Madrid, 26 de enero de 2015
El Museo Reina Sofía cuenta entre sus fondos con cincuenta y cinco pinturas de Joan Miró, la mayoría de ellas del último periodo del artista.
Paysage, datada en la segunda mitad de la década de los años veinte y perteneciente al grupo de los “paisajes animados”, viene a completar y enriquecer el recorrido expositivo del MNCARS.
En 1911, con dieciocho años, Miró pasa un periodo de convalecencia en la masía que poseían sus padres en la población de Mont-roig, una población cercana a Tarragona. Allí, la naturaleza determinaría la mayor parte de sus creaciones, sirviendo asimismo como punto de partida para su estilo maduro.
En sus “paisajes animados” (realizados entre 1926 y 1927) Miró juega con símbolos próximos a la abstracción, y utiliza la técnica surrealista del automatismo. En estas realizaciones, cuyo ejemplo más conocido es el popular Perro ladrándole a la luna, Miró introduce animales que hacen referencia a la vida rural catalana junto a objetos aparentemente extraños como esferas o escaleras.
Este óleo presenta como eje de la composición una escalera que va estrechándose a medida que se eleva y penetra misteriosamente en el cielo. Un gallo vuela o canta a la derecha del lienzo, bajo su figura se intuye una letra “E”, en posible alusión a España, añorada por Miró desde suelo francés. El resto de los objetos proporcionan al lienzo un aire de alucinación.

Paysage. Joan Miró. 1927