Madrid. Abril de 2008
Manuela Mena, Jefe de Conservación de Goya y Pintura Española del siglo XVIII del Museo del Prado, es comisaria de la muestra, coorganizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones culturales, Ministerio de Cultura, con la colaboración de la Comunidad de Madrid.
La gran exposición sobre Goya, que está centrada en torno a los dos grandes lienzos del 2 y 3 de mayo de 1808 en Madrid (actualmente en proceso de restauración y limpieza), estudiará y presentará la figura del artista en un contexto más amplio. Estará compuesta por casi doscientas obras del artista.
“Goya en tiempos de guerra” incluye, además de obras del Prado, más de 65 pinturas procedentes de otras instituciones y colecciones privadas, como Majas al balcón y Retrato de la Marquesa de Montehermoso, ambas de colecciones particulares; Fraile Pedro aporreando a Maragato con la culata de la pistola, del Art Institute de Chicago; El Prendimiento de Cristo de la Catedral de Toledo o el conjunto de nueve pinturas procedentes de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, imprescindible para la articulación de la muestra y que por primera vez se muestra en el contexto de la evolución del pintor.
Es ésta la mayor exposición dedicada al pintor aragonés desde la organizada también en el Prado en 1996. Se inicia en los años finales del siglo XVIII, cuando Goya comenzó una nueva etapa, de mayor independencia creativa y de avances estilísticos y conceptuales, que culminó con la serie de aguafuertes de los Caprichos, en febrero de 1799, y con la Familia de Carlos IV, en 1800. Concluye esta revisión del artista en 1819, año en que pintó su última obra pública: La comunión de San José de Calasanz.
Este período está marcado en el terreno personal por dos enfermedades: la de 1792-1793, de la quedó sordo, con los decisivos años de su recuperación en los que el artista avanzó hacia una mayor independencia artística, y la de 1818, en que Goya estuvo nuevamente al borde de la muerte, que coincidía en el ámbito político con el período de la abolición de la Constitución de 1812 por Fernando VII.
En esos veinticinco años de la vida de Goya se sucedieron en España cambios políticos de gran repercusión en la marcha de su historia y de su sociedad. En el ámbito internacional, la Revolución francesa y sus etapas, la Convención, el Terror, la reacción de Termidor y la evolución hacia el Consulado y el Imperio, afectaron profundamente a la España del reinado de Carlos IV y María Luisa y de su ministro Godoy, que ejerció el poder, salvo el breve período de Jovellanos, hasta el significativo año de 1808.
La guerra de la Independencia fue el acontecimiento fundamental del primer tercio del siglo XIX que, además de la invasión del territorio por tropas extranjeras, de la muerte y el hambre, llevó consigo la liberalización política y social en las dos Españas que resultaron de la invasión: la libre, en Cádiz, con la proclamación de la Constitución de 1812, y la ocupada, desde Madrid, bajo el gobierno progresista del Rey José Bonaparte y sus colaboradores “afrancesados”.
El regreso de Fernando VII en 1814 supuso la abolición de la Constitución y la represión política ejercida por el nuevo gobierno absolutista del Rey. Entre 1795 y 1819 la vida y el arte de Goya evolucionaron desde su ambición cortesana, plenamente alcanzada con su nombramiento de Primer Pintor de Cámara en octubre de 1799, como servidor máximo de la realeza y la aristocracia, hasta la libertad e independencia de sus años posteriores, interesado fundamentalmente en el estudio de la naturaleza humana y sus conflictos. La pintura al servicio de los reyes y la aristocracia dejó paso a un arte de mayor intimidad, centrado cada vez más en los retratos de sus amigos y los cuadros independientes en los que expresó ideas abiertamente progresistas o sátiras contra la maldad, la ignorancia humanas y los defectos y miserias de las sociedad. En ese período fundamental Goya se centró, sobre todo, en sus dibujos y en los aguafuertes, con series como los Desastres de la guerra, la Tauromaquia y los Disparates, y dibujos en los que aparecen asuntos de gran variedad, como la Inquisición y la represión, pero también el engaño o la locura, junto a otros de cierto optimismo en el reflejo de la situación social.
La exposición se divide en varios capítulos, que corresponden a las diferentes etapas de la historia española de ese período que enmarcan la vida de Goya y la evolución de su arte.
El 2 de mayo de 1808 en Madrid: la lucha con los mamelucos. Francisco de Goya
El 3 de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío. Francisco de Goya