Caín
Llegar a Caín tiene mérito, porque la carretera que lleva allí desde Posada de Valdeón es realmente peligrosa.
Aunque hay que reconocer que la administración estatal está haciendo esfuerzos inversores que han mejorado espectacularmente el trayecto.
Aún así, una recomendación: conviene viajar con muchísima prudencia y a ser posible entre semana, para ir más tranquilos, porque en gran parte de la ruta hay dificultades para que dos vehículos se crucen, problema resuelto con una serie de "apartaderos" a los que hay que acudir frecuentemente para que pase el vehículo contrario.
Caín tiene en la actualidad (2008) unos setenta habitantes y diversos establecimientos de hostelería. Se halla en el final del valle de Valdeón, cuando el Cares se enfila por una grieta de la montaña, dando origen a un desfiladero sumamente atractivo.
La grandiosidad y belleza del paisaje, no se corresponde con un caserío lleno de tipismo. Al contrario, el lugar está creciendo estos años para atender la demanda turística y ha perdido señas de identidad. Las nuevas construcciones parecen más suizas que leonesas.
En el trayecto de posada de Valdeón a Caín pasamos cerca de Cordiñanes. Entre este último pueblo y Caín están dos de los elementos más atractivos de la zona.
El primero es la ermita de La Corona. Se halla a la derecha de la ruta, en un claro, en una zona de bosques magníficos y bien conservados. Para acceder hasta ella hay que caminar un corto trecho y pasar un puentecillo que nos permite gozar de la impetuosa corriente del Cares.
La ermita es famosa porque se ubica en el punto donde Don Pelayo fue aclamado como rey de los rebeldes que resistieron al avance árabe por la Península Ibérica, en el siglo VIII.
Enfrente, a la otra parte del río se halla el Chorco de los Lobos, una trampa para cazar a estos animales, que se integra por una empalizada y un recinto cilíndrico de piedra al que la presión humana conducía a los lobos y de donde ya no podían escapar.
Unas antiguas ordenanzas obligaban a los vecinos a participar en esta tarea de eliminar alimañas que ponían en peligro la cabaña ganadera.
Desde Caín hasta Poncebos (Asturias) hay una ruta grandiosa en medio de las montañas, por un desfiladero abierto por el Cares. La ruta es de unos 10 kilómetros, para un trayecto que si queremos hacerlo en coche nos exigirá mas de cien kilómetros de recorrido.
La senda que recorre la garganta del Cares se acondicionó en la primera mitad del siglo XX y es grandiosa. Buena parte de la misma discurre por túneles excavados en la roca, dado lo estrecho de esta garganta.
Ver: Ruta del Cares
Caín se halla en medio de un paraje abrupto y bello. Guiarte.com Copyright
El sendero del Desfiladero del Cares va frecuentemente excavado en la misma roca. Guiarte.com Copyright