Guía de Braga
Qué Ver en Braga
Braga es una de las más bellas ciudades de Portugal. Su catedral es una joya, y ocupa el centro de un casco viejo en el que abundan los rincones llenos de encanto y monumentos de calidad extraordinaria.
La catedral
El Palacio Episcopal
Iglesia de San Fructuoso de Montelios
Bom Jesús do Monte
Otras iglesias de Braga
Palacios y otros atractivos
Museos de Braga
Información general de Braga
Braga está cargada de arte, un arte que evoca ese pasado y que muestra la grandeza de su poder religioso, con joyas que alcanzan desde la época de los reinos bárbaros hasta la actualidad.
En el norte de Portugal hay una ciudad que por su historia y sus monumentos merece la pena visitar. Es Braga, la vieja Bracara Augusta, capital romana de todo el noroeste de Hispania, capital del reino de los suevos que englobaba la actual Galicia, norte de Portugal y León. Braga está cargada de arte, un arte que evoca ese pasado y que muestra la grandeza de su poder religioso, con joyas que alcanzan desde la época de los reinos bárbaros hasta la actualidad, aunque su máximo esplendor es evidentemente barroco.
Sin embargo, Braga es mucho más que el barroco. Propongo al viajero una experiencia que yo mismo he vivido. Como colofón de la estancia en la ciudad, sugiero la visita a dos templos. Primero, a primera hora de la tarde, acudir a la iglesia visigótica de San Fructuoso de Montelios, pequeña, solitaria, pero cargada de belleza. Luego, henchida el alma con la simiente de la historia y la espiritualidad, acudir hasta la el templo del Bom Jesús, un alarde de teatralidad y barroquismo. Dos mundos, dos estéticas, dos sociedades... Ambas están fundidas en Braga.
Una guía de Braga realizada para guiarte.com con textos de Tomás Álvarez y fotografías de Petri Sánchez
Información general de Braga
Braga está cargada de arte, un arte que evoca ese pasado y que muestra la grandeza de su poder religioso, con joyas que alcanzan desde la época de los reinos bárbaros hasta la actualidad.
La ciudad
En el extrarradio de la antigua Bracara Augusta, Célico Fronto, procedente de la ciudad de Arcóbriga, erigió un monumento a uno de los dioses del panteón indígena del noroeste de Hispania.
Los restos del monumento religioso, ahora musealizados, marcan una de las características que han sido clave en la historia de esta ciudad: la actividad religiosa.
Braga ha sido una ciudad fundamental en la religiosidad de la Península Ibérica, y Braga es hoy una urbe con un extraordinario patrimonio de arte religioso, en el que está desde esta muestra del entorno del siglo I, a monumentos tan magníficos como la propia catedral o los templos de San Fructuoso de Montelios o el Bom Jesús.
El municipio de Braga alcanza más de 160.000 habitantes, y se ubica en la cuenca del río Cávado. Su núcleo urbano es sumamente agradable, con plazoletas animadas y propicias para el goce de una vida sin prisas, contemplando monumentos con siglos de historia.
Las iglesias dan fe de la existencia de una activa vida religiosa, pero la urbe es también universitaria y cabeza administrativa de una conurbación que alcanza casi un millón de habitantes, y en la que se incluyen ciudades como Guimaraes.
El Palacio episcopal, desde los jardines de Santa Bárbara.
Románico y Gótico conviven en la portada de la catedral de Braga. Foto Guiarte Copyright
Historia
Desde la antigüedad, el territorio que ocupa la actual ciudad portuguesa de Braga estuvo ocupado por el hombre, como lo atestiguan los asentamientos de la cultura castreña.
La fundación de la ciudad romana, en el año 14 a.C., con el nombre de Bracara Augusta, dio origen a una urbe que pronto sería capital de la Gallaecia y que luego desempeñaría un papel notable en tiempos de las invasiones bárbaras.
Braga, que en el siglo III ya fue sede episcopal, fue también capital del reino de los suevos, y ocupó un puesto importante en tiempos visigóticos.
Tras la invasión de los árabes y la conquista por las tropas del reino asturleonés, desempeñó también importantes papeles, especialmente en el terreno religioso, aunque el desarrollo de Santiago de Compostela la eclipsaría momentáneamente.
El papel de la ciudad se asentó de nuevo hacia el siglo XVI, bajo el impulso de nuevos dirigentes eclesiásticos, que hacen de Braga una floreciente ciudad cuajada de monumentos barrocos, en un impulso que se percibe aún en templos y conventos.
Tras los daños de la invasión napoleónica, en el XIX la ciudad retomó su expansión, que prosiguió en los dos siglos siguientes, para transformar a Braga en una de las principales ciudades de Portugal, detrás de Lisboa y Oporto, una población de cuidados edificios que favorecen la llamada del turismo y una activa vida cultural.
Interior de San Fructuoso de Montelios. Foto Guiarte Copyright
Artística ventana de la Casa de los Coimbras. Foto Guiarte Copyright
Ocio y gastronomía
Braga es una ciudad portuguesa de interesante vida cultural y festiva, y excelente gastronomía.
Entre las festividades religiosas hay que dedicar una mención especial a la Semana Santa, de gran religiosidad, Se dice que ésta es la Semana Santa más notable del país.
Durante el verano se celebran festivales culturales, entre los que destacan los dedicados al folclore y al teatro.
Capítulo clave, el de la gastronomía.
Allá donde proliferan los conventos, las cocinas guardan esencias de siglos de buen sabor. Braga es una muestra.
Es fama que obispos, abadesas, canónigos o frailes humildes, contenidos a veces ante determinados impulsos de los sentidos, no eran tan austeros ante las mesas, donde gozaban -y seguro que siguen gozando- de preparados trabajados con primor y buenas materias primas.
Aún no he recorrido nunca ninguna ciudad de tradición religiosa intensa, donde no haya también una tradición culinaria digna de alabanza.
Braga es una de esas ciudades en las que se junta esa tradición con los productos de la tierra. La costa está muy cercana y en las verdeantes tierras que rodean a la ciudad crecen buenos ganados y se cultivan las vides con cariño, un cariño que se recupera en la mesa, con ese vino verde, bello y de sabor afrutado.
En todo Portugal, y el territorio de Miño no es una excepción, el bacalao siempre es una opción buena. Dicen que hay una receta para cada días del año, y tal vez sea cierto. Pero ésta es también una tierra de interior en la que históricamente se ha comido abundante cerdo, bien en carnes frescas, ahumadas, embutidos o jamones.
Entre las particularidades de la región, el famosos caldo verde o el sustancioso arroz con pato. Famoso es también el arroz de Sarrabulho, provisto de diversas clases (al estilo de los cocidos hispanos) y sangre de cerdo. Hay también unas papas de Sarrabulho, populares en la región por el tiempo de la matanza de cerdo. Se hace con harina(o pan) y los productos cárnicos, sangre incluida. Para evitar confusiones: el término papas se refiere a papa o papilla, no a patatas. Asimismo, son interesantes las empanadas.
Como todas las ciudades episcopales, los dulces son abundantes, pastas, pastelitos y tocinillos de cielo.
Buen lugar para comprar artesanía, piezas de cerámica y bordados. Hay bellas tiendas por numerosos puntos del centro, y grandes establecimientos en el entorno de la Avenida da Liberdade y la plaza da República...
Existe una tarjeta -Braga Card- que permite importantes descuentos, especialmente en las visitas a centros museísticos. Se puede adquirir en la oficina de Turismo.
El entorno apacible de Plaza de la República. Foto Guiarte Copyright
Sede municipal y fuente del Pelícano. Foto Guiarte Copyright
Avenida da Liberdade, uno de los espacios con magníficos establecimientos. Foto Guiarte Copyright
Direcciones de interés
Datos de interés para el viajero en la ciudad de Braga, Portugal.
Turismo de Braga: Av. da Liberdade,1. Braga. Teléfono 253 262 550
web del municipio: http://www.cm-braga.pt/wps/portal/publico
Catedral y Tesoro: http://www.se-braga.pt/
Museo Pio XII: http://www.museupioxii.com/
La religiosidad de Braga se muestra hasta en esquinas como esta, cercana a la catedral. Foto Guiarte Copyright