Por Artemio Artigas
Este año las organizaciones ecologistas hacen un especial énfasis en la celebración porque estamos ante el 40 aniversario y siguen pendientes muchas incógnitas de futuro. Aún falta una respuesta adecuada ante el cambio climático, ante el agotamiento de las energías fósiles, o la gravedad del problema de las centrales nucleares…
La destrucción de especies es grave también. Cada año se extinguen en el planeta entre 10.000 y 50.000 especies. Las principales causas: la destrucción de hábitats, la sobrexplotación, la introducción de especies invasoras… y el comercio ilegal. Tampoco hay una respuesta decidida a este problema.
El cambio climático es otra causa de la desaparición de especies. Los científicos de WWF han estimado que la mayoría de ellas tendrían que moverse más de 1000 metros por año si quieren estar en la zona climática que ellos necesitan para sobrevivir. Muchas especies no serán capaces de redistribuirse lo suficientemente rápido para mantener el ritmo de los cambios venideros
En medio de tanto desastre, felizmente aumenta la concienciación de la sociedad y el rechazo a iniciativas destructoras.
Entre las reacciones, una interesante es la de implicar a las grandes marcas en la salvación del ecosistema. Defensoras a ultranza de una buena imagen corporativa, las grandes marcas temen el dedo acusador por su colaboración con los esquilmadores del planeta. Greenpeace nos ha presentado en las últimas semanas dos iniciativas de estas.
La primera de ellas es la vinculación de la cadena de comida rápida KFC en la deforestación de los bosques de Indonesia y la destrucción del hábitat de especies protegidas por su relación comercial con la papelera Asia Pulp & Paper (APP), que suministra los materiales de sus empaquetados de pollo frito, arroz o patatas fritas.
También se hace lo mismo con Coca Cola, por su vinculación con la Shell, petrolera de negro prestigio contaminante.
En Internet los ecologistas denuncian a Shell por participar en iniciativas petroleras en el Ártico, una operación con grandes posibilidades de riesgo, máxime teniendo en cuenta las dificultades de la zona, y la experiencia de riesgos en el Golfo de México, donde causaron un grave daño a la comunidad mundial.
La batalla tiene una amplia difusión en Internet, que se está revelando como un aliado de iniciativas sin grandes medios económicos. Mientras que las TVs o los grandes medios escritos están en poder de grandes corporaciones con estrechas vinculaciones financieras o industriales, multitud de webs, blogs, etc. mantienen una posición independiente. Esto permite fortalecer campañas contra agresiones diversas.
Activistas diversos están lanzando mensajes para la defensa de territorios importantes como la Amazonía, una inmensa selva pulmón de la tierra que se está depredando día a día por intereses de grandes propietarios…
En México, se demanda la salvación de Cabo Pulmo, Área Natural Protegida de la Baja California Sur que podría ser gravemente afectada por la construcción del enorme complejo turístico que está incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
En el punto más sureño de la Península Ibérica, el conflicto que se destapa es Valdevaqueros una playa de Andalucía con extraordinarias dunas, en una zona relativamente virgen y magnífica para el surf, en la que se quiere hacer otra gran urbanización.
La Amazonia demanda un plan de deforestación cero. Imagen de Greenpeace.
Cabo Pulmo tiene un riquísimo ecosistema, que puede peligrar. imagen de http://www.salvemoscabopulmo.org/