Otros edificios de interés
La Lonja de la Carne, la Casa Gremial de los Albañiles, el Castillo de Gerardo el Diablo, el Antiguo Edificio de Correos, la Vrijdagmarkt... Gante tiene atractivo para días de estancia.
Pasear por las calles de Gante es enriquecedor. Magnificos monumentos, edificios en condiciones de conservación perfectas, y todo ello con la belleza añadida de los ríos Lys y Escalda.
Desde el Puente de San Miguel se obtiene una impresionante panorámica de la ciudad, el conjunto de las tres torres alineadas, el Antiguo Edificio de Correos, hoy convertido en un Centro Comercial, El Castillo de los Condes, la Iglesia de San Miguel...
La Lonja de la Carne, construida a principios del siglo XV, era el único lugar en el que los ganteses podían comprar, por motivos de control higiénico, la carne. Hoy se pueden degustar en ella el jamón Ganda (del cerdo flamenco) y otras especialidades de la zona.
Frente a la iglesia de San Nicolás se encuentra la Casa Gremial de los Albañiles, una curiosa edificación coronada por las figuras de seis bufones bailarines. En la actualidad, el edificio es propiedad de la Federación de Turismo de Flandes Oriental.
El Castillo de Gerardo el Diablo es una fortaleza del siglo XIII que ha sido utilizado para distintas funciones. Desde principios del siglo XX acoge el Archivo de Estado. Tras el Castillo se encuentra el Palacio Episcopal, de finales del siglo XIX.
Para aquellos que quieran conseguir una experiencia de compras distinta, es recomendable una visita al Antiguo Edificio de Correos o Korenmarkt, que alberga en la actualidad un Centro Comercial, con reconocidas tiendas y restaurantes. Es también necesaria una visita a la Vrijdagmarkt o Plaza del Mercado de los Viernes; el centro socio-político de Gante, y el lugar en el que eran recibidos los soberanos, resueltos los conflictos y celebradas las fiestas de la ciudad.
En esta plaza se encuentra la estatua de Jacobo de Artevelde, un comerciante gantés que consiguió que Inglaterra suprimiera el bloqueo de importación de lana inglesa. Pasado el tiempo, y tras descubrir que Eduardo III de Inglaterra no cumplía con su promesa, Artevelde fue asesinado por sus conciudadanos.