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Otto Dix

Del 11 de marzo al 18 de mayo de 2008 en el museo Thyssen Bornemisza podremos aproximarnos a un excelente artista del siglo XX, en el que se perciben las huellas del renacimiento alemán: Otto Dix.

Madrid, marzo de 2008
Una pequeña exposición, “Otto Dix. Retrato de Hugo Erfurth. Técnicas y secretos”, de la serie Contextos de la Colección Permanente, profundiza en el autor y una de sus obras más emblemáticas, realizada en 1926 por uno de los grandes pintores alemanes del siglo XX.

La exposición, fruto de un proyecto conjunto de investigación llevado a cabo por los departamentos de Pintura Moderna y Restauración del Museo bajo la dirección de Paloma Alarcó, conservadora de Pintura Moderna, y de Ubaldo Sedano, restaurador jefe, se plantea desde una doble perspectiva: Por un lado, estudiar el estilo realista de Dix y analizar la relación del pintor con su amigo Hugo Erfurth, afamado fotógrafo de retratos. La muestra reune algunas obras de ambos artistas para comprobar cómo su mutua influencia fue más allá de la estrecha amistad que les unió y comparar el estilo pictoricista del fotógrafo frente a la técnica casi fotográfica del pintor.

Aunque el conjunto presentado es reducido, permite descubrir al público los secretos de la particular técnica que Otto Dix utilizaba en sus obras. El proceso creativo del artista alemán, quien, superados unos acercamientos a otras tendencias modernas, intenta recuperar las técnicas de los grandes maestros del Renacimiento alemán, como Durero o Cranach.

Otto Dix y Hugo Erfurth se conocieron en el año 1920; por aquel entonces Dix era todavía un pintor joven y desconocido, recién llegado a la ciudad de Dresde (1919) tras cuatro años en el frente. Se inscribió en la Academia de Bellas Artes y entró en contacto con numerosas personalidades del mundo de la cultura de la ciudad.

Hugo Erfurth era quince años mayor que el pintor y ya destacaba como fotógrafo de las principales personalidades de la Alemania de la República de Weimar; el interés de Erfurth por retratar a la nueva generación de artistas afincada en Dresde -uno de los centros culturales más activos del momento- propició el inicio de su amistad, que continuaría durante algunos años.

Tras algunos experimentos expresionistas, futuristas e, incluso, dadaístas, Dix se decantó finalmente por un lenguaje realista propio que le permitía mostrar de manera crítica su repulsa por la sociedad que le rodeaba y que le convirtió en uno de los máximos representantes de la Nueva Objetividad (Neue Sachlichkeit).

Su profundo conocimiento y admiración por los maestros antiguos, muy particularmente de los grandes maestros del Renacimiento alemán, le llevó a cimentar su nuevo estilo en una técnica que recuperaba la forma de trabajar de esos artistas, desde la elección de la tabla frente al lienzo como soporte de sus cuadros o de la técnica mixta (óleo y temple), hasta los más mínimos detalles en la preparación del soporte, en la forma de utilizar los colores, las veladuras o, incluso, su firma en forma de anagrama al estilo del utilizado por Luchas Cranach.

Estos recursos técnicos le ofrecieron, además, el medio principal para lograr en sus obras la preeminencia de la forma sobre el color y la objetividad crítica que buscaba, acentuando el realismo de su estilo y confiriéndole ese tono crítico incluso mordaz a veces, característico de sus cuadros.

La vida del pintor
Otto Dix nació en Untermhausm cerca de Gera, en Alemania. Su padre, Franz Dix, trabajaba como forjador de hierro y su madre, Louise, era una enamorada del arte y la música. Tras seguir un aprendizaje como pintor y decorador en Gera entre 1905 y 1909, continuó su formación artística en el centro del expresionismo al conseguir en 1909 una beca para estudiar en la Escuela de Artes y Oficios de Dresde. Allí, además de recibir la influencia de los movimientos expresionistas, estudió a los maestros renacentistas alemanes e italianos en los museos de la ciudad.

En 1914 se alistó voluntario en la I Guerra Mundial cuyos horrores quedarán plasmados en su obra. Acabada la guerra prosiguió sus estudios en la Academia de Dresde, entre 1919 y 1922. Fue uno de los creadores del Dresdner Sezession Gruppe, un grupo radical de escritores y artistas expresionistas y dadaístas.

De 1922 a 1925 residió en Düsseldorf, donde se casó con Martha Koch y se vinculó a la galería de vanguardia de Johanna Ey. Su obra se carga de una violenta crítica social al tiempo que recupera la técnica del temple sobre tabla, propia del Renacimiento, como medio para alcanzar una pintura de ácido realismo. En 1925 fue uno de los participantes de la exposición Neue Sachlichkeit (Nueva Objetividad) en Mannheim.

A finales de ese año, Dix, animado por el galerista Karl Nierendorf, se trasladó a Berlín, donde alcanzó una enorme fama como retratista de sociedad. Berlín, una moderna metrópoli, vivía en esos momentos uno de los períodos más creativos e innovadores de su historia, que vendría poco después a desmoronarse con el advenimiento del nacionalsocialismo.

En 1927 fue nombrado profesor de pintura mural de la Academia de Bellas Artes de Dresde y, durante ese período, pintó algunas de sus obras más ambiciosas, como el Tríptico Metrópolis, 1927-1928, una feroz crítica de la sociedad burguesa. En 1926 tiene lugar su primera exposición individual en la Galería Neumann-Nierendorf de Berlín. Por esos años realiza una serie de grandes y representativos retratos, en 1928 participa en la Bienal de Venecia y en la Exposición Internacional de Arte Moderno del Brooklyn Museum de Nueva York.

Con la llegada del nazismo, Dix pierde su puesto de profesor en Dresde y sus obras son confiscadas e incluidas en la exposición Entartete Kunst (Arte degenerado). En 1939 Dix fue detenido acusado de tomar parte en el atentado contra Hitler en Múnich. El 20 de marzo del mismo año se queman en Berlín mas de mil obras de los artistas incluidos en la exposición de “Arte degenerado”; en verano, los nacionalsocialistas subastan una parte de los cuadros requisados. Pese a todo, Dix no quiere abandonar Alemania, se traslada a Hemmenhofen, junto al lago Constanza, que será su lugar de residencia definitivo y donde se dedica a la pintura de paisaje y a la representación de temas religiosos, con un estilo cercano al del pintor alemán del siglo XVI Albrecht Altdorfer.

En 1945, con 54 años, Dix fue de nuevo movilizado y hecho prisionero por el ejército francés en Colmar, donde pintó un tríptico para la capilla del campo de concentración. Tras su liberación, un año después, regresó a Alemania donde llevaría una vida llena de honores, dedicado exclusivamente a la pintura. fallecería el 25 de julio de 1969 en la ciudad de Singen.

Otto Dix: Hugo Erfurth con perro. 1926. Óleo sobre tabla. Museo Thyssen Bornemisza. Madrid.

Otto Dix: Hugo Erfurth con perro. 1926. Óleo sobre tabla. Museo Thyssen Bornemisza. Madrid.

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