Y falta hace... porque los tesoros de Tombuctú son de sendas materias especialmente débiles: el barro y el papel.
La directora general de la UNESCO ha visitado ya la ciudad, recientemente recuperada con ayuda de las tropas francesas, y ha declarado su objetivo de iniciar el proceso reconstrucción y salvaguardia del patrimonio cultural del norte de Malí, en particular los mausoleos de Tombuctú y las fabulosas colecciones de manuscritos de la ciudad.
A la inestabilidad política de Libia se sumó la revuelta de grupos tuareg en el norte, revuelta que acabó siendo conducida por grupos radicales islámicos, a los que muchas de las manifestaciones religiosas y culturales de Tombuctú les parecieron asuntos de idolatría, y que impusieron duramente la ley islámica.
Cerca del Níger, y con unos 40.000 habitantes, Tombuctú es una importante ciudad de Mali, heredera de una gran tradición cultural. Es un punto de encuentro entre los nómadas del desierto y las poblaciones del sur, un lugar importante para el comercio.
Fue capital intelectual de toda esta región africana en los siglos XV y XVI y conserva documentos en abundancia y monumentos que deben ser permanentemente restaurados por la dureza de un clima y la endeblez de su estructura.
En el transcurso de su visita, la directora General de la UNESCO visitó el sitio del patrimonio mundial de Tombuctú y el centro de investigación Ahmed Baba, que conservaba casi 40.000 de los manuscritos. "Los tesoros de Tombuctú son una inmensa fuente de orgullo para Mali (…) Restaurar este importante patrimonio cultural dará al pueblo de Mali la fuerza y confianza necesarias para reconstruir la unidad nacional y mirar hacia el futuro", declaró la directora, Irina Bokova.
También anunció que próximamente enviará al país una misión de expertos que trabajará para evaluar los daños causados a este patrimonio y preparar un plan de acción para su restauración. El proyecto contempla entre otras medidas la digitalización de los manuscritos de Tombuctú la creación de una biblioteca virtual.
Las tres grandes mezquitas de Tombuctú, Djingareyber, Sankoré y Sidi Yahi, y sus 16 mausoleos se inscribieron en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1988. En 2004 se inscribió a su vez la tumba de los Askia en la ciudad de Gao. Tras la destrucción de once de los mausoleos y de las puertas de Sidi Yahi, en julio de 2012, ambos sitios fueron inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro.
En el transcurso del conflicto, la UNESCO facilitó a las fuerzas armadas de Mali, Francia y Chad mapas topográficos y coordenadas de los sitios para prevenir el bombardeo de sus monumentos.
En Tombuctú se conservan cerca de 300.000 manuscritos en colecciones privadas y públicas. Muchos de ellos datan de los siglos XIII al XVI. Se intercambiaban en los mercados antiguos del norte de África, de Al Ándalus y de los países del este de la región árabe. Estos manuscritos antiguos contienen testimonios de una civilización milenaria sobre temas como los estudios religiosos, las matemáticas, la medicina, la astronomía, la música, la literatura, la poesía y la arquitectura. Muchos de ellos se habrán perdido ya para siempre.
Fachada de la mezquita de Sankoré. UNESCO. T. Joffroy / CRATerre-EAG
La mezquita de Sankoré, desde su patio interior. UNESCO. T. Joffroy / CRATerre-EAG