El año Calatrava

El Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, el más importante centro interactivo de Europa, abrió sus puertas al público el 13 de septiembre, aunciando que permitirá a los visitantes experimentar con sus contenidos y reactivar su capacidad crítica para adentrarse en los secretos de la Ciencia y la Tecnología, bajo la fórmula del ocio inteligente.

Pero tan inteligente como la la fórmula -ya inventada- es el nuevo edificio, construido por Santiago Calatrava y que ha supuesto una inversión de 26.000 millones de pesetas y 5 años de trabajo, magnífico escenario para pensar y reflexionar sobre el cosmos, los adelantos en biología e ingeniería genética, el funcionamiento del cuerpo humano, y los avances en química, física, electrónica y telecomunicaciones.

Las autoridades locales creen que el centro atraerá 600.000 visitantes año, y se constituirá en un hipermercado de la divulgación científica. La presencia de un colectivo Joves Investigadors protestando por la reducción de ayudas del Plan Valenciano de Ciencia y Tecnología y la falta de inversiones económicas dedicadas a I+D, restó algún atractivo a los fastos inaugurales.

Sin embargo no empaña el brillante año de Calatrava, que el día 14 de noviembre estuvo en la inauguración de otro importante edificio: el nuevo aeropuerto de Bilbao.

Con obra en marcha en diversos países de Europa y América, recibido como miembro de la academia de Bellas Artes, y con una interesante exposición en Florencia, Calatrava es uno de los personajes destacados del 2000. Por todo ello, el diario El Mundo publicaba ayer que El planeta Calatrava brilla cada vez con más fuerza, y hace tiempo que ha transformado su energía interna para convertirse en una estrella..

Biografía

Calatrava nació el 28 de julio de 1951. Durante el bachillerato cursó estudios de técnicas artísticas en la Escuela de Artes y Oficios de Burjasot, Valencia y en 1968 se marchó a París, a Bellas Artes. Durante mayo del 68 la escuela fue cerrada y regresó a España.

Terminó su carrera en la escuela superior de Arquitectura de Valencia, con premio extraordinario. Luego se marchó nuevamente se estableció en Suiza. En 1975, se matriculó en la politécnica de Zurich. Tras conseguir el título de ingeniero de Caminos, se doctoró en Ciencias Técnicas en 1981 con el tema La plegabilidad de las estructuras. Ese mismo año abrió un despacho de arquitectura e ingeniería en Zurich. Poco antes ya había ejecutado su primera obra: una piscina suspendida en la cúpula de la escuela Politécnica.

Su primer trabajo como profesional fue la marquesina de la fachada principal de la nueva estación postal de Lucerna, Suiza. Ha trabajado principalmente en Suiza, la República Federal de Alemania y Francia, desde sus dos estudios abiertos en Zurich y París. Entre las obras que ha realizado, destacan: el techo de la estación de autobuses en la cuidad de Sant Gallen; la fachada de la empresa Ernsting en Coesfeld-Lette (República Federal de Alemania); la estación de ferrocarril de Stadelhofen en Zurich (Suiza); varios puentes en Zurich, Florencia, París, Berlín y Basilea y la estación TGV (tren de alta velocidad) de Lyon-Satolas.

A partir de 1985 comenzó a trabajar en España, donde ha realizado varios puentes urbanos, en Barcelona, Valencia, Mérida y Sevilla, principalmente. De ellos tal vez el más popular es el del Alamillo, construido en Sevilla con motivo de la Exposición Universal de 1992.

En 1991 fue seleccionado para construir el Auditorio de Tenerife, con un presupuesto estimado de unos 2.400 millones de pesetas. Ese mismo año fue el encargado de realizar el diseño de la Ciudad de las Ciencias y la Torre de las comunicaciones en Valencia. También realizó el pabellón de Kuwait para la Exposición Universal de Sevilla. Uno de sus trabajos más polémicos en España ha sido la construcción de la Torre de Telecomunicaciones de Montjuic, realizada con motivo de los Juegos Olímpicos en Barcelona y que fue inaugurada en mayo de 1992. Su avanzado diseño fue duramente contestado por los arquitectos que proyectaron la urbanización del Anillo Olímpico. La vox pópuli decía que lo que más indignó de esta estructura es que con poca inversión se convirtiese en un emblema de la ciudad de Barcelona.

Tiene numerosísimas condecoraciones nacionales a internacionales y en 1999 le fue concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, por su búsqueda de una estética innovadora. Ese mismo año fue elegido académico de honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando Archivos adjuntos de imágenes: