París, 28 de marzo de 2012
La Virgen y el Niño con Santa Ana es una de las composiciones más ambiciosas de Leonardo de Vinci. Fruto de una meditación larga que ocupó los veinte últimos años de la vida del maestro, este cuadro, célebre desde el génesis de su diseño, levanta todavía muchas interrogaciones sobre su encargo, su elaboración o incluso su historia.
Recientemente varios descubrimientos históricos y científicos han dado indicaciones preciosas, pero sin aclarar no obstante todas las dudas.
La exposición tiene el objetivo de concretar el entorno apasionante de esta obra maestra por fin restaurada, reuniendo, por primera vez desde la muerte del artista un conjunto de elementos vinculados a la misma.
Ciento treinta obras son presentadas ahora, entre las que están los préstamos excepcionales del cartón de Burlington House de National Gallery de Londres y el de veintidós dibujos que pertenece a la Colección de la Reina Isabel II, permitiendo explorar el camino intelectual y artístico que condujo a Leonardo a este legado artistico, cuya influencia fue considerable en la evolución de las artes, desde principios del siglo XVI al siglo XX.
La génesis lenta y compleja del cuadro de Santa Ana, dejado inconcluso a la muerte del artista en 1519, es vuelta a trazar en la exposición mediante la reunión excepcional de documentos de archivo, esbozos de composición, dibujos preparatorios, estudios de paisaje y versiones de taller mostrando las diferentes soluciones formales e iconográficas sucesivamente contempladas por Leonardo. La presentación de otras obras pintadas en la misma época por Leonardo de Vinci permite mostrar que Santa Ana es el resultado real de las investigaciones múltiples y diversas del artista sobre la naturaleza y el arte.
Con el fin de dar dimensión al carácter innovador de esta obra, la exposición se relaciona con la tradición iconográfica ligada a su sujeto (la Trinidad de Santa Ana) y se interesa por la resonancia que tuvo inmediatamente sobre el arte italiano.
Los homenajes más recientes que le rindieron Delacroix, Degas o Max Ernst demuestran la influencia perdurable de esta obra maestra.
La restauración de La Virgen y el Niño con Santa Ana es llevada a cabo desde junio de 2010, permitió devolver a la obra una legibilidad dañada por las alteraciones de numerosos repintados y la superposición de capas superpuestas espesas y desiguales de barniz.
Al mismo tiempo que se destaca la increíble técnica pictórica de Leonardo, el cuadro encuentra una profundidad y un relieve casi escultural, con su paleta intensa de azul lapislázuli que juega sobre lacas rojas, de gris y de pardos vibrantes.
En el marco de esta exposición, se incluyen otros trabajos, entre ellos la Gioconda de Madrid, realizada en el taller de Leonardo, recientemente redescubierta al retirar capas de pintura negra.
La obra radiante de la Gioconda de Madrid proporciona no sólo la belleza leonardiana recién recuperada, sino también un interrogante que algún día se desvelará:
¿Cómo son los colores que hay realmente debajo de la capa amarillenta de la Gioconda del Louvre?
La muestra está en el museo parisino, del 29 de marzo al 25 de junio de 2012. Comisario de la exposición: Vincent Delieuvin, conservador en el departamento de las Pinturas, el museo del Louvre.
Así veía Leonardo el cuadro, hacia el año 1500. © The National Gallery, Londres
La Virgen y el Niño con Santa Ana es una de las composiciones más ambiciosas de Leonardo de Vinci. El Louvre presenta su restauración.