Bonn 22 de julio de 2015
Texas está salpicado de centros misionales que los españoles donde frailes de diversas congregaciones establecían poblados, en los que se formaban a la población en las lenguas, la religión y los oficios, como paso de arranque de una efectiva colonización y equiparación a la cultura española.
A esos centros se trasladaron las reses de ganado ovino o vacuno, las técnicas del herrero o del ebanista e incluso las construcciones típicas de los pueblos de España, entre ellas las bellas y humildes iglesias de espadaña.
El sitio aprobado por la UNESCO para su inclusión en la lista del Patrimonio Mundial abarca cinco complejos de misión fronteriza situados a lo largo de un tramo de la cuenca del río San Antonio, en el sur de Texas, así como un rancho situado a 37 kilómetros al sur. 
Las misiones Concepción, San José, San Juan, Espada y San Antonio de Valero (El Álamo) aúnan historia y una maravillosa arquitectura de sabor hispano.
Incluye el sitio estructuras arquitectónicas y arqueológicas, granjas, residencias, iglesias y graneros, así como los sistemas de distribución de agua.
Los complejos fueron construidos por los misioneros franciscanos a partir de finales del siglo XVII e ilustran los esfuerzos de la Corona española para evangelizar y defender la frontera norte de la Nueva España.
Las Misiones de San Antonio son también un ejemplo de la interrelación de las culturas española y Coahuiltecan, ilustrado por una variedad de características, incluyendo los elementos decorativos de las iglesias, que combinan símbolos católicos con diseños indígenas de inspiración naturalista. 
La primera misión establecida en Texas fue la de San Francisco de la Espada, en 1689 © National Park Service/UNESCO
La misión de San Juan Capistrano atendió a los nativos de Coahuiltecan. National Park Service/UNESCO
Delicada ventana en el templo de la misión de San José. National Park Service/UNESCO