Barcelona, 7 de abril de 2014
Ex ungue leonem, locución latina, que se traduce ‘por la garra (se conoce) al león’, alude a que a partir de un fragmento de un conjunto podemos tener una imagen de su totalidad, como sucede en el caso de las piezas de mármol que se presentan en la muestra del Museu Nacional D`Art de Catalunya.
Las cuatro cabezas de mármol que se presentan en Ex ungue leonem son fragmentos procedentes de la portada de Sant Pere de Rodes, una obra maestra del románico atribuida a uno de los escultores más sorprendentes, el llamado Maestro de Cabestany.
La portada, construida probablemente durante las décadas centrales del siglo XII, contenía temas del Nuevo Testamento, y fue destruida hacia el primer cuarto del siglo XIX.
Las cabezas, que forman parte de los pocos restos dispersos que se conservan de la portada, fueron realizadas probablemente en el segundo tercio del siglo XII. Las cuatro cabezas fragmentarias se caracterizan por su fuerte geometrización, por un acentuado sentido del volumen, y por su gran fuerza expresiva, uno de los rasgos más singulares de la obra del artista.
Estas pequeñas esculturas presentan unos rasgos de pómulos angulosos, ojos oblicuos, con los globos oculares destacados, y sus extremos están marcados a golpes de trépano, también a veces aplicado al cabello.
El Maestro de Cabestany
El nombre dado al escultor y a su taller proviene de una de sus obras más representativas, el tímpano de la iglesia rosellonesa de Cabestany. Fue Josep Gudiol i Ricart el primero que definió su estilo y esbozó el alcance de su actuación, en el año 1944.
El estilo del Maestro de Cabestany es singular, fácilmente reconocible y basado en una figuración contundente. La fuerte personalidad de su obra ha provocado numerosos interrogantes e hipótesis sobre su taller y sobre la manera en la que vehiculó su producción.
La obra del Maestro de Cabestany está muy relacionada con talleres como los de Toulouse, tal y como queda patente en la cabecera de Sant Pere de Galligants o en Sant’Antimo, en la Toscana, donde las partes atribuidas al Maestro y a su círculo conviven con otras de innegable sello tolosano o languedociano. También podría entroncar con la escultura desarrollada en centros de peregrinaje. De hecho, la mayor parte de su producción se sitúa en centros benedictinos y en puntos vinculados con las vías de peregrinación.
Cronológicamente, la relación con Toulouse y el carácter primigenio de algunas de sus obras hacen pensar en dataciones situadas en el segundo tercio del siglo XII. Se han desarrollado, sin embargo, hipótesis que sitúan el conjunto en fechas más cercanas a 1200, en base a comparaciones con la escultura del entorno de Pisa (también en la Toscana) y de Provenza.
La obra de este escultor y su taller ha sido localizada en el Mediterráneo occidental y los Pirineos, desde la italiana Toscana (donde destaca el capitel de Sant’Antimo) hasta Navarra (Errondo). Las dos regiones en las que se encuentra una mayor concentración de obras son Aude (Languedoc), alrededor de Carcasona, con piezas magistrales como el altar-sarcófago de Saint-Hilaire d’Aude, y el noreste de Cataluña donde, a parte de Cabestany y Sant Pere de Rodes, hay que citar la portada del Voló (Rosellón) y Sant Pere de Galligants, en Girona.
Maestro de Cabestany. Cabeza humana. Fragmento de relieve. Segundo tercio del siglo XII. Colección particular
Maestro de Cabestany. Cabeza humana. Fragmento de relieve. Segundo tercio del siglo XII. Fitzwilliam Museum, Cambridge (Reino Unido) Núm. inv. M.3-1964
Maestro de Cabestany. Cabeza humana. Fragmento de relieve. Segundo tercio del siglo XII. Museu d’Art de Girona, inv. 132427. Fondo Generalitat de Catalunya (Donación del sr. Joaquim Cusí y de su
Maestro de Cabestany. Cabeza humana. Fragmento de relieve. Segundo tercio del siglo XII. Antigua Col·lecció Oleguer Junyent, actualmente Col·lecció Oleguer Armengol Junyent, Barcelona