La muestra, producida por Seacex nace como consecuencia de la celebración en 2004 de un nuevo Año Santo Compostelano, el primero del siglo XXI y, por tanto, del Tercer Milenio. Pretende documentar, centrándose sobre todo, pero no exclusivamente, en la Edad Media (los siglos de la Edad Moderna, límite de su contenido, aunque con un menor número de piezas, tienen también una muy destacada presencia en el material expositivo), la enorme importancia que en lo espiritual, social, económico, artístico, etc. poseyeron –y todavía poseen hoy, conviene no olvidarlo- el culto al Apóstol Santiago y, como reflejo de él, la peregrinación al santuario, emplazado en un remoto finisterre atlántico, que custodiaba sus restos mortales.
Era aquella peregrinación un movimiento de masas convertido, merced a los estrechos contactos que el desplazamiento propiciaba, en uno de los ingredientes que más decidida y decisivamente contribuyeron, como en su día anticipó ya H. W. Goethe, a la conformación de lo que hoy entendemos por Europa.
La exposición se estructura en seis capítulos.
El primero, El nacimiento de un culto, se ocupa no sólo de las circunstancias en que se produce, alrededor del año 830 (F. López Alsina) y en un apartado lugar del noroeste de la Península Ibérica, perteneciente a la diócesis de Iria, el descubrimiento, por parte del Obispo Teodomiro (+ 847), de un viejo sepulcro que se interpretó como el del Apóstol Santiago el Mayor. Valora también los precedentes textuales de ese hallazgo (remontables, como mínimo, al siglo VI) y su rápida difusión ultrapirenaica.
El segundo capítulo, La expansión del culto y el desarrollo de la peregrinación a Santiago, estudia cómo un fenómeno, de carácter muy local en un principio, acabó convirtiéndose en uno de los grandes referentes devocionales de la Cristiandad, señalando las novedades que poco a poco se van produciendo y también la crisis que conoce como consecuencia de los ataques que tanto sobre sus fundamentos como muy en particular sobre sus desviaciones efectúan, en el siglo XVI, los sectores reformistas.
Los peregrinos: viajeros de ida y vuelta, es el título del tercer capítulo. Analiza todo lo que se relaciona con los protagonistas de la peregrinación: su indumentaria, la preparación y desarrollo del viaje, su estancia en la ciudad y en la basílica del Apóstol y su posterior retorno al punto de partida.
El cuarto capítulo, Santos y devociones complementarias de la peregrinación a Santiago, examina selectivamente, ante la imposibilidad, por su amplitud, de hacerlo de manera exhaustiva, el fascinante complejo devocional que se asociaba, tanto al sur como al norte de los Pirineos, a la peregrinación a Santiago, ya valorado en la Guía del Peregrino, el Libro V del Códice Calixtino, que dedica un capítulo completo, el VIII, a informar de los “cuerpos de Santos que descansan en el Camino de Santiago y que han de visitar los peregrinos”.
La peregrinación a Santiago y las manifestaciones artísticas, capítulo quinto de la exposición, se centra en la evaluación del impacto real de la peregrinación sobre las actividades artísticas, distinguiendo, conforme a lo señalado en su día por J. Yarza, hoy, a veces con denominación diferente, comúnmente aceptado, entre un Arte del Camino, producto directo del hecho cultual de la peregrinación (definido antológicamente, por ejemplo, en la creación de la figura de Santiago como peregrino), y un Arte en el Camino, sólo en apariencia vinculado a él (sería el caso, entre otros, de la llamada escultura románica del Camino de Santiago).
El sexto y último capítulo, Santiago, meta de la peregrinación: el Santuario y la ciudad, pasa revista, mediante piezas y documentos, a la evolución constructiva y decorativa del Lugar Santo desde los orígenes hasta el siglo XVIII. Análogo tratamiento, con reconstrucciones actuales de época medieval y planos y vistas reales de los siglos XVI, XVII y XVIII, recibe la ciudad nacida como consecuencia del descubrimiento de la tumba del Apóstol
El Camino y Europa Central
Toda la Europa central vivió en el medievo una intensa atracción por el Camino, y Eslovaquia, República Checa, Hungría y Polonia no fuero una excepción, como lo testifican elementos artísticos diversos.
La exposición ha sido organizada por la Sociedad Estatal Española para la Acción Cultural Exterior (SEACEX) expresamente para Eslovaquia y Polonia, al Museo Nacional de Cracovia, después.
Esta exposición reúne 116 piezas. Proceden de 63 instituciones culturales: en su mayor parte españolas y, el resto, de instituciones de 8 países de Europa: Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Gran Bretaña, Portugal, República Checa, y Suiza.
Hay piezas de enorme significación artística o documental como una tabla flamenca con Carlos V peregrino; Un obsequio llevado a Santiago por Suero de Quiñónez, tras las mayores justas medievales de España, un fuste en mármol de la basílica románica de Santiago; capiteles procedentes de Jaca y Frómista; obras de José Ribera, Juan de Flandes el maestro de Astorga y otros artistas... al lado de recuerdos, calabazas y conchas, peregrinas.
El cuerpo del apóstol Santiago llevado al palacio de la reina Lupa, en Galicia. De Martín Bernat (fin sigloXV) Museo del Prado
Imagen de la portada del libro de Hermann Künig von Vach, que peregrinó a Compostela desde Alemania, en el final del siglo XV