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Qué ver en Hierápolis Pamukkale

La vieja ciudad, en ruinas, y las magníficas piscinas de travertino blanco son Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1988.

Ruinas de Hierápolis Termas y Museo de Hierápolis Iglesias de Hierápolis Templo de Apolo y Plutonio El Teatro Vía principal y puertas El Ninfeo … Y hasta las letrinas Las necrópolis Y las piscinas de Pamukkale

Ruinas de Hierápolis

Los terremotos han sido decisivos en la historia de Hierápolis.

Dañada seriamente en el s. 17, tan solo 43 años más tarde la ciudad volvió a quedar muy afectada, siendo reconstruida en la época de Nerón. Los aconteceres políticos y nuevos terremotos acabaron con la urbe en la Edad Media.

Aún hoy se pueden ver en el viejo asentamiento las huellas de esta ciudad que fue un importante centro en el siglo II y III, cuando la cercana Éfeso era capital de la provincia de Asia.

En este panorama de ruinas aún se pueden hallar los restos de un urbanismo clásico establecido en retícula, en el que se integran edificios religiosos -algunos de ellos cristianos- puertas, baños, teatro, etc.

Complementa el panorama un museo con abundante material de Hierapolis y otras urbes históricas de la región.

Entre las colinas asoman los viejos edificios, en ruinas, de la histórica ciudad de Hierápolis.Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

Entre las colinas asoman los viejos edificios, en ruinas, de la histórica ciudad de Hierápolis.Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

Termas y Museo de Hierápolis

Termas y baños dieron vida a la ciudad... y se la siguen dando.

El edificio de las termas públicas romanas ha resistido en parte. Era del siglo II, y una de las zonas a de él se ha readaptado ahora como museo de Hierápolis.

Subsisten cerca unas piscinas antiguas, aún en funcionamiento, y en las que aparecen entre las aguas numerosos elementos de la antigüedad: basas y columnas de los antiguos edificios. El agua afluye a 35 grados celsius, aprox. Están abiertas al público.

El museo de Hierápolis no sólo tiene obra de la ciudad sino de otras urbes antiguas de la zona como Laodicea y Denizli.

Posee elementos de la edad antigua, pero sobre todo destacan las obras en marmol y otras piedras procedentes de la ciudad grecorromana, entre ellas numerosas estatuas de divinidades.

Entre los objetos figuran numerosos elementos decorativos del teatro de Hierápolis. Además, objetos de ajuar, vasos, tazas de cristal, objetos dedicados a la belleza personal de aquella rica sociedad, así como lámparas, monedas, etc..

También están restos del "martirio de San Felipe", edificio dedicado al culto de este apóstol muerto en la ciudad, y que fue uno de los focos de interés del Hierápolis cristiana.

El placer de bañarse entre columnas y restos arqueológicos de una vieja ciudad grecorromana, en Hierápolis.Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

El placer de bañarse entre columnas y restos arqueológicos de una vieja ciudad grecorromana, en Hierápolis.Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

El viejo edificio de las termas se ha reaprovechando en parte, en el siglo XX, pare instalar en él un interesante museo con restos arqueológicos de la ciudad de Hierápolis.Imagen de Guiarte.com/Miguel

El viejo edificio de las termas se ha reaprovechando en parte, en el siglo XX, pare instalar en él un interesante museo con restos arqueológicos de la ciudad de Hierápolis.Imagen de Guiarte.com/Miguel

Iglesias de Hierápolis

Hay varios edificios religiosos en Hierápolis, una ciudad muy ligada al cristianismo y, sobre todo al apóstol Felipe.

El propio San Pablo cita a Hierápolis en la epístola a los colosenses.

Entre las iglesias, figura incluso algún resto de una primitiva catedral, datada en torno al siglo VI.

Desde el punto de vista de la arquitectura, el Martirial de San Felipe es un edificio singular, ubicado donde el santo fue crucificado durante la persecución de Domiciano. El complejo es cuadrado, de 20 por 20 metros, con un edificio central cupulado.Aún son singulares los restos del conjunto.

Otra de las ruinas que ofrecen más impacto visual son las que pertenecen a una gran iglesia cristiana, construida en un edificio de baños romanos.

La edificación, dedicada a baños públicos, esta datada en el siglo III, pero en el IV, con el establecimiento del cristianismo como religión oficial, se readaptó para atender las necesidades de la religión triunfante.

Tradicionalmente se le conoce ahora como la iglesia de los baños, y de ella destaca la calidad constructiva, con notables bloques de piedra y excelentes arcadas que han resistido el paso de las inclemencias y los terremotos.

La iglesia de los baños, en Hierápolis, con su excelente estructura constructiva. .Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

La iglesia de los baños, en Hierápolis, con su excelente estructura constructiva. .Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

Vista aérea del Martirial de San Felipe. Imagen de la web de turismo de Denizli.

Vista aérea del Martirial de San Felipe. Imagen de la web de turismo de Denizli.

Templo de Apolo y Plutonio

Entre las ruinas de la ciudad de Hierápolis aún perviven también las de un notable edificio, dedicado a templo de Apolo.

El edificio es sólo parte de lo que fue el antiguo templo, y muestra una excelente construcción de piedra. Cerca del mismo está el conocido como Plutonio, o puerta de acceso al hades.

Estrabón y otros escritores griegos y romanos hablaron de este lugar, ante el que se sacrificaban animales en honor del dios Plutón. Los sacerdotes sólo tenían que llevarlos ante una zona en la que los animales fallecían.

Un equipo de arqueólogos italianos estableció el lugar recientemente, al descubrir numerosos cadáveres de aves en su entorno.

La explicación es sencilla, en este lugar existe un afloramiento de gas venenoso que hace imposible la vida, y los sacerdotes de Plutón sólo tenían que llevar a aquel punto a los animales para provocarles la muerte por inhalación de gases tóxicos. El propio Estrabón lo dejó escrito.

Esparcidos por el yacimiento de la vieja Hierápolis, aparecen restos de grandes edificios de su época dorada. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

Esparcidos por el yacimiento de la vieja Hierápolis, aparecen restos de grandes edificios de su época dorada. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

Templo de Apolo. Imagen de http://www.pamukkale.gov.tr

Templo de Apolo. Imagen de http://www.pamukkale.gov.tr

El Teatro

Desde gran parte de la zona se observan las inmensas ruinas del teatro, que muestra la grandeza que tuvo en su tiempo dorado.

Parece ser que es originario del siglo I; probablemente una obra iniciada tras el terremoto de los años sesenta. La fachada casi tiene cien metros de largo, con multitud de detalles que atestiguaban el lujo de la construcción, y con un grandioso palco imperial.

Dimensiones, columnas, estatuas, frisos con bajorrelieves de distintas épocas... todo un lujo para albergar en el interior del recinto hasta 20.000 espectadores, que en algún momento pudieron incluso disfrutar de espectáculos acuáticos desarrollados en el ámbito de la orquesta.

El grandioso teatro visto desde el área de baños. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

El grandioso teatro visto desde el área de baños. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

Vía principal y puertas

Aún se conserva parte de la vía principal de la urbe romana, flanqueada por dos notables puertas, la primera romana y la seguda ya bizantina. 

Una magnífica puerta (de Domiciano) daba acceso a la Plateia, vía principal de la ciudad. La vía tenía una anchura de trece metros y atravesaba longitudinalmente a Hierápolis.

Puerta de Domiciano
La Puerta de Domiciano, es la más espectacular, con su triple arcada y torres redondas laterales, de excelente factura. Marca el arranque de la vía principal.

Fue construida en la época del emperador Domiciano, de quien lleva el nombre.También se la denomina Puerta de Frontino, por el procónsul que ordenó su construcción.

La Puerta Norte
La puerta norte ya es de época bizantina. Está flanqueada por dos torres cuadradas laterales.

La estructura se hizo aprovechando materiales del ágora, algunos con bajorrelieves. Esta puerta formaba parte del sistema defensivo reordenado en aquella época, cuando ya la ciudad declinaba.

La puerta norte, y la vía principal de Hierápolis. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

La puerta norte, y la vía principal de Hierápolis. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

La puerta de Domiciano, en Hierápolis. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

La puerta de Domiciano, en Hierápolis. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

El Ninfeo

El Ninfeo es otra de las estructuras que permanecen en parte visibles, en las cercanías de la puerta bizantina.

Se trata de un santuario dedicado a las ninfas, donde el agua jugaba un papel ornamental.

El ninfeo actual es del siglo II, pero con una reestructuración del siglo V. Tenía abundantes elementos ornamentales, alguno de los cuales está en el museo local.

El Ninfeo de Hierápolis era otro suntuoso lugar de la urbe. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

El Ninfeo de Hierápolis era otro suntuoso lugar de la urbe. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

El Ninfeo de Hierápolis era otro suntuoso lugar de la urbe. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

El Ninfeo de Hierápolis era otro suntuoso lugar de la urbe. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

… Y hasta las letrinas

La ciudad conserva otros elementos de interés, y su valor arqueológico sigue creciendo cada vez que se inician investigaciones.

Uno de los recintos bien conservados es el de las letrinas públicas. Donde se descubre un lujoso edificio dedicado a la higiene de los habitantes del lugar.

Una de las aportaciones romanas a la higiene son estos edificios que se descubren en diversas ciudades, en los que los ciudadanos hacían sus necesidades corporales íntimas. En este caso, se aprovechaban las aguas abundantes para llevarse los residuos hacia las cloacas. En este edificio permanecen aún las magníficas columnas y se observan los canales de aguas y otros detalles del establecimiento.

El edificio es alargado, dividido por una columnata de orden dórico, y las aguas utilizadas se conducían hacia la cloaca de la vía Frontino. Es obra de la segunda mitad del siglo I.

Las cuidadas letrinas de la ciudad romana de Hierápolis.  Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

Las cuidadas letrinas de la ciudad romana de Hierápolis. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

Las necrópolis

Un aspecto destacado de Hierápolis son sus necrópolis.

Hay muchos tipos de tumbas y de diversas épocas, con notables sarcófagos y edificaciones que parecen semejar sólidas casas hechas para que cada difunto descanse en su ámbito hasta la eternidad.

Hay que tener en cuenta que miles de enfermos vinieron a este lugar en busca de curaciones, y muchos de ellos también quedaron en Hierápolis para la eternidad. Por ello -y por las distintas épocas de la ciudad- se observan elementos funerarios de varias procedencias y culturas, desde la época helenística a la bizantina.

Cientos de tumbas aparecen en varias ubicaciones de la vieja ciudad. En algunos casos, las propias aguas han alcanzado los elementos funerarios, quedando envueltos estos en la capa de travertino blanco. Un espectáculo en el que se une la naturaleza y el pasado.

La capa blanca ha alcanzado a algunos monumentos funerarios de Hierápolis.  Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

La capa blanca ha alcanzado a algunos monumentos funerarios de Hierápolis. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

Las necrópolis de Hierápolis son las más importantes de la península de Anatolia.  Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

Las necrópolis de Hierápolis son las más importantes de la península de Anatolia. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez

Y las piscinas de Pamukkale

la surgencia de agua de pamukkale va dejando en la ladera del monte una capa blanca caliza, y desciende a través de una serie de cascadas y pequeñas piscinas.

Semeja uno de esos cultivos orientales de terrazas escalonadas, con la particularidad de que en este caso estamos ante unas terrazas de travertino formadas por lagunitas de forma semicircular y separadas por unas cascadas de estalactitas blancas.

El crecimiento del turismo masivo a lo largo del siglo XX propició un deterioro del lugar. Los turistas paseaban calzados, ensuciando el espacio, y ante el brillo del negocio empezaron a construirse hoteles sin control.

Con las directrices de la UNESCO, se hicieron mejoras que permitieron limpiar el daño; se hizo una pasarela para los turistas (descalzos) y se controló el acceso a los estanques.

Hoy este espacio, protegido por Asclepio, dios menor de la salud y la curación, Pamukkale vuelve a presentar una faz limpia y cuidada, y convoca a multitudes que ya no buscan la salud, sino el placer de encontrarse con la historia y un magnífico fenómeno natural.

Piscinas de Pamukkale, una armonía de blancos y azules. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez.

Piscinas de Pamukkale, una armonía de blancos y azules. Imagen de Guiarte.com/Miguel Angel Alvarez.

El autor de la guía de Hierápolis y Pamukkale, ante las piscinas de Pamukkale. Imagen Guiarte.com

El autor de la guía de Hierápolis y Pamukkale, ante las piscinas de Pamukkale. Imagen Guiarte.com

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