Notre Dame
En el siglo XVIII, los monjes de Murbach dejan la abadía para ubicarse en Guebwiller, en un proceso que terminaría con la secularización de la Abadía y su abandono de la regla benedictina.

En ese momento, el príncipe-abad inicia la creación de un gran templo en la nueva ubicación, con grandiosas dependencias para el capítulo.
La obra se inicia por el arquitecto Luis Beuque en 1761, pero pronto tomará la dirección el austriaco Gabriel Ignacio Ritter, que le marcará la impronta barroca centroeuropea.
Los brazos del transepto finalizan en sendos ábsides semicirculares que armonizan con el del coro. Todo tiene una gran majestuosidad y pompa.
Aun sin terminar la portada (queda una torre sin hacer) el edificio tiene una inusitada grandiosidad exterior e interior, y en él florece el barroco en una decoración en la que interviene el escultor alemán Fidèle Sporer (1731 –1811) tanto en estucos como en madera. La Asunción que preside la capilla central es magnífica.
También tiene interés el órgano, de 1785, del alemán Rabiny.
Como elemento negativo, las humedades que penetran en el edificio por diversos ámbitos, especialmente el flanco oeste.
Portada de la iglesia de Notre Dame. Imagen de guiarte.com. Copyright.
Interior de la iglesia de Notre Dame. Imagen de guiarte.com. Copyright