El árbol eterno
A lo largo de la costa de California, aunque no junto a la vera del mar, se ubican aún los vestigios de un gigantesco bosque de secuoyas: los árboles eternos.
La secuoya roja de California fue denominada científicamente sempervirens, porque quienes la observaron notaron que siempre estaba verde y sus troncos parecían provenir de la eternidad. El grosor de los mismos supera en ocasiones los siete metros de diámetro y la altura frecuentemente va más allá de los 110 metros. Cuentan que hace 200 años, los bosques de secuoya alcanzaban los 8.000 kilómetros cuadrados en la línea litoral de California hoy apenas pervive una mínima parte, especialmente en parques estatales y regionales. Y merece la pena acercarse a alguno de ellos, paseando entre esas inmensas columnas que se elevan al cielo con una verticalidad que asombra.
La secuoya, es una conífera caracterizada por su tronco de gruesa corteza rojiza. Esa característica hace que en inglés secuoya se denomine redwood (madera roja). Desde el sur de Oregón hasta mediada la costa de California se pueden encontrar buenos lugares para pasear entre estos gigantes eternos.
Foto de Rubén Álvarez. Guiarte Copyright
Foto de Rubén Álvarez. Guiarte Copyright