Miami, diciembre de 2007
El crítico Carlos M. Luis, escribe un hermoso artículo sobre la muestra del pintor, en el diario El Nuevo Herald, titulado “Las Nubes de Baruj Salinas". En él narra:
"Hace poco escuchaba una de mis obras musicales predilectas: Las nubes de Claude Debussy. No pude contener la tentación de repasar, al mismo tiempo, un libro de imágenes de Claude Monet donde todo parece estar musicalizado por el gran compositor impresionista. Pero más aún: todo esto me hizo recordar que muchos años atrás, durante mi estancia en Nueva York, Julian Orbón me hablaba de la relación que estas obras tenían con las ideas de duración y tránsito expuestas por el filósofo Henri Bergson, que a la sazón era lectura de cabecera del compositor cubano. En ese ambiente donde la música, la filosofía y la pintura se unen, parece instaurarse la serie dedicada a las nubes que Baruj Salinas pintara en los años ochenta y que volvemos a tener ocasión de apreciar en la presente exposición en la Galería Farside.
Las nubes siempre serán objeto de meditación. Juan Eduardo Cirlot en su Diccionario de los símbolos nos dice que uno de sus aspectos es el mundo intermedio entre lo formal y lo informal. Ese aspecto lo descubrimos, de inmediato, en las pinturas de Baruj Salinas las cuales reflejan su morfología ambigua. Es decir, podemos ante la contemplación de una nube, dejar que nuestra fantasía transite por sus constantes cambios, descubriendo en los mismos formas sorpresivas sujetas a toda suerte de interpretaciones. Ahí reside la seducción de ese fenómeno atmosférico y ahí reside también la maestría de Baruj Salinas: haberlo podido capturar en sus pinturas. En las mismas prevalece entonces la aplicación de un color, cuyas tonalidades se adaptan al núcleo grisáceo de las nubes, al mismo tiempo que irradian otra gama de colores que en ciertos amaneceres o atardeceres podemos admirar.
La nube, como también nos dice Cirlot, es progenitora de fertilidad, luego bien podría ser una de las diosas tutelares de la poesía. Creo que el impresionismo con Monet a la cabeza, sin olvidar su gran antepasado Turner, así lo comprendió. Debussy, por su parte, visualizó en su partitura sobre las nubes lo que Monet quiso poetizar en sus telas. Esa correspondencia entre distintas formas de expresión, cala también en el arte de Baruj Salinas cuyo gusto por ambos maestros me consta que posee.
Las nubes, por lo demás, se encuentran relacionadas con viejas creencias y tradiciones que nos permiten discurrir sobre las de Baruj Salinas. Las de los filósofos (de acuerdo con Don Pernety) son los vapores que se elevan de la materia hacia lo alto del vaso, donde se condensan y vuelven a caer en lluvia de rocío que los Adeptos llaman Rocío de Mayo. Esa nube aparece en el famoso cuadro de Correggio Júpiter e Io, donde el dios toma su forma para proteger a la sacerdotisa de Hera del celoso Junon. En el Kunsthistoriches Museum de Viena tuvimos ocasión de verlo Baruj y yo, pudiendo constatar frente al mismo el parentesco de sus nubes con las del pintor italiano.
Uno de lo iniciados del siglo XVIII, Martínez de Pasqually, en su obra Tratado de la reintegración de los seres entra en el misterio de las nubes llamándola la sombra del Creador, que contuvo al faraón y al ejército demoníaco de Egipto privándolo del uso de sus sentidos corporales y espirituales. ''Es así, Israel, como se forman sobre el cuerpo general terrestre las nubes donde procede el maná o la lluvia... (pero) la famosa nube era un cuerpo aparente producido por una multitud de espíritus puros y simples que constituían un aspecto del espíritu divino''. De nuevo la nube se muestra como una entidad protectora que en este caso favoreció, en tanto que forma divina, la salida del pueblo israelita del cautiverio egipcio. ¿Por qué entonces no especular, frente a las nubes de Baruj Salinas, sobre lo que éstas sugieren? ¿No es acaso una de las finalidades del arte, quizá si su verdadera finalidad, el permitirnos soñar? Esa serie de Baruj es una de las más poéticas que haya pintado. Una serie donde se conjuga la ejecución con el poder que posee la imaginación para descubrirnos lo que se encuentra oculto tras las apariencias. El arte, desde luego, no corrige a la naturaleza, pero sí nos ayuda a comprenderla en sus operaciones más secretas viendo en las mismas su lenguaje simbólico.
Estos cuadros de Baruj Salinas permiten que nos abandonemos a su recorrido, que es el mismo de las nubes, siempre con sus variantes, modificando sus formas hasta el infinito, dejando que nuestra imaginación haga el resto."
Hai (Vida). Baruj Salinas.
Pajaro de Fuego. Baruj Salinas.
Brote blanco. Baruj Salinas.
Exotic Flower. Baruj Salinas.