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Etapas de Ruta del Cares

Etapas en las que se sugiere realizar la ruta Ruta del Cares

Por Asturias o por León Recorriendo la Garganta del Cares Un truco para aligerar el regreso

Por Asturias o por León

La etapa previa consiste en posicionarse en las cercanías de la Garganta del Cares, bien por Asturias o por León. Son parajes bellísimos que hay que disfrutar.

Por Oviedo

La primera etapa técnica puede terminar en Oviedo, pero la meta está en Arenas de Cabrales, después de pasar por Arriondas, donde abandonamos la carretera N-634 que sigue hasta Santander.

Tomamos el desvío hasta Cangas de Onís. Treinta kilómetros después llegamos a Arenas y allí podemos sentar nuestros reales.

Por León

Si la meta se aborda por León, hay que subir hacia Riaño y luego continuar por la carretera que conduce hacia Cangas de Onís, para desviarse por el Puerto de Panderrueda hacia Posada de Valdeón. Aquí, al igual que en Riaño, hay alojamientos.

Más adelante de Posada está Caín, también con oferta hostelera.

Entre Posada y Caín, hay paisajes increíbles con puntos de gran interés como el Chorco de los Lobos y la ermita de La Corona. El nombre (Corona) deriva de que este es el lugar –según la tradición- en el que se eligió como caudillo cristiano a Don Pelayo (Covadonga está al otro lado de la montaña). Pelayo parece ser un jefe vadiniense, tribu que habitaba en esta comarca y que también rechazó a los romanos.

La primera fase consiste en posicionarse en alguna localidad del entorno, leonesa o asturiana. En ambas partes hay excelentes lugares. En la imagen, Ermita de La Corona, antes de Caín. Guiarte.com

La primera fase consiste en posicionarse en alguna localidad del entorno, leonesa o asturiana. En ambas partes hay excelentes lugares. En la imagen, Ermita de La Corona, antes de Caín. Guiarte.com

Recorriendo la Garganta del Cares

El Cares es como un cuchillo de aguas frías que corta la montaña, generando unos paisajes que emocionan al viajero. ¡Cuidado con el vértigo!.

Es un camino muy fácil de hacer, ya que marcha paralelo al canal y apenas tiene desnivel salvo en Asturias, cerca de Camarmeña, donde están instaladas las turbinas de la central eléctrica. La cuestión del vértigo se solventa caminando por la parte interior de la pared, ya que una mirada hacia el río, cientos de metros ladera abajo, no es para espíritus impresionables.

La travesía se puede empezar tanto desde Asturias como desde León pero al salir hay que hacerse a la idea de que habrá que volver por el mismo camino salvo que se utilice un truco que más adelante desvelaremos.

Si se empezase la travesía desde León, se puede acceder hasta Caín, el extremo leonés de la ruta, en coche; pero la carretera es estrecha y peligrosa. Cuidado con los precipicios.

Lo ideal es dar los primeros pasos a las nueve de la mañana, después de haber ingerido un desayuno europeo con huevos, bacon, zumos y café.

Si se emprende el camino desde Asturias y la base está en Arenas de Cabrales, el coche nos puede llevar hasta la central eléctrica, en Camarmeña.

Preparamos las mochilas en las que habremos introducido los alimentos necesarios para abordar la vuelta (conviene colocar en la parte superior los consabidos frutos secos y chocolates para prevenir las agujetas) y nos calzamos unas deportivas o las universales chirucas.

En un principio el otoño nos puede obligar a llevar algún jersey, pero después del primer kilómetro, que es la parte peor ya que hay que ascender mucho en poco trecho, nos sobrará hasta la piel.

Un chubasquero es también prenda obligada, dada la peculiar meteorología de la zona. Los doce kilómetros de travesía admiten muchos adjetivos y a la vuelta cada viajero colocará los que le parezcan más adecuados, pero antes de salir, una sola frase resume todo: el espectáculo es impresionante.

Después de esa guinda que supone el final del trayecto, entre cuevas, nos recibe la que nos parecerá la mejor pradera que la Naturaleza colocó en la Tierra: Llegamos a Caín, ese pueblo en el que el dicho asegura que sus habitantes no mueren, sino que se despeñan.

A un paso normal habremos tardado entre tres y cuatro horas (depende de las paradas). Una buena comida, una mejor siesta y a media tarde, camino de casa teniendo la precaución, eso sí, de que no se nos haga de noche antes de llegar.

Lo que hay que hacer al llegar de nuevo a Arenas no es necesario explicarlo, ya que el cuerpo nos lo pedirá a gritos.

Los paisajes de la ruta tienen una belleza sobrecogedora. Guiarte.com

Los paisajes de la ruta tienen una belleza sobrecogedora. Guiarte.com

La ruta tiene un permanente encanto natural. Guiarte.com

La ruta tiene un permanente encanto natural. Guiarte.com

De las paredes verticales, a veces caen auténticas cataratas de agua junto al viajero. Guiarte.com

De las paredes verticales, a veces caen auténticas cataratas de agua junto al viajero. Guiarte.com

Un truco para aligerar el regreso

El paseo es duro. Muchos viajeros utilizan un sencillo truco para ahorrarse la vuelta andando por el desfiladero.

Y como posdata, el truco. Es necesario contar con dos coches. Uno hará el viaje hasta el lado asturiano y el otro, por el leonés, viajará hasta Riaño y subirá por el puerto del Pontón o de Pandetrave hasta Posada de Valdeón y Caín.

A medio camino de la travesía, donde los dos grupos se encuentren, se intercambian las llaves y así sólo hay que hacer doce kilómetros. Es un consuelo.

En las paredes verticales, hubo que construir taludes y túneles para permitir el paso a los seres humanos. Guiarte.com

En las paredes verticales, hubo que construir taludes y túneles para permitir el paso a los seres humanos. Guiarte.com

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