Paisaje y hombre
Tras 13.500 kilómetros recorridos en su mayor parte en tren, por media Europa, a lo largo de un mes, al viajero le queda la sensación de una dicotomía entre bellas ciudades como:
Urbanidad y naturaleza en un mismo viaje en el que el protagonista aprecia que lo mejor no está en el paisaje sino en las personas que lo habitan. Por ello, se recomienda escoger una de las dos caras de una misma moneda para saborear las diversas vistas que ofrece Europa.
En esta ocasión, el viajero se decanta por la naturaleza con una parada prolongada en Noruega, país de 4,5 millones de habitantes, independiente de Suecia desde 1905. Es la tierra del explorador polar Roald Amundsen, del jefe vikingo Erik el Rojo, del pintor expresionista Edvard Munch o de la actriz Liv Ullman.
¿Las razones, para centrarse en la naturaleza? Evidentes: fiordos, salmón, nieve en pleno verano, sol de medianoche, cabo Norte, litoral, montaña y unos noruegos orgullosos de serlo.
El inconveniente mayor, quizá uno solo: el precio de la vida. Aunque ahora ya sea en euros, el nivel es extremadamente alto y la estancia en el país se antoja breve a no ser que se disponga de dinero suficiente como para multiplicar por tres el precio de cualquier necesidad básica en España.
Anochecer en el Norte. Fotografía de Javier París/guiarte.com
Paisaje en el trayecto Bergen-Oslo. Foto Javier París/guiarte.com