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Arissa. La sombra y el fotógrafo



Santiago de Compostela, 24 de septiembre de 2015
La sombra y el fotógrafo muestra la evolución de Antoni Arissa (Sant Andreu, 1900 - Barcelona 1980 desde el pictorialismo hasta la vanguardia de la Nueva Visión a través de una cuidada selección de más de ciento cincuenta fotografías realizadas entre 1922 y 1936.

Las imágenes, realizadas a partir de los negativos originales del autor, nos hablan de un fotógrafo de su tiempo, que participa de los avances tecnológicos y las nuevas corrientes artísticas del medio aportando su visión particular a partir de los experimentos realizados en la intimidad de su pequeño taller.

La exhibición supone la culminación del largo proceso de rescate y restauración de los principales negativos de Antoni Arissa, y en ella se muestran 138 obras que provienen principalmente de las placas del autor conservadas por la Fundación Telefónica. El conjunto se completa con los tirajes realizados a partir de los negativos que custodia el Institut d’Estudis Fotogràfics de Catalunya.

La exposición se estructura en torno a tres bloques, el primero se refiere a su etapa inicial como fotógrafo vinculado a la corriente pictorialista. Este periodo se despliega entre los años 1922 y 1928. El segundo se prolonga hasta el comienzo de los años treinta y lo componen fotografías que, manteniendo temáticas literarias, narrativas y simbolistas, incorporan las soluciones visuales de la modernidad. El tercer bloque, desarrollado desde 1930 hasta 1936, presenta a un Arissa plenamente incorporado a las vanguardias fotográficas.

SUS COMIENZOS
Antoni Arissa Asmarats nació en Barcelona, en el barrio de Sant Andreu del Palomar el 16 de julio de 1900, y procede de una saga de impresores. Su padre ingresó como aprendiz en la Imprenta Asmarats de Sant Andreu, donde conoció a la hija de los propietarios, Ángela Asmarats. La pareja se casó en 1898. En el cambio de siglo el matrimonio adquirió una imprenta en la que se dedicaría a trabajos de papelería, cartelería y pequeñas ediciones.

Arissa hijo continuó la saga y a partir de 1920 se hizo cargo de la empresa. Siendo todavía adolescente, inició su aprendizaje fotográfico en el Grupo Excursionista Bon Temps, perteneciente al Centre Popular Catalanista de Sant Andreu. De esta primera época se conserva un álbum de reducidas dimensiones en el que el joven Arissa apunta hacia una temática costumbrista, incluyendo también experimentos con montajes fotográficos.

ARISSA PICTORIALISTA
El panorama fotográfico que Antoni Arissa se encuentra a comienzos de los años veinte está dominado por la corriente pictorialista, un movimiento que quería alejarse de la fotografía profesional y de la fotografía espontánea y familiar, generalizada desde la aparición en 1888 de la primera cámara Kodak. Su distanciamiento de la fotografía popular se tradujo en la ejecución de tomas fotográficas con filtros difusos y en el positivado de los negativos con papeles similares a los utilizados por el dibujo o el grabado.

Los pictorialistas encontraron su inspiración en movimientos artísticos como el prerrafaelismo, el Arts & Crafts y el simbolismo. Este distanciamiento de la realidad recluyó a los pictorialistas en un mundo preciosista repleto de atmósferas táctiles y ensoñaciones llenas de misterio. 

El pictorialismo se agrupó en torno a asociaciones y sociedades fotográficas que tenían entre sus fines el reconocimiento de la fotografía como una de las bellas artes. Otro de sus objetivos fue la creación de salones fotográficos de alcance nacional o internacional.

En 1922 Arissa funda junto a Josep Girabalt y Lluís Batlle la Agrupación Fotográfica Saint-Victor, en el barrio de Sant Andreu de Barcelona, un año antes de la aparición de la Agrupación Fotográfica de Catalunya. La sociedad llegó a contar con más de cien socios. A comienzos de la Guerra Civil el local de la agrupación fue asaltado y todo el material desapareció.

La infancia como argumento fotográfico de esta primera etapa de Arissa ocupa un espacio protagonista. Veremos en sus fotografías a la niña perdida en el bosque, escenas en las que un niño da indicaciones a un conductor extraviado o un pequeño mendigo que vagabundea por carreteras de montaña. El tema arquetípico de los niños perdidos refleja la sombra de los cuentos de Perrault, de los Hermanos Grimm y de las aventuras de Tom Sawyer.

En el año 1928 Antoni Arissa abandona los planteamientos pictorialistas.

ARISSA Y LA VANGUARDIA FOTOGRÁFICA
En paralelo a su evolución desde la estética pictorialista hacia la fotografía vanguardista, Arissa asistió al desarrollo de dos supuestos teóricos y estéticos diferentes. El primero, la straight photography (fotografía pura o directa), propuesta por los fotógrafos disidentes del pictorialismo que se agruparon en torno a la figura de Alfred Stieglitz, su Galería 291 y la revista Camera Work. El segundo, la fotografía de vanguardia centroeuropea del periodo de entreguerras, que ejercerá una gran influencia en la obra del catalán.

La implantación de la vanguardia fotográfica en España se desarrolla sobre todo en las páginas de un gran número de publicaciones y en la publicidad. La ausencia de datación precisa de muchas de las fotografías de Arissa dificulta una lectura que indique la separación entre las estrategias estilísticas del autor. Probablemente no se produjo un desarrollo lineal, sino una superposición de etapas. En 1928 realiza su fotografía de corte vanguardista El perseguit (El perseguido) y, sin embargo, en la exhibición de 1930 del Círculo Mercantil de Huelva vuelve a mostrar sus antiguas imágenes costumbristas. En esta exposición su trabajo convive con los de Narcís Ricart y Emili Godes. Junto a Godes, Arissa recorre un camino similar desde el pictorialismo hacia la modernidad. Pero así como el primero será uno de los máximos exponentes de la Nueva Objetividad en España, el segundo lo será de la Nueva Visión. 

A comienzos de los años treinta Arissa emprende el cambio conceptual de su realización fotográfica. La idea y la visión, como rasgos distintivos de la vanguardia, se configuran como elementos centrales de su obra. Abandona la recreación de un pasado de carácter nostálgico, escenificado en algunas de sus creaciones pictorialistas. y se acerca a la Nueva Visión en una vuelta de tuerca sobre la posición esteticista y literaria de su primera etapa. Las imágenes se ven ahora conceptualizadas y sus elementos reducidos en una perfecta organización visual. La iluminación se convierte en un elemento primordial a la hora de añadir acentos emocionales. Los personajes infantiles pasan de un territorio poético a un espacio abstracto, en el que las figuras emergen de fondos negros sin historia.

Los ámbitos naturales de la etapa experimental de Arissa serán su familia y su vivienda. Casa, jardín e interiores son ahora el escenario en el que fotografía a sus hijas y donde los objetos cotidianos se transforman en elementos gráficos. Lo minúsculo y sin importancia cobra especial presencia cuando Arissa lo introduce en su mundo bajo su intensidad visual y conceptual.

Arissa. La sombra y el fotógrafo
Centro Galego de Arte Contemporánea
Rúa Valle Inclán, 2. Santiago de Compostela

ARISSA. LA SOMBRA Y EL FOTÓGRAFO 1922-1936. CGAC.

ARISSA. LA SOMBRA Y EL FOTÓGRAFO 1922-1936. CGAC.

ARISSA. LA SOMBRA Y EL FOTÓGRAFO 1922-1936. CGAC.

ARISSA. LA SOMBRA Y EL FOTÓGRAFO 1922-1936. CGAC.

ARISSA. LA SOMBRA Y EL FOTÓGRAFO 1922-1936. CGAC.

ARISSA. LA SOMBRA Y EL FOTÓGRAFO 1922-1936. CGAC.

ARISSA. LA SOMBRA Y EL FOTÓGRAFO 1922-1936. CGAC.

ARISSA. LA SOMBRA Y EL FOTÓGRAFO 1922-1936. CGAC.

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