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Costa da Lagoa

Costa da Lagoa, a la vera de la Lagoa da Conceição, es sin duda uno de los lugares de más belleza en la isla de Santa Catarina (Brasil).

La mayor “aglomeración” urbana de Costa da Lagoa, en la isla de Santa Catarina(Brasil). Imagen de Guiarte.com

La mayor “aglomeración” urbana de Costa da Lagoa, en la isla de Santa Catarina(Brasil). Imagen de Guiarte.com

La restauración y la pesca, son actividades de los moradores de Costa da Lagoa, en la isla de Santa Catarina(Brasil). Imagen de Guiarte.com

La restauración y la pesca, son actividades de los moradores de Costa da Lagoa, en la isla de Santa Catarina(Brasil). Imagen de Guiarte.com

En Costa da Lagoa, Isla de Santa Catarina, Brasil, las naturaleza despliega toda su grandiosidad. Imagen de Guiarte.com

En Costa da Lagoa, Isla de Santa Catarina, Brasil, las naturaleza despliega toda su grandiosidad. Imagen de Guiarte.com

Entorno de Costa da Lagoa, Isla de Santa Catarina, Brasil. Imagen de Guiarte.com

Entorno de Costa da Lagoa, Isla de Santa Catarina, Brasil. Imagen de Guiarte.com

Una de las embarcaciones que hacen la línea entre Costa da Lagoa y Lagoa da Conceição, en medio del magnífico paisaje. Imagen de Guiarte.com

Una de las embarcaciones que hacen la línea entre Costa da Lagoa y Lagoa da Conceição, en medio del magnífico paisaje. Imagen de Guiarte.com

Naturaleza, paisaje y calidad de vida en Costa da Lagoa, isla de Santa Catarina, Brasil. Imagen de Guiarte.com

Naturaleza, paisaje y calidad de vida en Costa da Lagoa, isla de Santa Catarina, Brasil. Imagen de Guiarte.com

Tomás Alvarez
No hay rugidos de motos ni de automóviles en Costa da Lagoa. El único ruido que interrumpe periódicamente la tranquilidad de este bellísimo lugar es el del motor de la embarcación que - a modo de autobús urbano- transporta a los viajeros que llegan o se van de este paraíso, y que realiza un recorrido a la vera de la gran laguna, deteniéndose en alguna de las veinte paradas intermedias.

Toda la Lagoa da Conceióão tiene en su lado oeste, donde se asienta Costa da Lagoa, una escenografía semejante: unos grandes montes cubiertos de una naturaleza verdeante y selvática, la mata atlántica. Esa monumental alfombra se interrumpe a veces, en la orilla del lago, con unas edificaciones que parecen competir mediante su colorido con la brillantez del paisaje. Junto a estas suele aparecer algún pequeño embarcadero y al lado cualquier sencilla barca.

No hay forma de llegar a esas edificaciones salvo a través del agua. En Costa da Lagoa no existen carreteras, ni siquiera caminos. Lo más parecido es algún sendero que discurre por las empinadas pendientes, en medio de una naturaleza exuberante. Por uno de ellos se puede avanzar hasta la localidad de Ratones, en el centro de la Isla de Santa Catarina; otro conduce hasta Saco Grande, en la costa oeste de la Isla, y un tercero llega hasta las proximidades de Lagoa, la capital del distrito.

Hay varios tipos de moradores: unos buscan la tranquilidad absoluta; otros se dedican a la pesca; muchos ofrecen sus servicios de hostelería (restauración y alquiler de habitaciones) en tanto que abundan también los veraneantes con lujosas casas, que encuentran aquí un espacio fuera de lo común para gozar de la placidez de la existencia.

"Hay muchos adinerados en esta costa" dice el propietario de uno de estos restaurantes, quien señala que en una casa cercana acaba de pasar unas vacaciones el popular jugador de futbol Ronaldinho, a quien tuvo comiendo en su sencillo establecimiento.

El restaurador afirma con orgullo que prácticamente nunca ha salido del lugar, y que a sus cincuenta y tres años de vida, apenas hace un mes que conoció la localidad cercana de Ribeirao da Ilha, famosa también por su restauración. El buen hombre, cordial con el viajero, señala que nunca cierra, ni en invierno, cuando sigue atendiendo a su clientela en especial los fines de semana y festivos. No es hora de comer, pero como muestra de la gastronomía local no duda en cocinar unas casquinhas de sirí, una sabrosa preparación de los cangrejos. "En muchos restaurantes, a los turistas no sólo le ponen cangrejo, sino que hacen las casquinhas con mezclas de pescado", argumenta el restaurador, orgulloso de la calidad de su oferta.

Edificar una casa a la orilla del lago es caro. El transporte del ladrillo por barco triplica el coste normal. Pero el gozo de vivir allí para quienes no necesitan las aglomeraciones es evidente con sólo abrir los ojos. En la parte de atrás, la montaña, plena de un verdor fuera de lo común; delante las aguas saladas de la Lagoa; al fondo el Parque Natural de Rio Vermelho...

Para quienes quieren hacer el recorrido por los senderos interiores, hay que advertirles de las duras rampas, pero también de que a veces se descubre alguna cascada y siempre una naturaleza extraordinaria. Dicen los naturalistas que la mata atlántica de Lagoa es extraordinaria por su pureza, similar a la del tiempo en que llegaron los colonizadores. Hay en ella árboles ya escasos en otros puntos y una extraordinaria muestra de aves, así como otros animales como los macacos, los armadillos y las nutrias.

También se puede encontrar el viajero con viejos puentes o rampas hechos por el hombre en el pasado, y que han sido reabsorbidos por la naturaleza o siguen siendo útiles como vereda...

Aunque la población está diseminada a lo largo de la orilla, si existe un cierto sentimiento de colectividad. No falta una iglesita y una escuela para los niños de los primeros cursos. Los muchachos de más edad deben acudir al colegio de Lagoa, utilizando para ello el medio habitual de comunicación: la pequeña embarcación, que cobra por el transporta unas tarifas mínimas tanto a los escolares como a los residentes.

En definitiva, un rincón para el disfrute de la naturaleza. y para conocer lo que es un mundo sin prisas.

¿Dónde está Costa da Lagoa?

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