Agua, bosques y monasterios
Esta abundancia de agua y bosques propició sin duda el establecimiento de monasterios en la Edad Media. Recordemos al menos los tres más importantes:
Del primero de ellos, denominado de San Pedro y San Pablo de Cubillas, queda la iglesia (actual ermita de la Anunciada) edificada probablemente sobre los restos de una iglesia mozárabe y cuya fecha de construcción oscila entre los años 1120 y 1150. Fue monasterio Real y Fernando II creó un bastión circular para su defensa del que todavía se pueden observar las huellas de los cimientos en el llamado "pago de la torre", en un montículo que queda al lado norte de la ermita, en la finca denominada “La huerta”. El segundo monasterio, llamado de Villalbín y dedicado a San Nicolás, fue mandado construir por la Infanta doña Urraca, hija del rey Fernando I y de la reina Sancha, quien en el 1087 hizo donación a tal efecto a la diócesis de Santiago de unos terrenos de su propiedad. En el siglo XVI vienen a habitarlo los franciscanos quienes lo ocupan hasta la desamortización del año 1835 en que fueron exclaustrados cuarenta frailes. Este monasterio fue protegido especialmente por los Condes de Urueña.
Precisamente, acerca de uno de los primeros condes y duque de Osuna que fue enterrado allí, se cuenta la siguiente anécdota en una crónica franciscana escrita por Fr. Francisco Calderón: “Es tradicion, asi en este Convento, como en todo su contorno, que estando orando esta devota Princesa (la madre del conde y marquesa de Peñafiel) en su Oratorio en la Villa de Urueña media legua deste Santuario, delante de una Santissima Imagen del Niño Jesús, pedia al Señor con gran fervor diese a este su primogenito, Duque ya de Osuna, y gran soldado, eficaces auxilios para su salvacion; observando que peligraba mucho, viendole divertido en vicios de Principe mozo y entre los estruendos de la milicia.
Estando en este fervor la habló la santíssima Imagen y dijo: Hija, cuídese él. ¡Caso notable! al salir esta voz de la Santissima Imagen inclinó la cabeza, y asi persevera asta hoy; sin duda condescendiendo con la generosa oracion de su sierva, como se vio en el efecto, mejorando su vida el Duque; y con exemplo del mundo, que le avia visto ser poco para su fervor todo él, mando en su testamento le enterrasen en este Convento a los pies de su Santa madre, mirandose indigno de estar su igual en la sepultura. Asi se executo el año de 1625 que fue el siguiente a su muerte, que le sobrevino en Madrid. Esta milagrosa Imagen mando la Duquesa por su ultima voluntad se colocase en este Convento en el altar de enmedio, enfrente de su sepulchro, donde esta hoy con gran veneracion, y continuado milagro”.
El tercer monasterio, denominado del Bueso y consagrado a Nuestra Señora de la Anunciación, fue primeramente ocupado por beatos hasta que en el siglo XV pasa a pertenecer a la Abadía de San Benito en Valladolid. En tiempo del Catastro del Marqués de la Ensenada (1753) estaba atendido por tan solo dos monjes. Acerca de la fundación de este recinto monástico se conservan curiosos documentos; el más detallado, debido a Fray Mancio de Torres que dejó escrita una historia de la Abadía de San Benito, dice así: “Primeramente, el dicho Domingo Rodríguez (comisionado por el obispo de Palencia para la fundación) entró en una parte de la dicha casa y oratorio hasta la huerta de arriba y vistiose de vestiduras y ornamentos sacerdotales pertenecientes al dicho acto de fundación -y otros, asimismo vestidos, que le administraban las cosas necesarias para la dicha fundación.- y tomó una cruz de palo en sus manos y púsola en un lugar de la dicha casa, donde había de ser hecha la iglesia y altar, y adoróla él y los que allí estaban.
Y tomó agua bendita según la costumbre eclesiástica y la derramó por aquel lugar donde estaba la dicha cruz, y dijo las oraciones y oficios pertenecientes, y acostumbrados a tal acto; y tomó después una piedra y bendíjola con ciertas oraciones y oficio según se contenía en un libro que ante sí tenía para hacer el dicho oficio de fundación: y derramó el agua bendita sobre aquella piedra, y con un cuchillo hizo ciertas señales de cruz santiguándola y diciendo sus oraciones y letanía y bendiciones y puso la otra piedra en cimiento y fundamento y diciendo siempre sus oraciones y tomó asimismo otras cuatro cruces de palo y púsolas la una hacia el oriente, la otra hacia occidente, la otra a septentrión, y la otra a meridión dejando grandes espacios en medio, así para la iglesia como para el Claustro, y ceminterio, y oficinas, y a cada cruz dijo sus oraciones y oficios según convenía a tal acto; y con la otra agua bendita derramándola con hisopo por todo aquel circuito y lugares que quedaban de dentro de las dichas cruces, diciendo las oraciones y salmos en tales actos acostumbrados, y tornose a la otra cruz primera, que había puesto en medio y diciendo su letanía y prefacio de las otras oraciones en el tal acto necesarias, puso tres candelas de cera encendidas en la dicha cruz y asimismo otras tres en cada una de las demás cruces, y todavía continuando sus oraciones y agua bendita por todo el dicho campo y limitación que estaba de dentro de las dichas cruces: y señaló lugar para iglesia, y Claustro y lo otro restante dentro del dicho circuito que fuese para cementerio, y sepulturas, y oficinas necesarias y de fuera de lo sobredicho señaloles y dioles cierto espacio de término dentro del que tuviesen su clausura, y señaloles asimismo en el dicho lugar que había de ser para iglesia dónde estuviese el altar, y erigió en él cruz para que perpetuamente allí fuese adorada, según el tenor y forma de lo a él cometido y mandado por el dicho Sr. Obispo, y en la dicha licencia y comisión.
Y luego el dicho Domingo Rodríguez dijo Misa en el Altar que primeramente había sido hecho en el dicho oratorio que de antes era y mandó e intituló que fuese llamado de aquí adelante el dicho Monasterio,de Stª María de la Anunciación del Bueso”.