Vitoria. 27 de enero de 2012
Las performances de esta artista/poeta son metáfora del sufrimiento y la injusticia social, y el centro ARTIUM, Museo Vasco de Arte Contemporáneo, nos lo muestra mediante la exposición Piel de gallina, integrada por fotografías, vídeos y objetos relacionados con una treintena de performances realizadas desde el inicio en 1999.
Esta creadora guatemalteca, galardonada con el prestigioso León de Oro de la Bienal de Venecia de 2005, desarrolla acciones, cargadas de extraordinario simbolismo. Galindo perturba y emociona al observador al someter a su cuerpo a situaciones extremas como reflejo de una realidad social dominada por el abuso y la injusticia.
Con motivo de la inauguración de la exposición en ARTIUM, la artista lleva a cabo una nueva performance con el mismo título de Piel de gallina.
La exposición cuenta con un catálogo con textos de Blanca de la Torre, Maite Garbayo, Omar Pascual Castillo y Sayuri Guzmán, y poemas de Regina José Galindo, algunos de ellos no publicados anteriormente. Comisariada por Blanca de la Torre, la exposición está producida por ARTIUM (Vitoria), TEA (Santa Cruz de Tenerife) y CAAM (Las Palmas de Gran Canaria).
La exposición se organiza en cinco espacios diferenciados. En el primero de ellos, la enunciación es el vehículo para expresar los conceptos y la palabra es la protagonista de la obra. Comienza con el vídeo de su primera performance, Lo voy a gritar al viento (1999), en la que, colgada de un edificio público lee sus poemas, y concluye con el de Perra (2005), en el que escribe esta palabra sobre uno de sus muslos como denuncia de los ataques contra mujeres en Guatemala, donde aparecían cuerpos torturados y con inscripciones hechas a cuchillo. El cielo llora tanto que debería ser mujer (1999), El dolor en un pañuelo (1999) y No perdemos nada con nacer (2000) son performances cuyos vídeos se proyectan en este ámbito.
En el segundo espacio Regina Galindo se muestra al espectador como un cuerpo desdoblado, colocado en la piel del otro, del que sufre o está sometido a la injusticia. Aquí se presentan registros de performances como Mientras, ellos siguen libres (2007), en la que, embarazada de ocho meses, la artista permaneció tumbada y atada a una cama como en los relatos de las mujeres indígenas embarazadas violadas durante el conflicto armado de Guatemala en los años 70 y 80, en los que se produjo un genocido indígena. En recorte por la línea (2005), un cotizado cirujano plástico marca sobre el cuerpo de la artista las áreas que deberían ser intervenidas para tener un cuerpo perfecto según los cánones estéticos de la sociedad occidental. Lucha (2002) y Angelina (2001) son performances presentes en esta área de la exposición.
El tercer ámbito de Piel de gallina es el de la melancolía y duelo. En él pueden verse las obras quizás más descarnadas de Regina Galindo, aquellas en las que se explicitan situaciones de tortura que remiten al sufrimiento y la muerte de otros. En Confesión (2007), la artista se somete al conocido como “submarino”, una práctica en la que la cabeza de la víctima es sumergida en un líquido para provocar el efecto del ahogamiento. En 150.000 voltios (2007), Galindo recibe una descarga de un dispositivo eléctrico utilizado por la policía para detener sospechosos. Cepo (2007), Peso (2006) y Limpieza social (2006) están también en esta estancia.
Hay en Piel de gallina un espacio central en el que Regina José Galindo construye una ficción sobre la Bienal de Venecia, para la que ha sido seleccionada cuatro veces y en la que, en 2005, ganó el prestigioso León de Oro. Una reproducción del galardón, en el centro del espacio, articula la ubicación de obras contundentes como ¿Quién puede borrar las huellas? (2003), performance en la que Regina Galindo recorre la distancia entre la Corte de Constitucionalidad y el Palacio Nacional de Guatemala descalza y dejando un rastro de huellas de sangre en memoria de las víctimas del conflicto interno y como denuncia de la candidatura presidencial de Efraín Ríos Montt. O Golpes (2005), en la que, encerrada en un pequeño cubículo la artista se da un golpe por cada una de las mujeres asesinadas en Guatemala entre el 1 de enero y el nueve de junio de 2005.
Himenoplastia (2004), Piel (2001) y Saqueo (2010) completan este ámbito, en el que se cuestiona sobre las implicaciones y contradicciones de participar en eventos del tipo de la Bienal de Venecia y el efecto sobre su trayectoria artística.
La exposición concluye en un espacio protagonizado por performances en las que las acciones se transfieren a otros, bien como aquél sobre el que recae directamente la acción, como un personaje más o como un agente sin el que la acción no sucedería. Es el caso de Caparazón (2010), performance en la que la artista se refugia en posición fetal bajo una cúpula transparente blindada mientras una serie de hombres golpean la superficie con palos hasta romperlos. O el de Hermana (2010), en el que una mujer indígena guatemalteca agrede reiteradamente a la artista. Objeto (2010), Punto ciego (2010), Joroba (2010), XX (2007), La conquista (2009) y Marabunta (2012) se encuentran también en este espacio, en el que asimismo Regina Galindo estrena la performance Piel de gallina el día de la inauguración de la exposición: durante el tiempo que dure el acto inaugural, la artista permanece en una cámara mortuoria refrigerada, que los espectadores podrán abrir para observar el efecto del frío sobre su piel.
Regina Galindo. Peso. 2006- Encadenada y con grilletes de durante cuatro días, realizado su vida cotidiana. (Santo Domingo, República Dominicana)
Regina Galindo. Lo voy a gritar al viento, 1999. Colgada del arco del Edificio de Correos de la ciudad de Guatemala y leyendo poemas al aire. (II Festival del Centro Histórico. Arco de Correos)
Regina Galindo. No perdemos nada con nacer, 2000. Metida en una bolsa de plástico transparente, como un despojo humano y colocada en el basurero municipal de Guatemala