Camberra (Australia) 22 de febrero de 2016
Un estudio científico, en el que participan expertos de BirdLife International y la Universidad Nacional de Australia, recoge una investigación en la que se señala que un 28 por ciento de las especies existentes (111 de 398) se hallan “en peligro”, según la Lista Roja de la UICN.
En general, según informa BirdLife International, los loros están más amenazados que los demás grupos de aves (incluyendo aves marinas, palomas y aves rapaces). Los más amenazados son aquellos de una pequeña distribución (por ejemplo, las que se encuentran en las islas), los de tamaño corporal grande, aquellos que necesitan un largo período para atender a la prole y los que dependen de hábitats forestales.
Los de gran tamaño tienden a tener baja densidad de población y están en mayor riesgo por los cazadores humanos, mientras que los loros forestales anidan generalmente en cavidades de árboles, lo que significa que la destrucción del bosque primario tiene un impacto severo en la disponibilidad de sitios de anidación y empeora el éxito reproductivo.
Este estudio confirma que el 56% de todas las especies de loros está en declive. Las aves se enfrentan a una amplia gama de amenazas: pérdida y degradación del hábitat, expansión agrícola, la caza y captura, etc. Los loros son el grupo de aves más común en el comercio de vida silvestre. Estos animales han fascinado al hombre desde la antigüedad.
El estudio enumera especialmente a 10 países que necesitan otorgar una mayor prioridad para la conservación: Indonesia, Brasil, Australia, Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú, Papúa Nueva Guinea, Venezuela y México. En América Central y del Sur destacan como necesidades la de una mayor protección de los enclaves y la mejora de la legislación. En el sudeste de Asia y Oceanía es necesaria una mayor protección del hábitat.
La gravedad de las amenazas para la especie también se relaciona con el PIB de los países. Unas economías más desarrolladas tienden a tener mayores tasas de urbanización y el consiguiente aumento de la presión sobre el hábitat del loro. En general, aunque hay especies comercializadas que no están en peligro, el comercio ilegal está impulsando rápidamente el número de especies hacia la extinción.
BirdLife recuerda también que las especies extintas son un amargo aviso.
En la Lista Roja de UICN hay más de una decena de especies de loro extintas, casi todas tenían un área limitada a islas, salvo dos casos, el Conuropsis carolinensis, de Norteamérica, cuyo último ejemplar murió en 1918 en el zoológico de Cincinnati, y el Psephotellus pulcherrimus loro australiano cuyo último avistamiento tuvo lugar 1928.
Ejemplar de Lophochroa leadbeateri, cacatúa del interior árido australiano. Imagen de Chris Parnell/BirdLife International