Territorio de naufragios
Estamos en un territorio habitado por la historia y los naufragios, una extremadura de la civilización, un mundo de ausencias donde reina la naturaleza en todo su esplendor.
Este es un mundo pleno de emoción. El bosque patagónico, la fauna más sureña del mundo, los magníficos glaciares y las cascadas, semejantes a cabelleras plateadas, que precipitan el agua recién fundida desde las alturas argénteas a la orilla del océano.
Frente a la mítica bravura del océano en el Cabo de Hornos, los canales de Magallanes y Beagle; frente al espumoso mar embravecido, Los picachos cubiertos de nieve de la cordillera Darwin; frente a la ausencia del hombre, la algarabía de las aves o la ronca voz del elefante marino.
Viajar hacia el extremo sur de América es una experiencia inolvidable, porque es peregrinar hacia uno de los mitos que están anclados en la historia de la navegación; es descubrir el lugar donde luchan con violencia las aguas de los océanos Pacífico y Atlántico, un ámbito que infundió espanto al ser humano, temor justificado, habida cuenta del trágico balance de naufragios.
Elefantes marinos en la bahía Ainsworth, cerca del glaciar Marinelli. Fotografía de Beatriz Alvarez. Guiarte Copyright