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Anselm Kiefer en el Guggenheim Bilbao

Bilbao, abril de 2007

Se trata de una muestra única que incluye una selección de obras creadas en la última década.. Más de 100 obras creadas en la última década, entre las que se encuentra una pintura de escala monumental creada especialmente para el Atrio del Museo

La exposición, comisariada por Germano Celant, Curator Senior de Arte Contemporáneo del Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York, presenta obras pertenecientes a colecciones públicas y privadas, a la Colección del Museo Guggenheim Bilbao y a los fondos del propio artista.

Esta muestra conjuga el poder emocional de las creaciones de Kiefer con el edificio de Frank Gehry, logrando que el espectador se sumerja en un espacio creativo, donde los grandiosos trabajos de este artista brillan con luz propia. Una de las particularidades es un desolado paisaje de invierno de escala monumental, creado especialmente para el Atrio del Museo, cuya verticalidad —15 metros de altura— interactúa con el singular espacio creado por Frank Gehry.

De lo particular a lo universal

Anselm Kiefer nació en 1945 en Donaueschingen, al sur de Alemania. Reconocido internacionalmente como uno de los más importantes creadores de nuestro tiempo, su producción se inicia a finales de los años sesenta, cuando decide abandonar los estudios de derecho para dedicarse a su verdadera vocación, el arte, en el año 1966. Su producción de los años setenta y ochenta gira en torno a la mitología, la historia, la religión y la simbología alemana, temas que el artista investiga profundamente y que utiliza de forma recurrente en sus obras como medio para evitar el proceso de amnesia colectiva ante las brutalidades y tragedias históricas de una Alemania desmembrada por la Segunda Guerra Mundial y en plena lucha por la restitución de su identidad como país. De esta forma, la cábala, los nibelungos, Adolf Hitler, el músico Richard Wagner o el arquitecto del nazismo, Albert Speer, son referencias comunes en su obra de este periodo que ha sido considerada un auténtico “teatro de la memoria”.

Sus trabajos, en los que se fusionan la pintura, la escultura o la fotografía, mediante técnicas como el collage y el asamblage, subrayan la solemnidad y la naturaleza trascendente de su contenido no sólo por sus cualidades táctiles, sino por la violencia de su pincelada y la opacidad que transmite una paleta de colores casi monocroma, mezclada con materiales poco ortodoxos y endebles como plomo, alambre, paja, yeso, barro, ceniza o polvo, o flores y plantas reales, en contraste con la transparencia de su significado.

A comienzos de los años noventa, Kiefer, tras una serie de viajes por el mundo, comienza a explorar temas más universales, todavía basados en la religión, los simbolismos ocultos, los mitos y la historia, pero centrándose ahora más en el destino global del arte y de la cultura, así como en la espiritualidad y los mecanismos y misterios de la mente humana.

Obras monumentales

La muestra que presenta el Museo Guggenheim Bilbao está organizada temáticamente tomando como base, además de las religiones y la mística, la filosofía, la ciencia, la naturaleza o la alquimia, sus referencias literarias y poéticas, desde la filosofía de Martin Heidegger (1889–1976) y Friedrich Nietzsche (1844–1900) y los escritos de Paul Celan (1920–1970), Jean Genet (1910–1986) o Ingeborg Bachmann (1926–1973), hasta la música de Richard Wagner (1813–1883), figuras a través de las que cuestiona y aborda aspectos fundamentales de la experiencia y condición humana.

La selección de obras realizada resalta especialmente las intervenciones monumentales de Kiefer, es decir, aquellas obras que el artista concibió para lugares concretos cargados de referencias históricas, religiosas o culturales, entre las que se encuentra su propio estudio en Barjac, estableciendo una fuerte interacción con la arquitectura.

“Mis obras son muy frágiles y no tan sólo en el sentido literal. Si las colocas juntas en las circunstancias equivocadas, pueden perder completamente su poder”, señalaba el artista en una entrevista concedida a finales de 2006 a la revista Modern Painters.

Desde 1993 Kiefer vive y trabaja en Barjac, una pequeña villa de Francia, cerca de Avignon, donde este artista ha creado un auténtico laboratorio que le permite testar ideas y materiales y transformarlos en auténticas experiencias artísticas. Reconocido como uno de los más importantes artistas en activo, ha sido el protagonista en la últimas cuatro décadas de exposiciones de pinturas, esculturas, dibujos e instalaciones en la instituciones y museos más relevantes de todo el mundo y sus trabajos forman parte de las más prestigiosas colecciones de arte públicas y privadas.

Obra en proceso, 2006. Óleo, emulsión y acrílico sobre lienzo 1500 x 710 cm. Colección del artista

Obra en proceso, 2006. Óleo, emulsión y acrílico sobre lienzo 1500 x 710 cm. Colección del artista

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