Túnel del tiempo
Que nadie piense que Toledo se visita de cualquier manera. Una capital rodeada, como Roma, por siete colinas no se presta a una visita convencional; no; Para ir a Toledo hay que pensárselo, y formularse una pregunta simple:
¿Qué pasaría si retrocedo quinientos años en el tiempo?¿Es eso posible? La respuesta es clara. Sí, lo es. Naturalmente, entrar en ese túnel del tiempo exige una preparación mínima, que consiste en primer lugar en creerse todo lo que se vea. En segundo lugar, es imprescindible subir a una de las colinas que la rodean y allí, con la panorámica impresionante que ofrece la ciudad rodeada por el Tajo, con la seguridad que da saber que vamos a viajar unos cuantos siglos en cuanto descendamos y nos internemos en el laberinto indescifrable de sus calles, sólo hay que admirar lo que tenemos delante.
El Convento de San Gil y el Monasterio de San Juan de los Reyes, por la izquierda, los Jesuitas y la Catedral impresionante en el centro, y el Alcázar presidiendo el conjunto, por la derecha, pueden ayudarnos a la mentalización necesaria antes de descender a esa amalgama de culturas, piedras, artes y rincones.
Verdad es que las tres culturas monoteístas –la judía, la árabe y la cristiana- han dejado una impronta más decidida, pero las tres con igual importancia.
Interior de la sinagoga del Tránsito. Imagen de guiarte.com