La Cepeda, junio de 2007.
"A pico y pala" se hicieron las zanjas para la tubería desde el desfiladero de Entrepeñas, lugar donde se llevó a cabo la toma de agua desde el río, hasta la iglesia, en cuya plaza se instaló una fuente pública.
Fue un gran adelanto para los vecinos que vivían cerca de la iglesia, que eran los que más lejos tenían los manantiales tradicionales de abastecimiento de agua potable. Pero el resto de los vecinos del pueblo se quedaron como estaban.
Resultaba indignante que, a pesar de que la tubería del agua pasaba entre las casas, del Barrio de arriba y del Barrio de en medio y no tuvieron un mal grifo en que poder coger agua...
A finales de los años sesenta, con el dinero obtenido de la venta de madera de roble, del monte comunal y poniendo los propios vecinos la mano de obra -también a pico y pala- para hacer y tapar las zanjas se colocó un grifo en el fregadero de cada casa. Luego cada uno fue llevando a cabo la instalación de los elementos sanitarios correspondientes.
El agua era muy abundante, pero su calidad dejaba bastante que desear ya que, cuando había tormentas en la sierra, llegaba muy turbia, con tierra en suspensión. Muchos de los vecinos optaron por no beber esa agua, acudiendo a la fuente de La Fontaniella para obtener agua potable de calidad.
Durante el pasado invierno la junta vecinal de la localidad, exclusivamente con los fondos de que dispone, ya que no ha obtenido ayudas de entidades mayores, ha llevado a cabo la captación de dos manantiales en plena sierra, en el lugar que aparece en la imagen, y la conducción del agua hasta el depósito preexistente. Es agua de inmejorable calidad, nacida de la roca viva, en plena sierra.
Están pendientes de que a Diputación Provincial construya un nuevo depósito en lugar bastante más elevado que el actual, para que el agua llegue con suficiente presión a todas las casas de la localidad.
Es curioso que el pueblo e Villarmeriel, que ha cedido dos de sus manantiales -La Raposera y Vallifondo- en los que el Ayuntamiento ha captado agua potable para el suministro a otros pueblos que carecían de ella, no haya recibido -al parecer- ayudas de ese Ayuntamiento para conseguir un agua de calidad para sus propios vecinos.
Por fin los vecinos de Villar tienen de un agua potable de excelente calidad.
Germán Suárez Blanco
El Rebollar, con El Escandal al fondo