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Madrigal, emoción y melancolía

Cuentaviajes de Madrigal, emoción y melancolía

Relato de un viaje a Madrigal de las Altas Torres, un pueblo de Castilla con intensa historia y donde nació la Reina Isabel la Católica.

Retazos de gloria de Castilla Llanuras y templos Las altas torres Historia de un reino Palacio y convento El icono de Madrigal Iglesia del Castillo Monumento a la melancolía

Visitar Madrigal es emoción y melancolía. El nombre del lugar sabe a poesía e historia, pero su imagen hace recordar al viajero el dolor de la destrucción y el paso del tiempo.

Un cuentaviajes y guía de Madrigal, muy ligado a la historia de Castilla, realizado con Fotos de Miguel Angel y texto de Tomás Alvarez

Cuentaviajes de Madrigal, emoción y melancolía

Relato de un viaje a Madrigal de las Altas Torres, un pueblo de Castilla con intensa historia y donde nació la Reina Isabel la Católica.

Retazos de gloria de Castilla

Visitar Madrigal es emoción y melancolía. El nombre del lugar sabe a poesía e historia, pero su imagen hace recordar al viajero el dolor de la destrucción y el paso del tiempo.

La torres semiderruídas, los viejos monumentos penando por la falta de recursos para mantenerlos en pie, traen a la mente los versos de Rodrigo Caro:

“Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora
campos de soledad, mustio collado,
fueron un tiempo Itálica famosa...”

Pero estos, Fabio, no son las ruinas de la Itálica famosa, sino despojos de la gloria de Castilla, de una Castilla venida a menos, incapaz para mantener la vida que un día fluyó por ella, incapaz de gritar contra la injusticia de su abandono, incapaz de reclamar una deuda histórica impagada... impagable.

Esta tierra interior fue antaño exportadora de trigos, reyes y reinas; cuna de eruditos, literatos y capitanes, solar de inquisidores, comuneros y defensores de indios. Pero hoy es poco más que nada. Nada y ruinas. Porque en esta comunidad, la más envejecida de España (más de un millón de jubilados y poco más de 200.000 personas de menos de 15 años), el único grito de protesta surge de los muros caídos de los viejos monasterios, de las murallas hundidas y de los agonizantes edificios palaciegos.

Retazos de muralla, atestiguando un pasado más glorioso. guiarte.com

Retazos de muralla, atestiguando un pasado más glorioso. guiarte.com

Retazos de muralla de Madrigal, atestiguando un pasado más glorioso. guiarte.com

Retazos de muralla de Madrigal, atestiguando un pasado más glorioso. guiarte.com

Llanuras y templos

Vieja y hermosa, Madrigal atestigua el dolor de una España interior, cerealista, que se trocó en el siglo XX en suministradora de carne; de carne humana; exportadora de proletarios dedicados a mover las máquinas del progreso ...en otras tierras.

Madrigal es como una madre anciana y cansada, en cuyo rostro se atestigua una belleza madura enmarcada de arrugas profundas, arrugas que reflejan la soledad, los años y las ausencias. Es vieja y bella aún, y conserva el orgullo de su pasado.

El viajero que recorre la autopista VI, que enlaza Madrid con León y Galicia, deberá abandonar esta ruta en Arévalo y avanzar hacia el oeste, en un paisaje de llanuras y pueblos terrosos en los que destaca la fortaleza de sus iglesias, iglesias de ladrillo, barro cocido.

Arévalo, Aldeaseca, Villanueva y Barromán tienen templos que dominan sobre la orografía de los tejados, marcado la preeminencia del poder religioso sobre los espacios y las conciencias.

Y al fondo aparece pronto Madrigal.

Los campanarios atestiguan la primacía de lo religioso, dominando sobre los tejados del casco urbano. guiarte.com

Los campanarios atestiguan la primacía de lo religioso, dominando sobre los tejados del casco urbano. guiarte.com

Las altas torres

Ahora hablemos de su nombre, tal vez, el más hermoso de España. ¿Porqué llamarle Madrigal de las Altas Torres, si es más bonito Madrigal a secas, tal como se llamó durante muchos cientos de años?

Madrigal es nombre que sabe a canto, levedad y poesía. Nuestros profesores de bachillerato explicaban que el madrigal era un poema corto, sencillo, espontáneo, referido usualmente al amor. Pero aquí, en este solar castellano, nos dicen que Madrigal deriva de una vieja palabra cuyo significado estaba relacionado con la abundancia de aguas.

Eso de la las “altas torres” suena a escarnio, cuando se ve la altivez derruida. Hay quien dice que podría ser de las “albas torres”, por el color de sus defensas... pero no se alarmen, ambas denominaciones parecen debidas a un halo romántico del XIX.

Por cierto, en algunos países europeos se aprovechó el influjo romántico para reconstruir grandiosos edificios (véase el caso de Francia y especialmente la influencia de Viollet le Duc) pero aquí nos contentamos con ponerle a la maravilla decadente de Madrigal un apellido orgulloso “Altas Torres” y no se reparó en que las torres se caían.

Hay quien dice que no eran altas torres, sino albas torres, por la tonalidad de las murallas. guiarte.com

Hay quien dice que no eran altas torres, sino albas torres, por la tonalidad de las murallas. guiarte.com

Hay quien dice que no eran altas torres, sino albas torres, por la tonalidad de las murallas. guiarte.com

Hay quien dice que no eran altas torres, sino albas torres, por la tonalidad de las murallas. guiarte.com

Historia de un reino

Este lugar está íntimamente vinculado a la historia de la Península Ibérica. Probablemente ya estaban establecidos aquí los arévacos, en la cima del otero (800 metros sobre el nivel del mar) que domina la llanura circundante.

En el medioevo, los árabes fortalecerían el enclave. Las murallas pueden tener ese origen.

Se ha señalado que en algún momento, Madrigal tuvo relevancia entre los territorios árabes que estaban al norte de Toledo y debe a ello su antigua fortaleza. Sean las murallas de la época de Abderramán I o del periodo cristiano, destacan por su gran envergadura: Tienen un perímetro de unos 2.300 metros que rodea una superficie tan grande como las de Ávila o París en tiempo medieval.

Madrigal sabe a historia. En esta urbe bien murada vivieron reyes castellanos, aquí hubo cortes y reuniones de las altas instituciones de la Corona. Reyes y reinas pasearon por estas ruas ahora solitarias. Juan II amaba este lugar como tierra para el descanso. En su palacio nacería, pasado el tiempo, Isabel I de Castilla, Isabel la Católica.

Muros derruidos, recuerdos del poder de hace siglos. guiarte.com

Muros derruidos, recuerdos del poder de hace siglos. guiarte.com

Palacio y convento

Este lugar está íntimamente vinculado a la historia de la Península Ibérica. Probablemente ya estaban establecidos aquí los arévacos, en la cima del otero (800 metros sobre el nivel del mar) que domina la llanura circundante.

El edificio, en el que ya habitó Pedro I, es actualmente Monasterio de Nuestra Señora de Gracia. Se ubica junto a una gran plaza, donde se celebraban los festejos taurinos.

Ampliado varias veces, Carlos I entregó el palacio regio a las monjas agustinas. Es una construcción severa y sencilla. La fachada está enmarcada por sendas torres cuadradas. El bello claustro es del XV.

Muy cerca del palacio se puede ver aún el Real Hospital de la Purísima Concepción, renacentista. La construcción fue ordenada por la primera mujer de Juan II, María de Aragón, para atender a los necesitados y enfermos.

Antaño palacio, luego convento. guiarte.com

Antaño palacio, luego convento. guiarte.com

Madrigal de las Altas Torras. Antaño palacio, luego convento. guiarte.com

Madrigal de las Altas Torras. Antaño palacio, luego convento. guiarte.com

El icono de Madrigal

Más que las murallas o el palacio real, el icono de Madrigal es el campanario de la iglesia de San Nicolás de Bari, altivo y dominador, a modo de campanile veneciano, vigilante de las casas que perviven en este lugar rebosante de historia.

La austeridad y las rotundas líneas rectas dominan en este campanario que señala el centro de Madrigal y marca las horas de sus gentes. La iglesia es una pequeña catedral románico-mudéjar, originaria del XIII y con reformas de siglos posteriores. Construida con ayudas reales y materiales diversos, posee un bello ábside de su estructura original. Es Monumento Nacional desde 1931.

En esta iglesia, de tres naves, destaca un buen artesonado de nogal. La guía, explica que aquí se casaron Juan II de Castilla y doña Isabel de Portugal, aunque lo más visitado y recordado, desde el punto de vista histórico, es el baptisterio, donde la reina Isabel fue cristianizada. Entre los datos históricos de este templo otro dato: aquí estuvo como sacerdote Alonso de Madrigal, “El Tostado”, erudito, teólogo, prolífico escritor y obispo de Ávila, en cuya catedral fue sepultado al final de sus gloriosos días.

El campanario de la iglesia de San Nicolás de Bari, con su rotundidad cubista. guiarte.com

El campanario de la iglesia de San Nicolás de Bari, con su rotundidad cubista. guiarte.com

Iglesia del Castillo

Muy cerca de la iglesia de San Nicolás de Bari, en la parte más alta de la ciudad, está otro templo importante: Santa María del Castillo, llamado así porque es tradición que en este punto se elevaba el castillo de la vieja ciudad.

Del edificio, actualmente cerrado, destacan sendos ábsides en los que vuelve a brillar el conjunto de arquerías de románico mudéjar.

Estas, Fabio, ¡ay dolor!, son tierras decadentes, en las que no recala el flujo monetario que engrandece a Madrid o la periferia de España. Desde esta altura en la que se ubica Santa María del Castillo, se divisa extramuros, el ruinoso conjunto del convento de los agustinos, el escorial castellano, famoso centro de estudios humanísticos, casa capitular de la orden en Castilla, centro donde falleció fray Luis de León, en 1591.

Las arcadas de románico mudéjar de Santa María del Castillo. guiarte.com

Las arcadas de románico mudéjar de Santa María del Castillo. guiarte.com

Las arcadas de románico mudéjar de Santa María del Castillo, en Madrigal. guiarte.com

Las arcadas de románico mudéjar de Santa María del Castillo, en Madrigal. guiarte.com

Monumento a la melancolía

El expolio del XIX y del XX se llevó por delante todo lo que albergaba este inmenso edificio de 200 metros de fachada, obra previsiblemente vinculada al propio Juan de Herrera.

Estos, Fabio, ¡ay dolor!, campos de ruina y melancolía, fueron en un tiempo corte de Castilla. Madrigal fue la ciudad de Isabel la Católica. A esta pequeña urbe vinieron varias embajadas para organizar hipotéticas bodas... hasta que la mujer optó por casarse con el Fernando, el rey aragonés. En esos tiempos, Madrigal sería sede de Cortes... pero pronto la historia se fue alejando de sus murallas.

Madrigal, Fabio, me llena el alma de dolor, aunque su nombre me sigue sonando a cantos de trovadores.

El Escorial de Madrigal, un grito de decadencia. guiarte.com.

El Escorial de Madrigal, un grito de decadencia. guiarte.com.

El Escorial de Madrigal, un grito de decadencia. guiarte.com.

El Escorial de Madrigal, un grito de decadencia. guiarte.com.

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