Guía de Santander
Qué ver en Santander
Santander, capital de la pequeña comunidad autónoma de Cantabria, disfruta de un bellísimo marco geográfico e interesantes lugares que conocer.
Palacio de la Magdalena
El Gran Casino de Santander
Otros edificios civiles destacables
La catedral
Iglesia de la Compañía
Museos de Santander
El Sardinero
Otras playas
Información general de Santander
Santander es una de las más bellas ciudades costeras del norte de España, ubicada en el fondo de una bella bahía, a la orilla del mar Cantábrico.
Santander es una de las más bellas poblaciones costeras del norte de España, ubicada en el fondo de una bella bahía, a la orilla del mar Cantábrico. Es la capital de la pequeña comunidad autónoma de Cantabria, que se halla entre Asturias y el País Vasco, y disfruta de un bellísimo marco geográfico, junto con una elevada calidad de vida.
Una guía de Santander, elaborada por Artemio Artigas, con fotografías de José Manuel Fernández Miranda.
Información general de Santander
Santander es una de las más bellas ciudades costeras del norte de España, ubicada en el fondo de una bella bahía, a la orilla del mar Cantábrico.
La ciudad
A medio camino entre San Sebastián y Gijón, en pleno mar Cantábrico, Santander es una ciudad española de acusada belleza, magníficas playas y un marco geográfico atractivo que le ha dado gran vida turística.
La ciudad es la capital de la comunidad autónoma de Cantabria y está poblada por unos 200.000 habitantes, que gozan, en general, de una alta calidad de vida.
Arropada por una bahía, la ciudad tiene una amplia historia portuaria desde la antigüedad, cuando los romanos crearon allí un pequeño puerto. Esa magnífica ubicación ha sido básica para alcanzar un notable desarrollo turístico desde mediados del siglo XIX.
Pero también ha sido lugar de tragedias.
Al visitante de la urbe le llamará la atención que esta apenas tenga casco antiguo. La razón está en un suceso ocurrido en el tramo final del siglo XIX, en el que un barco explotó en los muelles del puerto.
El navío, el Cabo Machichaco, venía cargado de dinamita y la explosión de la carga motivó un drama dantesco. Unas 600 personas perecieron en aquel brutal siniestro que destrozó el entorno portuario y las calles adyacentes. Era el año 1893.
Pero la ciudad resurgió, amparada en una rica burguesía y en el apoyo del Estado. En los inicios del siglo XX, la costa santanderina fue incluso preferida por la monarquía española. Alfonso XIII solía pasar allí las temporadas estivales. La urbe regaló al monarca un palacio situado en la hermosa península de La Magdalena.
El clima del lugar es agradable; oceánico, suave y con bastante humedad.
Santander tiene buenas comunicaciones por ferrocarril y carretera, con autopistas que la unen al interior y al resto de la costa, aeropuerto internacional e incluso una línea marítima de pasajeros que la enlaza con el sur del Reino Unido. Además, posee una excelente oferta hotelera, tanto en el casco central como, especialmente, en la zona del Sardinero.
Santander es una ciudad excelente para el turismo y el ocio. Guiarte.com/ José Manuel Fernández Miranda.
La isla de Mouro, ante la bahía de Santander, con el mar absolutamente plácido. Guiarte.com/ José Manuel Fernández Miranda.
La historia
Cuentan que Santander fue en su origen el Portus Victoriae Iuliobrigensium, de la época de Augusto. Pero las localidades vecinas de la bahía también reclaman para sí tal origen.
Lo que realmente es cierto es el poblamiento antiguo de este lugar, en el que desde la antigüedad estuvieron los restos de un santo mártir, Emeterio, que dieren origen al nombre de la población.
El centurión Marcelo y su esposa Nonia, habitantes de la vieja ciudad de León, tuvieron varios hijos. Dos de ellos, Emeterio y Celedonio, fueron decapitados en Calahorra por profesar la religión cristiana y acabaron su reliquias en Santander, donde recibieron la veneración de las gentes que identificaban el lugar como Sancti Emeterii, denominación que pasó a ser más tarde Sant Emeter y luego Santander...
Amparado por la ubicación y la fama de sus reliquias, el lugar creció en la Edad Media. Santander fue puerta por la que fluía el tráfico desde y hacia Inglaterra y Flandes. Por fluir, fluyó hasta la peste que llegó de Flandes en el final del XV y arruinó demográficamente a la ciudad.
Ese vigor comercial se asentó en el XVIII, merced a la construcción de un camino que centralizó en el lugar el comercio de la Meseta y cuando se habilitó al lugar para comerciar con América. Entonces recibió el título de ciudad, y la iglesia, donde reposaban los restos de Emeterio y Celedonio, pasó a ser catedral de la nueva diócesis.
Aún vinieron nuevos tiempos en el XIX, cuando progresó su vitalidad comercial y financiera, llegó el ferrocarril y la realeza empezó a utilizar sus playas como ámbito cortesano estival, desde el momento en el que Isabel II, en 1861, quedó encantada con la placidez del lugar.
Tras la explosión del buque Cabo Machichaco con su carga de dinamita, que destruyó gran parte del casco antiguo de la ciudad, Santander renació y siguió conservando el favor real. Alfonso XIII y su esposa Victoria Eugenia estimaron mucho a la ciudad, y en prueba de afecto recíproco, Santander les regaló la península de La Magdalena, donde se asienta el palacio.
En las cercanías, promocionadas con la presencia real, proliferaron las construcciones para divertimento de las clases aristocráticas y burguesas, el casino, el hipódromo, los hoteles y chalets, que definitivamente otorgaron a Santander -sobre todo a esta zona de playas (Sardinero y Magdalena)- un aire vacacional.
Con la explosión del barco de dinamita no acabaron las desgracias de Santander. Apenas habían pasado cincuenta años cuando la ciudad vivió otro siniestro. El 15 de febrero de 1941, un huracán avivó un fuego que destruyó prácticamente todo el casco antiguo. Desaparecieron del mapa 37 calles. Ardieron casi 2000 viviendas. El plano de Santander tuvo que rediseñarse.
Una vez más, la ciudad santanderina salió adelante.
El poder de esa burguesía se sigue mostrando en todo el mundo a través de una sociedad financiera que tiene su sede en el lugar, el Banco de Santander, creado por los comerciantes cántabros en 1857, y que hoy es una de las grandes firmas mundiales.
Entre los santanderinos célebres, el polígrafo Marcelino Menéndez Pelayo; el navegante Vital Alsar, la escritora Concha Espina, el poeta Gerardo Diego, y la familia de banqueros Botín.
Sirena, ante los galeones que Vital Alsar donó a su ciudad natal, ubicados en la península de la Magdalena. Guiarte.com/ José Manuel Fernández Miranda.
Palacio de la Magdalena, Santander. Guiarte.com/ José Manuel Fernández Miranda.
Ocio y gastronomía
Santander es un enclave turístico importante en el norte de España, y ello lleva consigo una buena calidad de ofertas de ocio y de gastronomía.
Frente a las clásicas opciones del turismo de calor, sol y playa, Santander ofrece un estilo de vida más burgués y reposado. Buenos servicios, seguridad, limpieza en las calles y un clima amable, no tórrido.
El verano es la mejor época para visitar la ciudad. Las temperaturas moderadas permiten que los paisajes y los jardines se hallen plenos de verdor. Realmente, la media está en torno a los 25 grados, con bastante humedad.
Muchas gentes de toda España, pero preferentemente de las regiones más cercanas, País Vasco, León, Castilla y Madrid, tienen a Santander como ciudad turística preferida. A ello se añade cierto turismo inglés, favorecido por la línea que une la ciudad con el sur de la isla británica. Desdé Santander hay viajes regulares por ferri hasta Plymouth y Portsmouth.
La ciudad tiene buenas comunicaciones un aeropuerto de bastante actividad y numerosas conexiones internacionales.
También cuenta con buena oferta ferroviaria, con estaciones de Feve y Renfe.
Santander tiene una extraordinaria oferta hotelera, con un centro de cinco estrellas y un buen número de cuatro, y otro abundante número de establecimientos de otros rangos, así como buena oferta de apartamentos y campings.
La ciudad tiene bastante animación cultural: con festivales dedicados al piano y a la danza que han adquirido proyección internacional.
Cuenta la ciudad con un palacio de Festivales, abierto desde 1991 y que es obra de Sáenz de Oiza. La obra es impresionante y tiene enorme impacto visual, aunque no se trata de los mejores trabajos de este magnífico arquitecto. El edificio, un tanto aparatoso, ha recibido diversas críticas, por su tamaño y coste, y por otras circunstancias de la obra, entre ellas la supresión del gran espacio acristalado que lo transformaba en un auténtico mirador sobre la bahía para los propios espectadores.
Santander es propia para caminar, por zonas como el paseo de Pereda, donde se encuentran cafés y lugares de restauración, para avanzar hacia el norte por el paseo de Castelar y llegar a la avenida de la Reina Victoria, que nos recuerda el periodo dorado del turismo, con los chalets y edificios de principios de siglo XX, para llegar al entorno de la Plaza de Italia, donde está el casino, así como otro lugares propicios para la restauración o para tomar plácidamente un café.
Aunque también cabe gozar con los espacios verdes, y a este respecto cabría citar al parque de la Magdalena, los populares jardines del Piquío o el parque de Mataleñas...
La gastronomía de Santander está fundamentada principalmente en sus pescados. El recorrido gastronómico podría empezar por el Barrio Pesquero, continuando por Puerto chico, El Sardinero y para terminar por el área de Corbán.
La gastronomía de la región tiene resabios de mar y de las comarcas de interior.
Del mar son las sopas de pescados o mariscos; del mar son también las almejas a la marinera o la merluza y el bacalao, preparados de distintas formas. Del mar y del interior es la conocida merluza a la sidra.
De interior es la carne de ternera que abastece las mesas de los restaurantes locales; del interior son también los sabrosos potajes, y los quesos.
Y en los postres también se aprecia la tradición de las comarcas y su rica ganadería. Los arroces con leche, la leche frita, las natillas, las quesadas pasiegas...
De las bebidas, siempre han tenido fama los orujos (Liébana) y la sidra.
La urbe ama las fiestas. Ya por San Juan celebra la llegada del verano con hogueras y fiesta. En julio celebra Santiago, un mes más tarde a los mártires San Emeterio y Celedonio, y a mediados de septiembre la de la patrona cántabra, la Virgen Bien Aparecida.
Pasear por Santander es placentero. Jardines a la orilla del mar. Guiarte.com/ José Manuel Fernández Miranda.
La bahía de Santander es excelente para los deportes náuticos. Guiarte.com/ José Manuel Fernández Miranda.
Numerosos cruceros llegan cada año al puerto de Santander. Guiarte.com/ José Manuel Fernández Miranda.
Direcciones de interés
Algunas direcciones de interés para el viajero en la ciudad de Santander.
Oficinas de Turismo:
Paseo Pereda. Teléfono 942203000 y 942203001. Correo electrónico: turismo@ayto-santander.es br> El Sardinero: Teléfono 942740414. Correo electrónico turismo@ayto-santander.es
Museo de Prehistoria y Arqueología:
Hernán Cortés 4 y Los Castros, 65-67. Teléfono 942209922
http://www.museosdecantabria.es/web/museoscantabria/Prehistoria/visitar/Situacion
Museos Marítimo:
San Martín de Bajamar, s/n. Teléfonos 942274962 / 942281068.
http://www.museosdecantabria.es/web/museoscantabria/Maritimo
Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria:
C/Rubio 6. Teléfonos: 942203120 y 942203121
http://www.museosantandermas.es/
Biblioteca de Menéndez Pelayo:
Rubio, 6. Teléfono 942234534
http://www.bibliotecademenendezpelayo.org/
Casino de Santander:
Plaza de Italia, s/n, 1. Teléfono 942276054
Festival Internacional de Santander:
http://www.festivalsantander.com/
Palacio de la Magdalena:
http://palaciomagdalena.com/es/
Puerta de carruajes. Palacio de la Magdalena. Guiarte.com/ José Manuel Fernández Miranda.