San Antón
San Antón.
Apenas dos kilómetros antes de llegar Al casco urbano de Castrojeríz, el peregrino se encuentra con las poderosas ruinas góticas del convento de San Antón. Aún hablan de armonías los airosos ventanales góticos y el original rosetón situado a los pies del templo, con tracerías que diseñan cruces Tau, signo característico de la orden Antoniana, congregación médico-religiosa.
La orden fue fundada en Francia el año 1.093, por un señor, agradecido a San Antonio, porque, merced a su intercesión, su hijo fue curado del "mal de los ardientes", una enfermedad denominada más tarde "fuego de San Antón".
El convento de Castrojeríz gozó de buena fama en el medioevo porque aquí sanaban muchos enfermos de aquel mal. El origen del mismo estaba, al parecer, en una infección de los micellos de las espigas del centeno, generadores de unos granos(cornezuelos) con una sustancia tóxica capaz de contraer los músculos y estrechar los vasos sanguíneos, lo que causaba problemas en la piel, trastornos sensitivos, convulsiones epilépticas y alucinaciones.
Esta enfermedad, el ergotismo, fue un verdadero azote en Francia durante el medioevo. El cambio de clima, el pan de trigo castellano de excelente calidad, especialmente el de estas tierras de Castrojeríz, y la convicción sicológica de que los peregrinos podían curarse en el Camino a Santiago daban eficacia a las bendiciones recibidas en nombre de San Antonio y la imposición mágico-religiosa del Tau.
Las ruinas testimonian el abandono del lugar en el siglo XIX por la desamortización del ministro Mendizábal, que enajenó numerosas posesiones de la Iglesia para remediar la penuria de la hacienda española.