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Qué ver en Peñíscola, olor de azahar

Visitas y monumentos y otras cosas que hay que ver en Peñíscola, olor de azahar

Una pequeña ciudad El castillo de Peñíscola Recintos defensivos La Virgen del Socorro Otros atractivos del Casco Viejo El entorno

Una pequeña ciudad

La ciudad vieja de Peñíscola está coronada por un castillo-palacio del Papa Benedicto XIII; en el cerro de un roquedo que domina un mar azulado, unido a tierra por una lengua de arena.

La afluencia de turismo y sus buenas playas han abarrotado la ciudad. Urbanizaciones de chalets y hoteles ofrecen un acusado contraste respecto a la encantadora península fortificada. La ciudad de Peñíscola está a 70 kilómetros de Castellón, entre esta ciudad y Barcelona. Tiene unos 4.000 habitantes. Está en una comarca denominado el Bajo Maestrazgo.

El mar acaricia las defensas; en lo alto el castillo. Fotografía de Miguel Moreno

El mar acaricia las defensas; en lo alto el castillo. Fotografía de Miguel Moreno

El castillo de Peñíscola

Parece ser que sobre una fortaleza que tuvo dominadores árabes, luego templarios y más tarde de la Orden de Montesa, el llamado Papa Luna elaboró su recio palacio.

El Papa llegó a Peñíscola en 1411 y allí continuó pese a los avatares de las facciones religiosas y nacionales. Tiene este edificio una simplicidad atractiva, que le hace ser mitad fortaleza militar y mitad palacio gótico.

Destaca en su sobriedad, el Cuerpo de Guardia y en la austeridad de la Basílica, que utilizaron Benedicto XIII y su sucesor Clemente VIII como basílica pontificia.

En tiempos de Felipe II se reorganizó la fortaleza-palacio, que se ha conservado con bastante fidelidad. Es Monumento Histórico Artístico Nacional desde 1931.

El castillo, en la cima. Vista nocturna. Miguel Moreno

El castillo, en la cima. Vista nocturna. Miguel Moreno

Recintos defensivos

Toda la ciudad de Peñíscola estaba rodeada por magníficas murallas. Las mandó erigir Felipe II y las diseñó, al parecer, el italiano Juan Bautista Antonelli, arquitecto oficial del rey.

Se realizaron entre 1576 y 1578. Destaca, en la parte baja, el portal de Felipe II, con grandes sillares almohadillados, que se atribuye a Juan de Herrera.

Vista nocturna del mar lamiendo los muros de la ciudad. Imagen de Miguel Moreno.

Vista nocturna del mar lamiendo los muros de la ciudad. Imagen de Miguel Moreno.

La Virgen del Socorro

En medio del casco viejo de Peñíscola está el templo parroquial de la Virgen del Socorro. Parte de la iglesia es del siglo XV y algunos trozos, la cabecera, neoclásicos, siglo XVIII.

En realidad es un templo relativamente sencillo, pero, ubicado en la cima del cerro, al lado de la fortaleza. Ofrece un aspecto sumamente digno, que se complemente perfectamente con ese magnífico entorno urbano.

El templo del lugar. Fotografía de Miguel Moreno

El templo del lugar. Fotografía de Miguel Moreno

Otros atractivos del Casco Viejo

Las callejas del casco viejo de Peñíscola son empinadas y tienen sencillas casas de un blanco radiante. El blanco de las casas y el azul de las aguas que rodean al lugar forman un conjunto sumamente agradable.

Tambien es atractiva la zona del parque de Artillería, en medio de zonas ajardinadas. Otro rincón típico es el Bufador, una gran oquedad que penetra hasta el caserío, donde se nota la violencia del mar en los días en que éste no está en calma.

Las calles del lugar tienen acusados desniveles y estan bordeadas de casas blancas. Imagen de Miguel Moreno.

Las calles del lugar tienen acusados desniveles y estan bordeadas de casas blancas. Imagen de Miguel Moreno.

El entorno

El entorno natural de Peñíscola es agradable. Al sur está la sierra de Irta, una franja montañosa que discurre paralela al mar durante unos 15 kilómetros.

Esta franja montańosa alberga un conjunto de playas pequeńas y solitarias y bellas zonas de monte y acantilados. Es un enclave relativamente virgen.

Desde la ermita de San Antonio, a unos 6 kilómetros de la ciudad, sobre la sierra de Irta se disfruta de una bella vista. En el extremo sur de la sierra está Alcalá de Chivert, con uno de los mejores templos de la provincia de Castellón, especialmente destacado por su inmensa torre.

La costa norte, en cambio, es arenosa y propicia para el goce playero. Al norte están también las ciudades de Benicarló y Vinaroz. Esta última tiene un importante yacimiento prehistórico, una magnífica iglesia arciprestal y unos estupendos restaurantes para comer pescados y mariscos.

Tampoco está lejos San Mateo, de importanta vida medieval, de la que conserva interesantes casas y una excelente iglesia gótica, entre otros elementos.

Playas al norte de la ciudad. Imagen de Miguel Moreno

Playas al norte de la ciudad. Imagen de Miguel Moreno

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