El triunfo del cambio
¿Cuántas iglesias del sur de España fueron en su tiempo mezquitas o sinagogas? ¿Cuántas mezquitas de Turquía fueron en su día iglesias cristianas?
Aunque a todos se nos vienen a la cabeza inmediatamente los ejemplos de la catedral de Córdoba, la Giralda de Sevilla, las iglesias toledanas o Santa Sofía de Estambul, los casos son incontables. A lo largo de la historia ha resultado tradicional que las religiones triunfantes hayan reutilizado los edificios de las antiguas creencias, a veces sin dar tiempo a cambiar los decorados, e incluso sin aplicar una mano de pintura.
Las religiones “de libro” (Biblia, Corán, Torah), monoteístas, no admiten con agrado a los practicantes de otras creencias, aunque a veces los soportan. Sin embargo, lo que no pueden consentir es el paganismo, la falta de un dios único y todopoderoso. Así como las religiones politeístas –véase el ejemplo de Roma- tienden a incluir en su panteón a los dioses de los pueblos conquistados, los seguidores de Yavhé/Dios/Alá han pretendido siempre pastorear las costumbres, rezos y lugares paganos.
El caso paradigmático es el de América del Sur, donde las iglesias católicas son paraísos del sincretismo, con tradiciones indígenas reconvertidas en cultos a Vírgenes y santos.
El botón de Balisa, en Segovia, es considerado menhir por los crédulos. Por si acaso, los creyentes lo han coronado con una cruz. Imagen de Miguel Moreno
Rocha dos Namorados, en el Alentejo portugués. Una cruz cristianiza este supuesto menhir, a cuya plataforma superior siguen echando piedras los visitantes, enamorados o no.