Sin tiempo para pensar
Angustiado por el bombardeo masivo de mensajes, el hombre del siglo XXI no tiene tiempo para pensar... y apenas piensa.
Se limita a adquirir los pensamientos “ya enlatados”. Y esta premisa sirve para ámbitos tan dispares como el mundo del turismo o de las ideologías.
Oímos “Paco se fue al Caribe”, y cuando indagamos la razón de su viaje, los motivos por los que terminó en una playa de Santo Domingo, nos quedamos alucinados al ver que él no sabe por qué eligió el destino. No buscó monumentos mayas al lado de la costa (porque están en el entorno de la península de Yucatán), no fue buscando una arena solitaria (la hubiera encontrado más barata en Túnez), no fue buscando calor ni palmeras... porque aún los tendría más cerca, en Alicante, y a mejor precio.
Paco se fue tras una imagen, un mito creado por el negocio turístico... y cuando retornó lo hizo defraudado porque le alojaron en un hotel solitario, lejos de cualquier pueblo; porque se aburría en la piscina todo el día; porque en un villorrio que llegó sólo había un mercadillo que nada le atrajo... Sencillamente, Paco fue un “consumidor” más que compró un destino sin saber qué compraba.
Arco de Tito. Raquel Alvarez Canseco, Guiarte.com