo, los detalles de este mecanismo llamado REDD (1) deberán definirse a lo largo del próximo año.
Greenpeace despliega una pancarta en la que un activista desnudo exige a la Unión Europea que adopte el compromiso de reducir un 30% sus emisiones