La catedral de Viseo
La catedral de Viseo es románica en su origen, pero ha sufrido diversas modificaciones a lo largo de los tiempos.
La fachada tiene un aire extraño en el que se mezcla la austeridad cubista de las torres románicas, con la parte central, rehecha en el XVII, que destaca por el tono más blanco de la piedra y sus seis estatuas, una de las cuales representa a san Teotonio, patrono de la ciudad, y primer santo portugués.
De las dos torres, sólo la del reloj es original, la otra se reconstruyó en el siglo XVII. En medio, el cuerpo central está basado en tres registros horizontales. Las estatuas de los nichos laterales corresponden a los cuatro evangelistas; el que está sobre el dintel de la puerta es el de san Teotonio, y en el más elevado corresponde a la virgen de la Asunción.
La imagen de san Teotonio aparece con báculo episcopal, pues fue nombrado obispo de Viseo a la vuelta de su primer viaje a Jerusalén.
En el interior de la iglesia se observa la reconstrucción del siglo XVI, de aire manuelino, especialmente visible en el techo, con bellas nervaduras de ligadura. En la capilla Mayor, un gran retablo barroco.
Es interesante también el claustro renacentista. En él se aprecia una bella puerta primitiva, de transición entre Románico y Gótico. También se aprecian en el claustro unas buenas azulejerías del siglo XVIII.
Este claustro, del XVI, es un bello trabajo obra del italiano Francesco Cremona, quien realizó otras obras en Portugal en los inicios de aquel siglo. La planta superior es del XVII. Otra dependencia de notable gracia es el airoso paseo o balcón de los canónigos, también del autor italiano.
En medio de la plaza, el grácil crucero del siglo XVIII, armoniza con las torres de la catedral por la severidad de su granito reverdecido por el musgo.