Mil años de historia
Durante un milenio, la abadía de Murbach fue una de las más importantes del entorno del Rin.
Desaparecida en los días de la Revolución Francesa, pervive vigorosamente su recuerdo en diversos monumentos del entorno de Guebwiller, al noroeste de Mulhuose, en un ámbito donde la fragosidad de los Vosgos se diluye en la plana del gran río.
Hacia el año 727, el obispo Pirmin, llegó de la abadía de Reichenau, en las orillas del lago Constanza, llamado por el conde alsaciano Eberhard, para crear una comunidad benedictina en Murbach, un enclave escondido en un valle estrecho y atractivo, que desciende del Grand Ballon, punto culminante de los Vosgos, con 1424 metros de altitud.
Pronto progresó esta comunidad, la primera benedictina instalada en Alsacia, fundada bajo el patronazgo de San Léger, obispo y mártir, introductor de la regla benedictina en Borgoña. Murbach ganó fama por su biblioteca y su vitalidad cultural y el mismo Carlomagno tuvo el título de abad laico, “Pastor Murbacensis”.
Paralelamente al auge espiritual, llegó el material. Murbach poseyó bienes en 350 localidades, principalmente alsacianas, aunque también en un espacio que comprendía lugares tan lejanos como Worms, Maguncia o Lucerna.
San Léger, uno de los templos de la abadía de Murbach, en la cercana localidad de Guebwiller. Imagen de guiarte.com