La muestra, que podrá visitarse desde el 5 de octubre en la Fundación Juan March de Madrid, reúne 180 piezas (pinturas, esculturas, obra sobre papel, libros, revistas y fotografías) realizadas por más de un centenar de artistas, y procedentes de diversas colecciones e instituciones norteamericanas y europeas, principalmente británicas. Un recorrido estético con abundantes referencias literarias: todo un caudal de obras, que abraza más de cinco siglos de arte británico, desde la iconoclastia de los puritanos del siglo XVI y la pintura civil de Hans Holbein, hasta la obra de verdaderos iconos del arte inglés de los sesenta a los ochenta del pasado siglo como Henry Moore, Francis Bacon, David Hockney, Peter Blake, Richard Hamilton o Richard Long.
El título de la exposción hace eco de la novela homónima del escritor británico Robert Louis Stevenson: la isla tiene un tesoro (su arte, su pintura y escultura) que, como casi todos los tesoros, está aún medio oculto y por descubrir. La perspectiva adoptada para la muestra ha sido la de los lugares geográficos y la idea que subyace a este proyecto es que se gana mayor conocimiento cuando se inquiere dónde estaba y dónde está el arte británico, (en lugar de qué era y qué es) durante sus cinco siglos de historia.
Lejos de las excesivas rigideces de la pertenencia a escuelas nacionales, a un país, a un estado, una nación o un imperio, una de las primeras sorpresas al acercarse al arte británico es la de comprobar una especie de “localismo universal”; como delatan sus nombres, un considerable número de artistas extranjeros hizo de Gran Bretaña su lugar de residencia y de trabajo. De modo que la crónica del arte específicamente británico lo presenta, de entrada, como sorprendentemente cosmopolita, ya que aun poseyendo innegables rasgos propios, las obras de sus protagonistas han nacido y han evolucionado al compás de los acontecimientos históricos y artísticos del mundo entero.
Con el objetivo de dar a conocer los tesoros del arte ligados a la isla, La isla del tesoro. Arte británico de Holbein a Hockney presenta una serie de obras como claves maestras para conocer y entender el arte británico, y con las que se articula un relato que pone de manifiesto la fuerza y significación particular de muchos artistas y de sus obras. Todo el caudal de obras y artistas está organizado en la exposición en secciones, correspondientes a otros tantos cortes de época, desde Destrucción y Reforma (1520-1620) hasta Un mundo feliz (1945-1980).
Tony Cragg. Gran bretaña vista desde el norte, 1981
James Abbott. Nocturno: azul y plata-luz de Cremorne, 1872