Madrid, enero de 2008.
Sucede algo poderosamente turbador, tanto física como emocionalmente, al entrar por primera vez en estos habitáculos cavernosos. Construidos con ramas y troncos de árbol estrechamente apilados, que dejan entrar poca o ninguna luz del día, la oscuridad resulta desorientadora y los ojos necesitan un rato para acomodarse. La madera puede sentirse opresiva y pesada al ir surgiendo alrededor y por encima de nuestras cabezas. Construidas para autosostenerse por completo, o con las mínimas sujeciones, la aparente inverosimilitud de que estas estructuras se mantengan en pie intensifica el escalofrío inicial. Y aún así, hay también algo claramente confortante en la naturaleza primaria de estas cúpulas, inducido, al menos parcialmente, por su ligero olor o su extraña calidez. Ofrecen una intensa experiencia de interioridad, que, más allá de cualquier vacilación inicial, puede provocar una auténtica sensación de ensueño. Incluso una breve estancia en su interior puede sintonizar de nuevo nuestro instinto con el entorno material natural, que es tan a menudo ensordecido, condicionado o aseptizado.
Goldsworthy construyó su primera gran cúpula de madera en 2005. Anteriormente había construido cúpulas de madera más pequeñas en torno a rocas o a la base de los árboles, o simplemente como estructuras independientes para cercar el espacio. Normalmente, Goldsworthy construía esas estructuras en su mayor parte desde el interior (con lo que la estructura a menudo adquiría una forma estrecha, apretada, conforme iba completando su construcción alrededor, por ejemplo, de una roca). Bajo estas condiciones experimentales subyacía el deseo de Goldsworthy de aumentar el tamaño de las cúpulas para alojar no a una sino a varias personas. Ese deseo tiene su origen también en una de las primeras acciones artísticas que realizó en 1983, en la cual trepaba por un pequeño agujero hecho en la base de un sicomoro. La experiencia de “estar en el estómago del árbol” se grabó profundamente en él y ha tratado de representarla para el visitante. En las entrañas del árbol es uno de sus proyectos con cúpulas de madera más ambiciosos hasta la fecha, en el que desarrolla los dos espacios abovedados que ya había construido antes en Londres y Yorkshire, pero éste incluye tres estructuras unidas. De hecho, la forma de las estructuras de madera se acomoda a la arquitectura del Palacio de Cristal que, a su vez, se convierte en una epidermis de vidrio, una capa del principio de crecimiento que irradia desde el centro.
Andy Goldsworthy es un escultor conocido internacionalmente por su uso exclusivo de materiales naturales como madera, piedra, hojas, arcilla, barro, nieve y hielo. Normalmente, usa estos materiales en el mismo lugar en el que los encuentra o en sus proximidades, sometiéndolos a formas y procesos que revelan y acentúan las propiedades específicas de los mismos, su contexto inmediato o su origen. Aunque quizás sea más conocido por sus esculturas y proyectos efímeros, e incluso momentáneos en su existencia, Goldsworthy también ha producido un significativo conjunto de grandes obras permanentes y ha desarrollado una amplia variedad de instalaciones temporales para galerías, que frecuentemente envuelven a los orígenes “naturales” o materiales de los edificios. En las entrañas del árbol ha sido construido utilizando pino silvestre procedente de la sierra norte de Madrid, un bosque que abastece de madera a una amplia variedad de productos comerciales. Una vez talada, Goldsworthy “pidió prestada” y desvió temporalmente la madera de su ruta comercial. Como ha señalado Goldsworthy, “lo que me interesa es presentar un material en su estado natural (...) se produce un impacto y una sensación de incomodidad... Lo que se usa en la ciudad también es naturaleza, y espero, al hacer una obra en un edificio, conseguir esa asociación”.
ANDY GOLDSWORTHY - En las entrañas del árbol
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía - Palacio de Cristal
Hasta el 21-01-2008
Horarios: lunes a sábado de 10,00 a 18,00 h // domingo y festivos de 10,00 a 16,00 h // martes cerrado
En las entrañas del árbol, Andy Goldsworthy. Foto Raúl Lorenzo
En las entrañas del árbol, Andy Goldsworthy. Foto Raúl Lorenzo
En las entrañas del árbol, Andy Goldsworthy. Foto Raúl Lorenzo