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Monet, en la Fundación Beyeler

Hasta el 28 de mayo, con motivo de su vigésimo aniversario, la Fundación Beyeler dedica una exposición a uno de los grandes artistas de la modernidad: Claude Monet.

Artemio Artigas. Guiarte.com. Basilea, 24/01/2017
La Fundación, con sede en Riehen, en las afueras de Basilea, Suiza, es una notable institución artística que reúne la colección de arte de Hildy y Ernst Beyeler. Se ubica en medio del campo, en un edificio singular obra de Renzo Piano, y alberga notabilísimas obras de arte de autores como Monet, Cézanne, van Gogh, Picasso, Giacometti, Warhol, Rothko, Pollock, Lichtenstein o Bacon. Este año, la institución celebra su 20 aniversario con exposiciones dedicadas a Claude Monet, Wolfgang Tillmans, Paul Klee y a la propia colección de Beyeler.

La exposición dedicada a Monet es una fiesta de luz y el color que ilumina la evolución artística del pintor francés en su fase de madurez impresionista que culmina con sus famosos nenúfares. En ella se muestran sus representaciones de paisajes mediterráneos, de la escarpada costa del Atlántico y el valle del Sena, y también el mundo urbano, con las catedrales y los puentes, donde crea atmosferas mágicas con la combinación de destellos y sombras.

Esta presentación se concentra en determinados aspectos de su trabajo y centrando su mirada creativa entre 1880 y principios del siglo XX, periodo de madurez en el que exploró el juego cambiante de luz y color, el paso de las horas del día y las estaciones.

El pintor Oscar-Claude Monet (1840 -1926) fue un pionero del Impresionismo que abrió a los amantes del arte la posibilidad de ver el mundo con nuevos ojos. En esta exposición se muestran sesenta y dos pinturas de los principales museos de Europa, Estados Unidos y Japón, incluyendo el Museo de Orsay de París, el Metropolitano de Nueva York, el de Arte Moderno de Nueva York, el Bellas Artes de Boston y la Tate de Londres. Se añaden, como atractivo excepcional, otras quince pinturas pertenecientes a colecciones individuales que se muy raramente se han presentado al público.

Después de la muerte de su esposa en 1879, Monet se involucró en una fase de reorientación. Tras su periodo pionero del impresionismo y gracias a su marchante, accedió a una cierta independencia económica y ello le permitió realizar diversos viajes. En ellos, pudo centrarse en la luz del Mediterráneo, y dar un nuevo impulso a su trabajo con un arte más personal, siempre caracterizado por su mirada especial.

La exposición revisa estas miradas, esas nuevas luminosidades, en distintos ambientes, el del sur, la costa atlántica, los prados, el aire de Londres… para centrarse finalmente en sus propios jardines de la época tardía, los reflejos de los estanques de lirios… su adorable jardín de Giverny, el lugar donde falleció…

Interesante también el análisis de la influencia inglesa, tanto por el conocimiento de la luz -mejor las luces- de Londres como por su admiración hacia la pintura de Turner.

En el catálogo de la exposición, donde se reproduce más de medio centenar de obras, se recuerda al filósofo fenomenólogo francés Maurice Merleau-Ponty , según el cual “La apariencia del mundo se sacudiría si pudiéramos percibir los espacios entre las cosas como cosas” para recordar que el tratamiento inusual de Monet de los reflejos y las sombras en sus pinturas le permitió desprenderse de las modalidades de la lógica representacional del objeto pictórico.

Claude Monet. Charing Cross Bridge, niebla sobre el Támesis 1903.

Claude Monet. Charing Cross Bridge, niebla sobre el Támesis 1903.

Claude Monet. Matinée sur la Seine, 1897.

Claude Monet. Matinée sur la Seine, 1897.

Claude Monet. Nymphéas, 1916–1919.

Claude Monet. Nymphéas, 1916–1919.

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