Pasado y presente
Los tranvías y trolebuses que recorren las calles de Tallín (Estonia), Riga (Letonia) y Vilnius (Lituania) nos evocan una imagen romántica de transporte colectivo que hace tiempo perdimos en las calles españolas.
Pero si nos fijamos un poco más en las carrocerías de algunos vagones vetustos, veremos que han sido repintados con la marca roja de coca-cola sobre el gris soviético que dominó durante décadas.
A los habitantes de las repúblicas bálticas les pasa lo mismo que a sus tranvías. Hoy son furibundos nacionalistas, fervientes europeos, aunque las reminiscencias comunistas siguen aflorando tan pronto como se rasca la superficial capa de pintura capitalista.
¿Cómo es posible que las ciudades bálticas estén llenas de coches de lujo y vacías de utilitarios? ¿Por qué la gente sobrevive gracias a tener tres empleos? Seguramente porque las empresas hacen como que pagan, y los empleados hacen como que trabajan. La corrupción, las mafias (algunas transferidas a España), la nomenklatura, siguen mandando a orillas del Báltico.
Típico edificio soviético en Riga, reminiscencia de varias décadas de dominio ruso. Imagen de Miguel Moreno. guiarte.com. Copyright
La decoración de los templos católicos lituanos recuerda mucho al barroco polaco, tan cromático y lujoso. Imagen de Miguel Moreno. guiarte.com. Copyright