El triunfo del cambio
¿Cuántas iglesias del sur de España fueron en su tiempo mezquitas o sinagogas? ¿Cuántas mezquitas de Turquía fueron en su día iglesias cristianas?
Aunque a todos se nos vienen a la cabeza inmediatamente los ejemplos de la catedral de Córdoba, la Giralda de Sevilla, las iglesias toledanas o Santa Sofía de Estambul, los casos son incontables. A lo largo de la historia ha resultado tradicional que las religiones triunfantes hayan reutilizado los edificios de las antiguas creencias, a veces sin dar tiempo a cambiar los decorados, e incluso sin aplicar una mano de pintura.
Las religiones “de libro” (Biblia, Corán, Torah), monoteístas, no admiten con agrado a los practicantes de otras creencias, aunque a veces los soportan. Sin embargo, lo que no pueden consentir es el paganismo, la falta de un dios único y todopoderoso. Así como las religiones politeístas –véase el ejemplo de Roma- tienden a incluir en su panteón a los dioses de los pueblos conquistados, los seguidores de Yavhé/Dios/Alá han pretendido siempre pastorear las costumbres, rezos y lugares paganos.
El caso paradigmático es el de América del Sur, donde las iglesias católicas son paraísos del sincretismo, con tradiciones indígenas reconvertidas en cultos a Vírgenes y santos.
![El botón de Balisa, en Segovia, es considerado menhir por los crédulos. Por si acaso, los creyentes lo han coronado con una cruz. Imagen de Miguel Moreno](https://guiarte.s3-eu-south-2.ionoscloud.com/1969/conversions/1180-optimized.jpg)
El botón de Balisa, en Segovia, es considerado menhir por los crédulos. Por si acaso, los creyentes lo han coronado con una cruz. Imagen de Miguel Moreno
![Rocha dos Namorados, en el Alentejo portugués. Una cruz cristianiza este supuesto menhir, a cuya plataforma superior siguen echando piedras los visitantes, enamorados o no.](https://guiarte.s3-eu-south-2.ionoscloud.com/1970/conversions/1181-optimized.jpg)
Rocha dos Namorados, en el Alentejo portugués. Una cruz cristianiza este supuesto menhir, a cuya plataforma superior siguen echando piedras los visitantes, enamorados o no.