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Pan de Azúcar: el menhir de Río

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El Pan de Azúcar es el inmenso monolito de Río de Janeiro, un maravilloso menhir natural incluído en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

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El Pan de Azúcar es el inmenso monolito de Río, un maravilloso menhir natural, que se alza en la boca de la bahía de Guanabara, con un altura de 396 metros, permitiendo al viajero una extraordinaria mirada sobre la urbe. Este menhir natural, es el símbolo de una naturaleza poderosa que hace de Rio de Janeiro una ciudad especial, incluída en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO por sus valores paisajísticos.

Un acercamiento a este icono de Río, con textos y fotografías del escritor y periodista Tomás Alvarez.

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El Pan de Azúcar es el inmenso monolito de Río de Janeiro, un maravilloso menhir natural incluído en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Comenzar Cuentaviajes Pan de Azúcar: el menhir de Río

En el año 2012, Río de Janeiro entró en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, pero no ganó el título por su patrimonio artístico e histórico (que lo tiene) sino por su naturaleza.

Por Tomבs Alvarez
Pocas grandes ciudades del mundo pueden presumir de una ubicaciףn tan hermosa. De hecho, en la mayorםa de los casos el entramado urbano ha borrado del mapa los bosques, oteros o lagos, de modo que a vista de pבjaro, las urbes semejan una inmensa amalgama de edificios que cubre la tierra, una gigantesca alfombra de cemento que alcanza el horizonte.

Lamentablemente, bajo esa cobertura de cemento han quedado las viejas lagunas, las playas, los rםos y los bosques. Malos tiempos para la belleza.

Pero en la megalףpolis de Rםo el hombre ha sido incapaz de borrar la epidermis salvaje y verdeante. Los edificios avanzan a lo largo de decenas de kilףmetros, pero en medio de ellos quedan rotundas montaסas, unas veces cubiertas de bosques y otras orgullosas de su desnudez granםtica. Tambiיn quedan los espacios de agua donde se reflejan las luces de la ciudad y los altivos picachos.

En realidad, esta es una ciudad multiforme en la que encontramos aתn la huella de un imperio nacido tras la emigraciףn forzada de la monarquםa portuguesa ante el avance de Napoleףn; la pujanza del Brasil moderno dispuesto a liderar el futuro de Sudamיrica; el vigor de la naturaleza tropical y hתmeda; el rostro turםstico cבlido y bullanguero, pero tambiיn la injusticia de una sociedad con radicales diferencias econףmicas.

Hay un germen de violencia en esa disparidad social. Hace mבs de dos milenios, Platףn decםa que en todas las ciudades habםa dos que se enfrentaban entre sם: la ciudad de los pobres y la de los ricos. En Rםo eso estב a la vista. Lo descubre el viajero al ver a los indigentes, a veces niסos, durmiendo sobre cartones, ante los portales de las casas de Copacabana, la mayorםa protegidas pעr espectaculares enrejados que testimonian el miedo de los moradores.

Pero no es mi objetivo abordar el problema social de Rםo, sino resaltar la riqueza natural de esta ciudad. Y el icono que sintetiza esta naturaleza es, en mi opiniףn, el Pan de Azתcar.

Reconozco que el Corcovado, con sus 700 metros de altura y coronado por la estatua colosal del Cristo Redentor, es una postal mבs popular, pero en mi opiniףn, la gigantesca imagen (38 metros de altura, con la base) es un trabajo grande, que no grandioso; y espectacular, pero no artםstico. En definitiva, soy de los que cree que el Corcovado perdiף belleza y esencia en los aסos veinte del siglo pasado, cuando se transformף en el pedestal de un monumento religioso.

El Pan de Azתcar es el inmenso monolito de Rםo, un maravilloso menhir natural, que se alza en la boca de la bahםa de Guanabara, con un altura de 396 metros, permitiendo al viajero una maravillosa contemplaciףn de la urbe, con la bahםa, los montes del Parque Nacional de la Tijuca, la hermosa ensenada de Botafogo, buena parte de las playas cariocas, y una gavilla de islas que se asientan ante la conurbaciףn.

El nombre de Pan de Azתcar (Pדo de Aחתcar) derivarםa de su aspecto de cףnico de cumbre redondeada que recordaba a los moldes de azתcar que se comercializaban hasta el XIX, si bien no falta quien halla otras sugerencias, recordando vocablos de lenguas indםgenas.

Cerca de la playa Vermelha se halla el arranque para el ascenso en telefיrico. El trayecto tiene dos fases. En una primera a los viajeros alcanzan el llamado Morro de Urca, dominando el barrio de Urca y la bella zona de Botafogo. La imagen del Pan desde el Cerro de Urca es tambiיn magnםfica, aparece desnudo, emergiendo entre un manto de verdor, de modo que semeja un.extraסo proyectil casi metבlico que surge del interior del bosque natural, la mata atlבntica.

El Cerro de Urca alcanza unos 224 metros, y junto a la parada se muestran dos de los “bondinhos” (cabinas del telefיrico) que se usaron anteriormente. Tambiיn allם se hallan sendas esculturas de bronce de personajes ligados al proyecto de esta ruta panorבmica, que cumpliף cien aסos en 2013. En el entorno de esta cima, lugares para tomar una cerveza, para adquirir un recuerdo o simplemente para ver paisajes. Esto es lo mejor.

Desde el cerro de Urca se tomarב un nuevo bondinho (bodinho es diminutivo de bonde, es decir de vagףn de tranvםa) para subir al Pan de Azתcar. Hay quien ve en las lםneas de piedra de este farallףn roqueסo una imagen de San Pedro… o la sombra de un pבjaro. Siempre hay posibilidad para imaginar seres diversos -hasta dioses- en las grietas de la piedra, en las lenguas del fuego o en las formas de las nubes.

Pero a ningתn viajero le hace falta imaginar nada, porque realmente impresiona esa ojiva de granito que surge del mar y la mata atlבntica.

Y desde arriba… contemplar. Contemplar Leme, Copacabana, Ipanema, Leblףn, las cumbres del macizo de Tijuca, el Corcovado, Botafogo, Urca, Niteroi, la bahםa de Guanabara con la ensenada de Botafogo; el centro, el mar…

Desde la cima, se entiende el porquי de las inclusiףn de Rםo de Janeiro en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, como “Paisaje”.

Informaciones para subir al Pan de Azתcar (tarifas, horarios etc) en: http://www.bondinho.com.br/

Un Frédéric Chopin de bronce parece mirar de reojo al Pan de Azúcar, desde la Playa Vermelha.Guiarte.com/Tomás Alvarez

Un Frédéric Chopin de bronce parece mirar de reojo al Pan de Azúcar, desde la Playa Vermelha.Guiarte.com/Tomás Alvarez

Arranque del ascenso del teleférico. A la izquierda el Morro de Urca, a la derecha la cumbre del Pan de Azúcar.Guiarte.com/Tomás Alvarez

Arranque del ascenso del teleférico. A la izquierda el Morro de Urca, a la derecha la cumbre del Pan de Azúcar.Guiarte.com/Tomás Alvarez

A medida que se asciende se divisa todo Río. Botafogo, y al fondo el Corcovado.Guiarte.com/Tomás Alvarez

A medida que se asciende se divisa todo Río. Botafogo, y al fondo el Corcovado.Guiarte.com/Tomás Alvarez

La naturaleza se muestra magnífica en la ascensión.Guiarte.com/Tomás Alvarez

La naturaleza se muestra magnífica en la ascensión.Guiarte.com/Tomás Alvarez

El barrio de Urca y la Bahía de Guanabara.Guiarte.com/Tomás Alvarez

El barrio de Urca y la Bahía de Guanabara.Guiarte.com/Tomás Alvarez

Una imagen del Pan de Azúcar, desde el Morro de Urca.Guiarte.com/Tomás Alvarez

Una imagen del Pan de Azúcar, desde el Morro de Urca.Guiarte.com/Tomás Alvarez

La cabina del teleférico (bondinho) se acerca a la cumbre del Pan de Azúcar.Guiarte.com/Tomás Alvarez

La cabina del teleférico (bondinho) se acerca a la cumbre del Pan de Azúcar.Guiarte.com/Tomás Alvarez

La vista se pierde en el horizonte, abarcando toda la ciudad de Rio de Janeiro y su bellísimo entorno.Guiarte.com/Tomás Alvarez

La vista se pierde en el horizonte, abarcando toda la ciudad de Rio de Janeiro y su bellísimo entorno.Guiarte.com/Tomás Alvarez

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En el año 2012, Río de Janeiro entró en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, pero no ganó el título por su patrimonio artístico e histórico (que lo tiene) sino por su naturaleza.

Por Tomבs Alvarez
Pocas grandes ciudades del mundo pueden presumir de una ubicaciףn tan hermosa. De hecho, en la mayorםa de los casos el entramado urbano ha borrado del mapa los bosques, oteros o lagos, de modo que a vista de pבjaro, las urbes semejan una inmensa amalgama de edificios que cubre la tierra, una gigantesca alfombra de cemento que alcanza el horizonte.

Lamentablemente, bajo esa cobertura de cemento han quedado las viejas lagunas, las playas, los rםos y los bosques. Malos tiempos para la belleza.

Pero en la megalףpolis de Rםo el hombre ha sido incapaz de borrar la epidermis salvaje y verdeante. Los edificios avanzan a lo largo de decenas de kilףmetros, pero en medio de ellos quedan rotundas montaסas, unas veces cubiertas de bosques y otras orgullosas de su desnudez granםtica. Tambiיn quedan los espacios de agua donde se reflejan las luces de la ciudad y los altivos picachos.

En realidad, esta es una ciudad multiforme en la que encontramos aתn la huella de un imperio nacido tras la emigraciףn forzada de la monarquםa portuguesa ante el avance de Napoleףn; la pujanza del Brasil moderno dispuesto a liderar el futuro de Sudamיrica; el vigor de la naturaleza tropical y hתmeda; el rostro turםstico cבlido y bullanguero, pero tambiיn la injusticia de una sociedad con radicales diferencias econףmicas.

Hay un germen de violencia en esa disparidad social. Hace mבs de dos milenios, Platףn decםa que en todas las ciudades habםa dos que se enfrentaban entre sם: la ciudad de los pobres y la de los ricos. En Rםo eso estב a la vista. Lo descubre el viajero al ver a los indigentes, a veces niסos, durmiendo sobre cartones, ante los portales de las casas de Copacabana, la mayorםa protegidas pעr espectaculares enrejados que testimonian el miedo de los moradores.

Pero no es mi objetivo abordar el problema social de Rםo, sino resaltar la riqueza natural de esta ciudad. Y el icono que sintetiza esta naturaleza es, en mi opiniףn, el Pan de Azתcar.

Reconozco que el Corcovado, con sus 700 metros de altura y coronado por la estatua colosal del Cristo Redentor, es una postal mבs popular, pero en mi opiniףn, la gigantesca imagen (38 metros de altura, con la base) es un trabajo grande, que no grandioso; y espectacular, pero no artםstico. En definitiva, soy de los que cree que el Corcovado perdiף belleza y esencia en los aסos veinte del siglo pasado, cuando se transformף en el pedestal de un monumento religioso.

El Pan de Azתcar es el inmenso monolito de Rםo, un maravilloso menhir natural, que se alza en la boca de la bahםa de Guanabara, con un altura de 396 metros, permitiendo al viajero una maravillosa contemplaciףn de la urbe, con la bahםa, los montes del Parque Nacional de la Tijuca, la hermosa ensenada de Botafogo, buena parte de las playas cariocas, y una gavilla de islas que se asientan ante la conurbaciףn.

El nombre de Pan de Azתcar (Pדo de Aחתcar) derivarםa de su aspecto de cףnico de cumbre redondeada que recordaba a los moldes de azתcar que se comercializaban hasta el XIX, si bien no falta quien halla otras sugerencias, recordando vocablos de lenguas indםgenas.

Cerca de la playa Vermelha se halla el arranque para el ascenso en telefיrico. El trayecto tiene dos fases. En una primera a los viajeros alcanzan el llamado Morro de Urca, dominando el barrio de Urca y la bella zona de Botafogo. La imagen del Pan desde el Cerro de Urca es tambiיn magnםfica, aparece desnudo, emergiendo entre un manto de verdor, de modo que semeja un.extraסo proyectil casi metבlico que surge del interior del bosque natural, la mata atlבntica.

El Cerro de Urca alcanza unos 224 metros, y junto a la parada se muestran dos de los “bondinhos” (cabinas del telefיrico) que se usaron anteriormente. Tambiיn allם se hallan sendas esculturas de bronce de personajes ligados al proyecto de esta ruta panorבmica, que cumpliף cien aסos en 2013. En el entorno de esta cima, lugares para tomar una cerveza, para adquirir un recuerdo o simplemente para ver paisajes. Esto es lo mejor.

Desde el cerro de Urca se tomarב un nuevo bondinho (bodinho es diminutivo de bonde, es decir de vagףn de tranvםa) para subir al Pan de Azתcar. Hay quien ve en las lםneas de piedra de este farallףn roqueסo una imagen de San Pedro… o la sombra de un pבjaro. Siempre hay posibilidad para imaginar seres diversos -hasta dioses- en las grietas de la piedra, en las lenguas del fuego o en las formas de las nubes.

Pero a ningתn viajero le hace falta imaginar nada, porque realmente impresiona esa ojiva de granito que surge del mar y la mata atlבntica.

Y desde arriba… contemplar. Contemplar Leme, Copacabana, Ipanema, Leblףn, las cumbres del macizo de Tijuca, el Corcovado, Botafogo, Urca, Niteroi, la bahםa de Guanabara con la ensenada de Botafogo; el centro, el mar…

Desde la cima, se entiende el porquי de las inclusiףn de Rםo de Janeiro en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, como “Paisaje”.

Informaciones para subir al Pan de Azתcar (tarifas, horarios etc) en: http://www.bondinho.com.br/

Un Frédéric Chopin de bronce parece mirar de reojo al Pan de Azúcar, desde la Playa Vermelha.Guiarte.com/Tomás Alvarez

Un Frédéric Chopin de bronce parece mirar de reojo al Pan de Azúcar, desde la Playa Vermelha.Guiarte.com/Tomás Alvarez

Arranque del ascenso del teleférico. A la izquierda el Morro de Urca, a la derecha la cumbre del Pan de Azúcar.Guiarte.com/Tomás Alvarez

Arranque del ascenso del teleférico. A la izquierda el Morro de Urca, a la derecha la cumbre del Pan de Azúcar.Guiarte.com/Tomás Alvarez

A medida que se asciende se divisa todo Río. Botafogo, y al fondo el Corcovado.Guiarte.com/Tomás Alvarez

A medida que se asciende se divisa todo Río. Botafogo, y al fondo el Corcovado.Guiarte.com/Tomás Alvarez

La naturaleza se muestra magnífica en la ascensión.Guiarte.com/Tomás Alvarez

La naturaleza se muestra magnífica en la ascensión.Guiarte.com/Tomás Alvarez

El barrio de Urca y la Bahía de Guanabara.Guiarte.com/Tomás Alvarez

El barrio de Urca y la Bahía de Guanabara.Guiarte.com/Tomás Alvarez

Una imagen del Pan de Azúcar, desde el Morro de Urca.Guiarte.com/Tomás Alvarez

Una imagen del Pan de Azúcar, desde el Morro de Urca.Guiarte.com/Tomás Alvarez

La cabina del teleférico (bondinho) se acerca a la cumbre del Pan de Azúcar.Guiarte.com/Tomás Alvarez

La cabina del teleférico (bondinho) se acerca a la cumbre del Pan de Azúcar.Guiarte.com/Tomás Alvarez

La vista se pierde en el horizonte, abarcando toda la ciudad de Rio de Janeiro y su bellísimo entorno.Guiarte.com/Tomás Alvarez

La vista se pierde en el horizonte, abarcando toda la ciudad de Rio de Janeiro y su bellísimo entorno.Guiarte.com/Tomás Alvarez

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