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Joëlle Tuerlinckx: Crystal Times

la exposición Joëlle Tuerlinckx. Crystal Times. Reflexión sin sol/ Proyecciones sin objeto, transforma el Palacio de Cristal con un trío de “rayos” que crean, una modulación luminosa que anima el espacio.

Las experiencias de espacio y tiempo Чaunque en representaciones específicas más que como modalidades generalesЧ son fundamentales en la práctica artística de Joлlle Tuerlinckx. Por eso aceptó entusiasmada cuando el Museo Reina Sofía la invitó a realizar un proyecto para el Palacio de Cristal, un espacio de grandes dimensiones y dotado de iluminación natural. Lo que terminó proponiendo, sin embargo, fue una puesta en escena en dos partes: una intervención específica en el luminoso pabellón acristalado y un escenario ficticio Чa la vez estudio, galería y archivoЧ en tres pequeñas salas del edificio Sabatini del museo.

Compuesto de obras antiguas y recientes, entre las que se incluyen películas, libros, esculturas, dibujos, material de referencia y una maqueta, este conjunto, que funciona a modo de archivo, constituye el contrapunto de la instalación alojada en el Palacio de Cristal: Crystal Times. Reflexión sin sol/Proyecciones sin objeto.

Entre las características espacio-temporales que determinan esta instalación destacan el marco temporal, que comienza en otoño y termina en invierno (del 9 de octubre de 2009 al 22 de febrero de 2010, las diecinueve semanas que dura la exposición,) y un área expositiva de unos 1.153 metros cuadrados diáfanos. Los elementos que introduce la artista Чbrújulas y rayos de luz materializadaЧ proporcionan un medio peculiar de gestión del inmenso interior de este edificio decimonónico. Tan evasivas, insustanciales y modestas son las intervenciones de Tuerlinckx que, a primera vista, parece que el lugar está vacío. Sólo cuando el visitante comienza a avanzar se revelan súbitamente los rayos de sol, y sólo cuando se aproxima a cada uno de ellos se hace plenamente visible la brújula colocada en su base. Una de las brújulas es un modelo de época que Tuerlinckx encontró mucho antes de comenzar este proyecto, y se puede ver expuesta en una vitrina junto con una antigua mesa en cuya superficie salpicada de pintura se distingue la planta del edificio, aunque ésta se podría interpretar también, y de una forma igualmente plausible, cual signo o constelación astrológica. Las que están dispuestas en el suelo son todas representaciones: versiones artesanales, improvisadas. Como la esfera de cada brújula marcará el norte en una dirección distinta, ninguna de ellas será fiel. Es decir, ninguna sirve para orientarse en este espacio o cartografiar el emplazamiento. Hay que recurrir a otras formas de percepción.

Cada uno de los tres haces de luz está hecho de un material diferente: hilo de nylon negro de varios grosores, fibra naranja, y tubo fino de plástico transparente. Y cada uno está levantado del suelo formando un ángulo diferente. En su recorrido, la luz del sol incide en ellos en diferentes momentos del día, y en las raras ocasiones en las que los tres están directamente iluminados por la luz solar se produce un efecto mágico: una iluminación visionaria fruto de la casualidad. Cuando la luz proyecta una sombra en la superficie de un reloj de sol, se puede calcular con bastante precisión la hora del día. Aunque en Crystal Times la combinación de un rayo de sol y una brújula podría servir teóricamente de reloj, igual que un reloj de sol, en realidad nunca llega a ser un medio fiable. En lugar de las formas mecánicas de calibrar el paso del tiempo, éste se percibirá aquí de una manera experiencial. Arraigado en la memoria, en las expectativas, en los procesos sensoriales y corporales, se experimentará como duración, pasará a ser una cuestión de reflexión y proyección, de especulación y conjetura. La obra de Tuerlinckx propone así alternativas a la dependencia de las herramientas científicas. Orientarse y, por consiguiente, determinar la posición de uno en el mundo, requiere unas formas de conocimiento adicionales, unas alternativas a lo que se viene utilizando puramente con instrumentos del pensamiento.

En el edificio del museo, las dos pequeñas galerías en las que la artista ha construido su archivo están unidas por una tercera cuyas paredes están cubiertas por retículas de líneas de grafito. Los trazos repetitivos recuerdan cierta técnica de sombreado utilizada en dibujo para dar volumen y visibilidad a las formas bidimensionales. Al igual que lo demuestran ésta y otras técnicas de sombreado, el dibujo de esta pared viene a afirmar que la penumbra y la oscuridad son tan necesarias a la visión como la luz, esa luz que caracteriza la instalación del Palacio de Cristal. Dado que, según Joлlle, todo está creado Чdado que lo que se recibe entraña una serie limitada de condicionesЧ la producción artística supone necesariamente un acto de representación. La re-presentación puede consistir en hacer visible como volumen escultórico el espacio de la galería, revelando así las condiciones básicas del hecho de ser espectador. La representación, en cambio, requiere cierto grado de distancia, ya que inventar cualquier tipo de equivalente Чya sea copia, simulacro o substitutoЧ conlleva reconocer la diferencia. La traducción, otra forma de representación, asume también el deslizamiento: los juegos lingíísticos son así un contrapunto del juego visual. Hace unos meses Tuerlinckx construyó en su estudio una maqueta a escala de estas tres galerías a fin de planificar la exposición. La transposición de las ideas propuestas en ese contexto miniaturizado a la realidad de Madrid acarreará inevitablemente cambios imprevistos: la eliminación de ciertos objetos, una nueva disposición de los otros, la adición de textos o su modificación... y, probablemente, la modificación de algo de lo que aquí se describe.

El juego, y no sólo el más sofisticado, sino también el más simple, impregna la manera en la que Tuerlinckx aborda el léxico de las obras de arte y de los libros de referencia acumulados en este archivo. Materiales cotidianos comunes, objetos coleccionables sin valor, libros anticuados y descatalogados, recortes de materiales de construcción, envases vacíos, muebles de segunda mano: nada parece tener mucha significación por sí solo. Su convergencia se encargará de revelar su elocuencia. En este lúdico proceso, el lugar se transformará de estudio transitorio (la producción futura) en galería (la recepción presente) y en archivo (la preservación del pasado). El ingenio visual, la rima y los juegos de palabras, que rozan a veces el absurdo y la contradicción, son el sello de la artista.

Fecha: 9 de octubre de 2009 - 22 de febrero de 2010
Lugares: Palacio de Cristal y Edificio Sabatini, Planta 3, Sala 305
Organización: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

Joëlle Tuerlinckx. Crystal Times. Reflexión sin sol/Proyecciones sin objeto. Maqueta digital del Palacio de Cristal (detalle), 2009.

Joëlle Tuerlinckx. Crystal Times. Reflexión sin sol/Proyecciones sin objeto. Maqueta digital del Palacio de Cristal (detalle), 2009.

Joëlle Tuerlinckx. Crystal Times. Rayo negro -107 elementos, 15.37 mts. Sol nº1 (detalle de la instalación en el Palacio de Cristal), 2009

Joëlle Tuerlinckx. Crystal Times. Rayo negro -107 elementos, 15.37 mts. Sol nº1 (detalle de la instalación en el Palacio de Cristal), 2009

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