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El artista: héroe o superviviente

París, 9 de enero de 2013

Una interesante reflexión. El papel del artista ha sido variado a lo largo del tiempo, desde el servidor y adulador del poderoso, hasta el revolucionario comprometido de la vanguardia. Pero hay un aspecto que es constante. El creador necesita vender su obra. Lo hizo en la antigüedad, aceptando los trabajos de quienes podían pagarle (los poderes religiosos y políticos) y lo sigue haciendo en la actualidad, aunque en los últimos siglos se haya unido a la clientela un amplio abanico de plutócratas y burgueses.

Quizá en el último siglo XX, cuando surgieron movimientos vigorosos buscando una nueva salida a un capitalismo que exacerbaba la injusticia y la desigualdad, muchos artistas e intelectuales asumieron un fuerte protagonismo en la lucha política contra un sistema, en tanto que desde la sociedad se entendió que el intelectual/artista tenía el deber de comprometerse con la vanguardia.

Pero el artista, al fin y al cabo, no dejó de ser un individuo que –tal como dijo Engels ante la tumba de Marx “necesita en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte o religión”. La muestra de París, nos lo recuerda.

En la época de ascensión del nazismo, París era una capital mundial del arte. No sólo la brillante tradición francesa arropaba esta capitalidad. Muchos artistas de Centroeuropa habían buscado en París un refugio ante una atosigante atmósfera, en tanto que desde España –atenazada por la guerra y el franquismo- habían salido hacia tierras galas numerosos creadores e intelectuales. Pero a la postre, Francia se reveló también como un lugar inseguro.

La exposición del Museo de Arte moderno de la Ciudad de París, muestra que los artistas que se hallaban en Francia modificaron en profundidad los contenidos y las formas del arte entre 1938 al 1947, en un contexto de opresión y de penuria.

Cerca de 400 obras de más de 100 artistas se presentan para demostrarlo. Desde autores anónimos a artistas de la talla de Jean Arp, André Breton, Willi Baumeister, Pierre Bonnard, Alexander Calder, Marc Chagall, De Chirico, Delaunay, André Derain, Jean Dubuffet, Marcel Duchamp, Max Ernst, Alberto Giacometti, Julio González, Vasily Kandinsky, Paul Klee, Wifredo Lam, Fernand Léger, Jacques Lipchitz, Man Ray, Roberto Matta, Joan Miro, Pablo Picasso, Georges Rouault, Rousseau, Maurice de Vlaminck, etc.

Se arranca con la Exposición internacional del Surrealismo de enero de 1938, que aparece como premonitoria en un momento de crecimiento de los peligros. Algunos de los artistas recogidos en aquella cita pronto estarán arrestados mientras que otros intentarán exiliarse, aunque esto no siempre fue posible. Después de la derrota de Francia, con la ocupación nazi y la instauración del régimen de Vichy, los artistas adaptarán su proceso de creación y el uso de los materiales a los que tienen acceso.

Los artistas son condenados a acoplarse a las nuevas realidades de los años negros. Algunos recurren al enchufismo para permitirse una permanencia más o menos tranquila, otros marchan a la clandestinidad en otras tierras como Marsella o Provenza. En la parte más visible de la escena parisina, perviven maestros de referencia (Matisse, Picasso, Bonnard, Rouault) junto a jóvenes pintores de tradición francesa que reclaman un lugar…

La apertura parcial del Museo Nacional de Arte Moderno, en 1942, en el Palacio de Tokio, permitiría percibir el gusto timorato de la época, en la que se oculta a sus "indeseables": judíos, extranjeros, anticonformistas, etc. Por contraste, la galería Juana Bucher se presenta como una de las excepciones raras en las que se contemplan (sin publicidad) piezas de artistas considerados "degenerados" por la propaganda totalitaria en Alemania y Francia. (Klee, Kandinsky, De Staël). Entre tanto, Picasso, con audacia intacta, excluido de la exposición y recluido en su taller de Grands-Augustins, multiplica las obras maestras.

Entre 1944 y 1947, las obras de la postguerra responden a la violencia sufrida física y moralmente desde años atrás. En esta parte de la exposición se plantea la redefinición de los grandes movimientos modernos en busca de una renovación o una huída incierta y titubeante.

Es un tiempo clave. París, en realidad, ha perdido la capitalidad mundial del arte. América -Nueva York, en especial- asume un nuevo protagonismo.

La muestra está comisariada por Laurence Bertrand Dorléac y Jacqueline Munck

Cartel de la muestra parisina, con la obra de Pablo Picasso "Nature morte à la chouette et aux oursins"

Cartel de la muestra parisina, con la obra de Pablo Picasso "Nature morte à la chouette et aux oursins"

Marc Chagall. Résistance et les autres, en la muestra Arte en la guerra. Musée National d’Art Moderne, Centre Pompidou, Paris © RMN / Gérard Blot © ADAGP, Paris 2012

Marc Chagall. Résistance et les autres, en la muestra Arte en la guerra. Musée National d’Art Moderne, Centre Pompidou, Paris © RMN / Gérard Blot © ADAGP, Paris 2012

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