Guía de Roma
Qué Ver en Roma
Con casi tres millones de habitantes, Roma es una de las ciudades del mundo que atesora en sus distritos mayores testimonios de arte e historia.
El Foro Romano
El Palatino
El Coliseo
Arco de Constantino
Monumento a Víctor Manuel II
Foros imperiales
El Panteón
Castillo y puente de Sant´Angelo
Ciudad del Vaticano
San Pedro
Los Museos Vaticanos
Las basílicas papales
Espacios urbanos
Y mucho más
Información General de Roma
Roma ha sido una ciudad esencial para la cultura occidental. Hoy sigue siendo una ciudad admirable que merece la pena conocer.
Desde hace muchos siglos, en las lenguas occidentales hay una frase común: Todos los caminos llevan a Roma, con lo que se indicaba la importancia de esta urbe como punto clave del mundo. Roma es poder y decadencia, fortuna y sino, origen y destino, principio y fin. En lo religioso, en lo político, en materia de arte, Roma ha sido una ciudad esencial para la cultura occidental. Hoy empequeñecida en su valor político- sigue siendo una ciudad admirable que merece la pena conocer.
Guiarte.com te acerca a esta ciudad, y para ello reúne textos de Tomás Álvarez con fotografías de Manuel Fernández Miranda y Raquel Álvarez Canseco.
Información General de Roma
Roma ha sido una ciudad esencial para la cultura occidental. Hoy sigue siendo una ciudad admirable que merece la pena conocer.
La ciudad
Con casi tres millones de habitantes, Roma es una de las ciudades del mundo que atesora en sus distritos mayores testimonios de arte e historia. Es mucho más que la capital de Italia.

Situada en el oeste de la península itálica, a la orilla del Tíber. La ciudad envuelve su historia en el mito, desde su mismo nacimiento, en el año 753 a.C, por iniciativa de Rómulo y Remo, los muchachos amamantados por una loba en este territorio antaño despoblado e insalubre.
Desde entonces Roma ha desempeñado un papel estelar en el orbe, tanto en los planos político como artístico y religioso. Ese protagonismo y esa historia -reflejada en incontables rincones- permiten que se le denomine, justamente, como Ciudad Eterna.
La ciudad lleva casi 50 años estacionada en los 2.8 millones de habitantes. Tiene un territorio municipal grande y cuenta con extraordinarios espacios urbanos cuajados de arte y excelentes zonas verdes.
Unas murallas, las aurelianas, abarcan un recinto en el que se acumulan los puntos de interés. La UNESCO la incluyó ya en 1980 en el listado de ciudades Patrimonio Mundial, el sitio inicial catalogado por la UNESCO se complementó en el 1990 para abarcar muchos de los principales monumentos de la Antigüedad como los foros, los mausoleos de Augusto y Adriano, las columnas de Trajano y Marco Aurelio y el Panteón, y también los edificios públicos y religiosos de la Roma cristiana.
Porque esta ciudad, que posee el mayor conjunto de bienes históricos y arquitectónicos del orbe, engloba en su perímetro el estado de la Santa Sede, la Ciudad del Vaticano, capitalidad religiosa del catolicismo, y que atesora incontables riquezas históricas y artísticas. Así pues, Roma es capital de dos estados, uno europeo, el italiano, y otro universal, el católico.
“Todos los caminos conducen a Roma” dice un refrán que desde hace siglos marca a la ciudad como un destino inexcusable para el viajero que quiere conocer la esencia del mundo. Y ese viajero no quedará defraudado porque en el paisaje ondulado de la ciudad del Tíber hallará 29 siglos de arte y religión, y exquisitas obras maestras de la antigüedad romana, renacentistas y barrocas, especialmente.
La llegada a la ciudad puede ser bien a través de la autopista o por avión. En Italia existe una red radial de rutas – tanto autopistas como líneas férreas- que converge en la Ciudad Eterna. La Estación Términi es un punto clave para la comunicación; allí confluyen varias líneas ferroviarias, de metro y autobuses. Cuenta también la urbe con dos aeropuertos internacionales: Fiumicino y Ciampino, el primero muy bien comunicado. También cuenta con red de metro, de unos 60 kilómetros. La red de autobuses, bastante amplia, palía las carencias del metro.
La ciudad de Roma tiene fama de buena calidad de vida pero también de inseguridad. El turista debe controlar su mochila en lugares de cierto abigarramiento, en puntos como la zona del Coliseo, la escalinata de la Plaza de España o la Estación Términi; incluso en el transporte público. Roma también tiene fama de ser difícil para el transporte en automóvil; un tanto caótica y enervante. Como consejo, cabe utilizar el transporte público y andar… pasear sin prisas por muchas plazas y lugares a los que no se puede ir en vehículo propio. Así pues, no se olvide del calzado cómodo y de un plano amplio de la ciudad en el que se informe de las líneas de transporte urbano.
El Arco de Constantino y el Coliseo, dos de los monumentos más fotografiados de la ciudad de Roma. Imagen de guiarte.com/Raquel Álvarez.
Atardecer en Roma, junto a la Fontana di Trevi. Imagen de guiarte.com/Manuel F. Miranda
La historia
De todos es conocida la antigua leyenda de los muchachos Rómulo y Remo amamantados por una loba en el entorno del Tíber Esos niños, según la tradición, fundarían la ciudad en el año 753 a.C.

Etruscos y latinos peleaban por estas tierras en la lejanía de los tiempos, pero los territorios de unos y otros irían cayendo en la órbita de Roma a lo largo de los siglos.
Hubo en principio una monarquía que dominó la ciudad hasta que en el 509 a.C. se instauró una república guerrera que se enfrentó a sus vecinos para dominar el Lazio y otros territorios de la península itálica. Luego, en los siglos III y II seguiría la expansión, con luchas contra los cartagineses y macedonios, que permitieron una expansión ya en todo el entorno mediterráneo. Todo esto estuvo adobado con conflictos sociales y luchas internas por el dominio de la ciudad.
El siglo I a.C tuvo una gran importancia en esa expansión romana, de la mano de dirigentes como Julio César o Cayo Julio César Augusto, quien sería el instaurador de un poderoso imperio.
La expansión continuaría en los dos siglos siguientes. En tiempos de Trajano, los límites imperiales alcanzarían del Atlántico al Golfo Pérsico y desde el valle del Rin al desierto del Sahara, incluyendo territorios como la actual Turquía, España, Gran Bretaña o Egipto.
Durante este periodo se expandiría por el imperio el cristianismo, religión que rechazaba el tratamiento divino del emperador y que sufrió persecuciones que no acabarían hasta tiempos de Constantino, con el Edicto de Milán, en el 313.
Pero Roma, llegado el cenit de su dominio, entró en un periodo de debilidad por los problemas internos y los conflictos permanentes con los bárbaros y las provincias del este. Con Teodosio, en el año 380, el cristianismo se convertiría en religión oficial. Tras la muerte de este emperador, se consumaría la partición del imperio, en un momento en el que las fronteras exteriores eran ya indefendibles. La propia Roma fue saqueada por los Visigodos (410) y los Vándalos (455).
En el 476 el último emperador de la parte occidental del imperio, Rómulo Augústulo, fue destituido por Odoacro, dirigente de la tribu germánica de los hérulos. El nombre de Augústulo es en realidad un despectivo de Augusto. Curiosamente, tanto el primer emperador romano como el último llevaban tal nombre. Esta destitución marca el inicio de la Edad Media para los historiadores. 
Roma quedó sin poder político entonces y sólo la existencia del papado mantuvo el prestigio de la ciudad, que pasaría por diversos dominios hasta que en el siglo VIII surgió el Estado Pontificio, del que Roma fue la capital. Sería en esta capital donde el año 800 el papa León III coronó a Carlomagno como nuevo emperador.
Con diversos altibajos, la ciudad seguiría siendo centro religioso cristiano, aunque su valor palideció en el siglo XIV cuando el papa se trasladó a Aviñón y el catolicismo se dividió entre distintas sedes. Sólo con el final del Cisma, tras el concilio de Constanza (1414) se superaría esa crisis, aunque no acabarían entonces los problemas. El saqueo de la ciudad por las tropas de Carlos V y la Reforma Protestante fueron nuevos eventos que pusieron en cuestión la importancia de Roma.
Tras el Concilio de Trento se asentó el despliegue de poder del papado que se manifestó especialmente en el mundo del arte. Roma perdió peso político europeo pero adquirió grandiosidad arquitectónica. Sixto V fue un papa emblemático en este aspecto. La Capilla Sixtina nos lo recuerda, así como otras obras papales como la finalización de la basílica de San Pedro.
Renacimiento y Barroco hicieron de Roma una ciudad impresionante, bajo el poder de un papado que perdería su dominio sobre el Estado Vaticano en el siglo XIX, primero por la conquista de la misma por Napoleón y luego con la caída en manos de los partidarios de la unidad italiana(1870).
Ya en el siglo XX, Benito Mussolini realizó una amplia reforma urbanística de la ciudad, después de su asalto al poder en 1922, periodo en el que se abrieron nuevas vías urbanas y se erigieron notables obras. La Segunda Guerra Mundial traería sucesos trágicos, pero el valor de la urbe se recuperó al amparo de las nuevas obras, los juegos Olímpicos y hasta la cinematografía.
El papel internacional de Roma se reforzaría también con eventos como la firma de los acuerdos para la construcción de la Comunidad Económica Europea o el concilio Vaticano II.
Han pasado miles de años y Roma sigue siendo un centro clave en el mundo.
Imagen desde el foro de Trajano: la gran Columna Trajana y la iglesia del Santísimo Nombre de María. Imagen de Guiarte.com/Raquel Álvarez
Columnas corintias del templo de Adriano, en Roma. Imagen de Guiarte.com/Manuel F. Miranda.
Roma: Ocio y Gastronomía
Roma es una ciudad deliciosa para el arte y amable para vivir.

Los italianos en general y los romanos en particular han estado en un contacto tan intenso con lo hispano –de un lado y otro del Atlántico- que es fácil sentirse allí como en el propio país… Eso sí, conviene no confiarse demasiado, porque la picaresca es también algo común entre los italianos y los hispanos.
Roma es una ciudad inabarcable, por lo que hay que planificar con tiempo el viaje, pensando en centrar la visita en determinados puntos. Todo es imposible de ver, aun viviendo años en la ciudad.
Conviene alternar visitas a templos, salas de arte y ruinas… para no embotar la mente con tantas maravillas. Y dedicar también tiempo para pasear “por libre”, disfrutar de alguna comida local o simplemente sentarse en un café o en la escalinata de la plaza de España.
De la comida… Ninguna sorpresa. Buenos productos, preparados sencillos y amor por el sabor fuerte. Lo más típico son las trattorías. Allí, el ambiente del pueblo sigue latiendo en los fogones, en los que están cada día los productos campesinos, desde los aceites a la mozzarella.
No nos extrañarán los sabores. La “romanidad” salió del Lacio hace 2.000 años y se extendió por todo el Mediterráneo. Y no sólo eso, sino que a través de la expansión de España y de la emigración, se implantó también en América. Así pues, nuestro paladar no rechazará ni los ingredientes ni los preparados.
Las entradas pueden ser los clásicos entremeses (antipasto se dice a veces en América) sopas o pasta. Tampoco faltan los ñoquis y las ensaladas. En los meses de verano, un entrante que se encuentra a veces es la flor de calabaza(zucca) frita, rebozada. A veces se toma rellena. La mozzarella es magnífica, tanto en ensalada como en la pasta. Por cierto, así como en España o América cocinamos con la pasta seca… en Italia es habitual hacerlo con pasta del día.
Las pastas son de multitud de clases. A veces se hacen rellenas, como los tortellini o los ravioli… aunque hay más clases. Los más populares son los clásicos spaghetti, los tagliatelle, pipe, fusilli, vermicelli, penne… Pero el secreto de la pasta no está sólo en su frescura sino en la elaboración de las salsas.
La pasta al pesto, es con albahaca y piñones; alla carbonara lleva huevo, queso y bacon; alla putanesca, con ajo, chiles, anchoas, aceitunas negras; alla arrabiata, es picante, con tomate; la boloñesa lleva carne picada y tomate.
Los arroces también son habituales. Famosos los “risottos”, arroz cocido y muy cremoso (no seco como la paella). Aunque de arroz es también un entrante curioso, unas croquetas de arroz que llevan un relleno con mozzarella.
De las legumbres cabe decir que son habituales, como curiosidad cabe señalar que las lentejas son un plato destacado en Nochevieja
Se suele tomar un segundo de carne o pescado. Entre la carne, los carpaccios, o el saltimboca, que es un plato eminentemente local que lleva un filete de carne unido a una loncha de jamón y a una o unas hojitas de salvia.
Entre las carnes, la ternera y el cerdo. Hay que recordar que el entorno fue históricamente pastoril, y en este sentido cabe probar el abacchio (cordero tierno) bien a la brasa o con buenas hierbas aromáticas, al estilo del cazador.
Entre los vinos, lo típico es probar el Lambrusco o el blanco del Lacio. En muchos restaurantes ponen como vino de la casa el blanco de la zona, de buena paladar.
Entre los dulces… lo típico son los helados, y entre las tartas, el tiramisú.
Si el viajero quiere un licor, probar el limoncello, licor típico de Italia, obtenido dejando macerar el limón en el alcohol. Muchos lo toman frio, pero para gozar del aroma es mejor disfrutarlo a temperatura ambiente.
Para comer hay que tener en cuenta una regla. En los sitios más turísticos hay restaurantes excelentes… pero cuidado con los precios. A veces precios caros no implica comida extraordinaria. Cuidado, por ejemplo, con la zona del Vaticano.
Si el viajero busca precios accesibles, por ejemplo la zona cercana a Términi es buena. Hay muchos establecimientos y de diversas categorías. Otros sitio bueno para comer es el Trastevere.
Algunas advertencias: los restaurantes abren pronto y cierran pronto. A partir de la tres es fácil que ya no atiendan. Para los que llegan por primera vez, tener en cuenta que las casas de comida pueden denominarse restaurante o trattoría. Esta es más familiar y casera, aunque suele tener comida sabrosa. También se sirve comida en las osterias o tabernas.
Como sugerencia, si el viajero no tiene muchos días para ver Roma, siempre cabe el recurso de tomarse a mediodía una pizza al taglio (pizza al corte) y seguir adelante, dejando el gozo de comer tranquilo para la cena.
De marcha
Hay zonas animadas todo el tiempo y encantadores cafés. Pero tal vez el momento más agradable para salir –sobre todo en días calurosos- es el atardecer y la noche. Llama la atención la animación de zonas como la plaza de la Rotonda, Campo dei Fiori, Piaza Navona, o Piazza Santa María, en el Trastevere, donde abundan las cafeterías y bares.
También es bella la ciudad de noche, con los monumentos iluminados y muchos turistas por la calle. Un gozo el paseo a estas horas por lugares como las plazas del Panteón o Navona.
Si lo que se busca es una discoteca, la zona de Testaccio, donde se encuentran discotecas y bares con música en directo. Para pernoctar, en Roma hay de todo. Desde campings a apartamentos hoteles y casas de alquiler y de todos los precios. Lo ideal es un buen hotel ante el Panteón o el Vaticano… pero a veces hay que pagar bien ese capricho.
Como la ciudad es grande, un consejo: para encontrar una buena relación de calidad/precio mirar en Internet los precios, ver la ficha de calidad del hotel, y mirar si está cerca alguna estación de metro… El metro es muy pequeño para el tamaño de la ciudad, pero permite alcanzar rápido algunos puntos de interés.
No debe sorprender al turista, a la hora de pagar, el pequeño recargo impositivo de hasta 3 euros por persona y noche. Es el impuesto turístico. 
De compras
Se puede traer de Roma de todo, desde reproducciones de pinturas vistas en alguna de sus grandes galerías de arte a objetos religiosos del Vaticano. Obviamente, también puede traerse pasta, vino, una botella de limocello o algún queso.
Por doquier hay muchas tiendas de recuerdos.
Si busca moda, joyas, bolsos… y no está constreñido por el ahorro, puede centrarse en las vías del Véneto, Corso o Condotti, en el entorno de la Plaza de España. Por cierto, en multitud de lugares se encontrará con bolsos de imitación de las grandes marcas… Siempre cabe el consuelo.
También hay tiendas de antigüedades en las vías del Babuino y Margutta, calle típica cercana al Pincio, vía en la que se celebra anualmente el encuentro de "100 Pittori a Via Margutta”
Y respecto a mercadillos… cabría citar los de Campo dei Fiori, Ponte Milvio o Porta Portesse. Consejos. No olvidarse del regateo y cuidar de vuestros bolsos.
Roma es agradable para el paseo al atardecer, con imágenes como esta, con los puentes del Tíber y el castillo de Sant´Angelo, entre dos luces. Guiarte.com/Raquel Álvarez
Roma de noche es distinta. Fontana di Trevi. Guiarte.com/Raquel Álvarez
En torno a la plaza del Popolo hay buenos sitios para compras de arte y antigüedades
Direcciones de interés
Datos de interés para el viajero en la ciudad de Roma, capital de Italia.

Municipalidad romana
http://www.comune.roma.it/
Puntos de información turística
Los PIT están en muchos puntos de Roma (Fiumicino, Navona, San Pedro, Términi...) y facilitan información y servicios, entre ellos el carnet turístico o billetes de transporte urbano.
Encontrará el listado de los PIT en:
http://www.turismoroma.it/info_viaggio/pit?lang=es
Plano turístico de la ciudad en línea
http://issuu.com/superstudioroma/docs/charta_roma-mappa-ufficiale-comune-?e=8475944/10039789
Plano con las líneas del metro
http://viaggiacon.atac.roma.it/?service=trovalinea&linea=METROA&percorso=METROAA
El Vaticano
La web del vaticano informa ampliamente de actos, arte, monumentos, etc. ligados a la Santa sede, entre ellos las basílicas papales ubicadas en distintos puntos de la ciudad:
http://www.vaticanstate.va/content/vaticanstate/es.html
Los Museos Vaticanos
http://www.museivaticani.va/
Las basílicas papales
http://www.vatican.va/various/basiliche/index_it.html
Los Museos Capitolinos
http://es.museicapitolini.org/
Galleria Doria Pamphili
http://www.doriapamphilj.it/
Villa Giulia, para conocer más del arte etrusco
http://www.villagiulia.beniculturali.it/
Palazzo Massimo, con excelente arte romano antiguo
http://archeoroma.beniculturali.it/en/museums/national-roman-museum-palazzo-massimo-alle-terme
Laocoonte y sus hijos, un grupo escultórico en el Museo del Vaticano. Guiarte.com/Manuel F. Miranda.