Madrid, 19 de enero de 2016
Aunque aún están más al sur las pequeñas islas de Diego Ramírez (a unos 100 kilómetros) el territorio mítico que se asocia al extremo sur de América es este cabo desolado, desde el que se contempla la unión de los océanos Atlántico y Pacifico.
La compañía Australis realiza unos atrayentes cruceros por la zona, que parten de Usuahia o de Punta Arenas y que conducen al visitante por un territorio colmado de atractivos naturales: glaciares, cascadas, bosques patagónicos y magnífica fauna. Para el viajero es un descubrimiento… un descubrimiento tan magnífico como el sentirse liberado de los teléfonos móviles, pues a estos alejados rincones no llega apenas la señal telefónica. 
Australis conmemora este año el 400 aniversario del “descubrimiento” del Cabo de Hornos, aunque más que “descubrimiento” debería hablar del “bautizo”, pues el cabo no sólo estaba conocido con toda seguridad por los indígenas que poblaban este extremo sur americano, y que prácticamente desaparecieron con la llegada de colonos europeos, sino que seguramente fue conocido anteriormente tanto por los integrantes de la expedición de Francisco de Hoces (1525) quien fue desviado por el temporal de su ruta por el paso de Magallanes y cruzó por el entorno de los 55 grados de latitud sur. Incluso tuvo que pasar por allí el propio Drake medio siglo más tarde.
Pero el nombre de Hornos parece evocar el cruce de este espacio por una expedición de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales que llegó a la Patagonia en el final del 1615 con dos navíos (El Eendracht y el Hoorn) en busca de rutas alternativas al Cabo de Buena Esperanza. La singladura del Hoorn acabó en la Patagonia, pero su nombre quedó “bautizando” al cabo sureño, ante el que los holandeses pasaron ahora hace 400 años. 
Este mar sureño que separa América de la Antártida es violento. Centenares de barcos han llegado al final de su existencia en estas aguas frías y violentas, aguas que unos denominan como el Paso de Drake y otro como el Mar o Paso de Hoces en memoria de los marinos que lo surcaron en el siglo XVI.
Temido por su bravura, por los temporales e incluso los icebergs; mítico por los relatos de los naufragios, este paso del extremo sur de América decayó en interés para el tráfico y en valor estratégico con la apertura del canal de Panamá. Pero el interés ecológico de la zona sigue siendo impresionante.
Con motivo de la celebración de Fitur, la compañía chilena de Cruceros Australis, recuerda este 400 aniversario: “Este lugar sigue siendo uno de los más indómitos y únicos del planeta”, comenta Frederic Guillemard, gerente de Australis para Europa. 
Para el gerente de Australis, esta ruta que discurre por Tierra del Fuego, Estrecho de Magallanes, Canal Beagle hasta llegar al Cabo de Hornos, desde hace 25 años, proporciona “la magia de pisar uno de los límites de la tierra, lo que resulta una cita para todos aquellos que busquen algo especial”.
La temporada de cruceros por este extremo sur comienza el 25 de septiembre y se extiende hasta abril de 2016 con diferentes programas de navegación que comienzan y terminan en Punta Arenas o Ushuaia indistintamente; con desembarcos diarios y guías expertos en la geografía, flora y fauna de la zona.
Adicionalmente, durante la temporada hay viajes especiales enfocados en la observación de ballenas o la recreación de la ruta de Darwin.
Por Artemio Artigas 
Escena en una playa de la Bahía Ainsworth. Imagen de Guiarte.com
El oleaje rompe violentamente en el Cabo de Hornos, por lo que a veces es difícil el desembarco. Imagen de Guiarte.com
El Cabo de Hornos tiene la riqueza del enclave natural y el encanto de lo mítico. Imagen de Guiarte.com
Punta Arenas. Detalle de su famoso cementerio. Imagen de Guiarte.com
Ushuaia, desde el puerto. Imagen de Guiarte.com