Tahití, junio 2009
Fue descubierta por por el inglés Wallis en 1767, que la llamó isla de York, y cinco años más tarde, el español Bonechea la llamó Santo Domingo. Actualmente es un territorio autónomo vinculado a Francia.
Turismo de Tahití promociona Moorea como el rincón del mundo que representa la más pura imagen del paraíso terrenal. Blancos puros, de la arena de sus playas; azules turquesa, de la laguna; verdes vivos, de sus cumbres y negros brillantes, de sus raras perlas.
Sus propuestas sibaritas –Spa, gastronomía exótica, compras- se complementan con una oferta de aventura en su espectacular naturaleza.
Esta isla ha inspirado los sueños de pintores, escritores y artistas por su belleza y genuino sabor. Hay hoteles para diversas posibilidades. Hoteles de alta gama, villas de lujo; bungalows tradicionales de hotelitos con encanto y pensiones familiares.
Durante el día, se puede tener el primer contacto con su espectacular naturaleza en la playa, con unas sesiones de snorkel con las cariñosas mantas raya y peces de colores infinitos. El interior de la isla se puede conocer en jeep, quad, a caballo, o en rutas senderistas de nivel medio que transcurren por caminos serpenteantes, a través de plantaciones de piñas y bosques de castaños (mapes) hasta un mirador privilegiado que hay sobre las bahías de Cook y Opunohu, dos cortes abruptos que se abren hacia el mar en el norte de la isla.
En la carretera que rodea la isla, Tahití Turismo sugiere varias paradas: la galería del artista Philipe Dubois, desde cuya casa frente a la laguna capta los vivos colores tahitianos y escenas de la vida isleña; la fábrica de Zumos de Moorea, donde refrescarse con un buen jugo de piña; y el Centro de bienestar Helene Spa, pionero en Tahití y sus islas, donde disfrutar de tratamientos con productos de la tierra y masajes.
Y al atardecer, ver la espectacular puesta de sol tomando un delicioso cóctel en el bar del Hilton de Moorea o en el bar del Hotel Tipaniers en Haapiti refugio de los kitesurfers tras sus jornadas surcando las olas. El restaurante La Plantation es el lugar para cenar pescado y marisco fresco.
Como recuerdo, una perla, un pareo pintado a mano o un tatuaje. Tahia Collins vende joyas de originales diseños con las exclusivas perlas negras de Tahití.
Los europeos empezaron a llegar a esta isla en el XVIII, y en 1842 se inició el protectorado francés. En 1984, la Polinesia Francesa accedió al estatuto de autonomía, con su Asamblea Territorial y Gobierno.
La Polinesia Francesa tiene en conjunto un territorio de 4.167 kilómetros, sobre una multitud de islas pobladas por unos 300.000 habitantes. Papeete, situada en la isla de Tahití, es la capital. Se habla francés y polinesio.
Algunas páginas web de los establecimientos reseñados:
www.legendsresortvillas.com
www.mooreafaremiti.com
www.farevaihere.com
www.helenespa.com
www.lestipaniers.com
www.laplantationmoorea.com
www.tahiacollins.com
Tienda de pareos en Moorea. Tahití Turismo
Peces raya, en aguas de Moorea. Tahití Turismo
En Quad, por los campos de Moorea. Tahití Turismo