Madrid-Villacastín
Madrid está ubicada en el centro de la Península Ibérica, y por ello fue transformada en capital del reino durante el período de los Austrias. Desde aquí se inicia el camino hacia el Noroeste.
Madrid está ubicada en el centro de la Península Ibérica, y por ello fue transformada en capital del reino durante el período de los Austrias.
Su desarrollo ha estado íntimamente vinculado a su capitalidad política. Actualmente tiene algo más de tres millones de habitantes y numerosos atractivos que la convierten en una ciudad interesante para el turismo.
Entre sus ofertas al visitante destacan sin lugar a dudas los museos de pintura, catalogados entre los más ricos del mundo.
El patrimonio artístico de Madrid es notable. En el plano constructivo hay escasos vestigios árabes, pero una buena cantidad de edificios de la época de los Austrias y los Borbones.
En concreto merece la pena visitar la zona de ubicación primitiva de la ciudad, donde se halla el Palacio Real, la hermosa Plaza Mayor y algunos conventos de alto interés, sobre todo por su contenido.
Otro entorno de alta calidad se halla por el paseo del Prado, donde a la belleza de las edificaciones se une el patrimonio pictórico de los grandes museos, algo que hace imprescindible la visita a Madrid para los amantes del arte.
El viajero que hace la ruta, deja Madrid por la zona de Moncloa, cruza por el entorno de la Universidad Complutense, pasa ante el palacio de la Moncloa, sede de la presidencia del Gobierno, y cruza el río Manzanares en una zona de amplio arbolado. Poco más al norte está el Pardo.
Desde el Manzanares en adelante, la carretera va subiendo; a la izquierda quedan pueblos como Pozuelo, Majadahonda y Las Rozas , en tanto que a la derecha se puede ver a veces la amplia alfombra verde del Monte del Pardo, un paraíso natural que por fortuna se ha conservado bastante bien. Antaño fue cazadero real, y del general Franco.
De los pueblos citados poco hay que destacar. Son lugares de buen nivel de vida y caras urbanizaciones, que han crecido en la segunda década del siglo XX hasta alcanzar unos tamaños excesivos, lo que se demuestra a menudo con los atascos kilométricos de la carretera.
Al oeste de estos pueblos corre el río Guadarrama, con cierto valor ecológico. En el río, en término de Las Rozas, se puede contemplar un curioso vestigio hidráulico de notable vigor. Se trata de una gran represa de piedra, magnífica obra, que se realizó en el siglo XVIII, dentro de un proyecto hidráulico utópico encaminado a unir esta cuenca con la del Guadalquivir y navegabilizar parte de la España Interior.
Las obras aún sorprenden al viajero. Constan de la represa y algunos canales. Nunca llegaron a tener utilidad porque cuando estaban trabajando en ellas unas tormentas catastróficas arruinaron el proyecto.
Pasado el municipio de Las Rozas se encuentra Torrelodones y Villalba, con más belleza en el entorno, en su monte de encinas y sus rocas graníticas que en los cascos urbanos. Son lugares que siguen creciendo.
De Villalba la autopista sigue hacia delante para pasar bajo el túnel del Guadarrama, por un hermoso valle, en el que resulta agradable el verdor permanente. El trayecto va cerca de El Escorial . El Escorial es un lugar sumamente recomendable, no sólo por el magnífico monasterio de San Lorenzo, sino por el paisaje y la gastronomía.
Muy cerca está también el valle de los Caídos. Se ve desde la carretera la cruz, de 125 metros de altura. También es interesante la basílica. Inmensa. Todo tiene una estética propia del franquismo, muy a la usanza grandiosa cesarista y fascista. Esta obra monumental fue realizada durante dos décadas con abundante mano de obra de prisioneros de la Guerra Civil.
Si el viajero sigue la vieja carretera pasará por el hermoso valle hasta Guadarrama, bello pueblo, de construcciones graníticas. El entorno es placentero y tiene aires de lugar vacacional.
Desde allí la carretera sube en fuerte pendiente hasta el Alto de los Leones. Es una bella zona de pinadas, que permite ver el corazón de la sierra madrileña, llena de olor de a pino y jara en la primavera.
Pasado el puerto, se baja hacia San Rafael y El Espinar en zonas de pastizales y media montaña, ya en la Comunidad de Castilla y León. La vegetación va cambiando poco a poco, hasta llegar a Villacastín, donde se inician las llanuras cerealísticas.
Villacastín tuvo vida animada en el pasado. Su gran iglesia granítica atestigua el poderío. El último parón económico lo tuvo cuando se construyó la autopista. Pues éste era lugar de parada y fonda, con cierta vidilla veraniega. El alejamiento del tráfico le reportó tranquilidad y calidad de vida.
Es importante nudo viario, donde se cruzan la carretera Madrid-Coruña y la que va de Ávila a Segovia. La población, que tiene el título de villa desde el siglo XVII, ha dado notables hombres de armas y religiosos y un notable arquitecto del siglo XVI, fray Antonio de Villacastín. La poderosa iglesia, según se dice, fue diseñada por Rodrigo Gil de Hontañón e iniciada en el siglo XVI.
La comarca es buena en el ámbito de la gastronomía, y tradicionalmente se estima el ganado vacuno de la misma. Es terreno donde enlaza la montaña y la paramera, por eso también es territorio de ganadería lanar.
Un monumento desconocido: en Las Rozas, una inmensa presa de embalse cruza el valle del Guadarrama. Fué un proyecto ilustrado, utópico, para hacer navegable el centro de España, proyecto que jamás se
Imagen de Villacastín. Fotografía de guiarte.com. Copyright